Cual es errónea Razones o Rasones?
La palabra correcta es Razones. Sin Embargo Rasones se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino rasones es que hay un Intercambio de las letras z;s con respecto la palabra correcta la palabra razones
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Razones en la RAE.
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Razones en la wikipedia.
Sinonimos de Razones.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Razones
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Reglas relacionadas con los errores de z;s
Las Reglas Ortográficas de la Z
Se escribe z y no c delante de a, o y u.
Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.
Ejemplos: pedazo, terraza
Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.
Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez
La X y la S
Las Reglas Ortográficas de la S
Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras z;s
Algunas Frases de libros en las que aparece razones
La palabra razones puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 644
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y soltó el par de razones, aconsejándole que dejase cuanto antes las tierras del tío Barret. ...
En la línea 707
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los guardas de las acequias y los atandadores encargados de establecer el turno en el riego formulaban sus denuncias, y comparecían los querellados a defenderse con razones. ...
En la línea 1482
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el gitano, apuradas Sus razones, que no eran pocas, apeló al supremo argumento: -Monote. ...
En la línea 2063
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el valentón apoyaba con razones su conducta. ...
En la línea 571
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Sin du da, Porthos tenía razones para no abandonar aquella parte esencial de su vestimenta, porque en lugar d e dejar ir el faldón que sostenía, tiró de él, de tal suerte que D'Artagnan se enrolló en el terciopelo con un movimiento de rotación que explica la resistencia del obstinado Porthos. ...
En la línea 6001
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Por dos razones. ...
En la línea 6175
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Os he dado mis razones. ...
En la línea 6578
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Capítulo XXXVIIEl secreto de MiladyD'Artagnan había salido del palacete en vez de subir inmediatamenl a la habitación de Ketty, pese a las instancias que le había hecho la joven, y esto por dos razones: la primera, porque de esta forma evitaba los reproches, las recriminaciones, l as súplicas; la segunda, porque no le importaba leer un poco en su pensamiento y, si era posible, en el de aquella mujer. ...
En la línea 52
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... El juzgado de bienes de difuntos y ausentes, institucion que conviene conservar y darla mejor forma, como despues se dirá por las razones que se espresarán en párrafo separado, es otro cargo que turna entre los majistrados de dos en dos años [4], y en este juzgado hay asuntos de importancia; pero que sea de mucho ó poco bulto su entidad, es lo cierto que en él existen muy retrasados, y que su curso es en estremo lento, por no observarse la ley que manda se señale cada semana un dia para ver estos pleitos [5]. ...
En la línea 86
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... o Que el tribunal superior ó audiencia territorial, que como se ha dicho, se compone de un rejente, cinco ministros y dos fiscales, se divida en dos salas, y se abra turno á los negocios, y con solo el aumento de subalternos está adoptada una de las medidas mas importantes para garantir y asegurar la propiedad y libertad individual conforme á la ley constitucional, que en todas instancias quiere y ordena sean diversos los jueces que fallan [11]; aunque mas provechoso fuera dotar aquella audiencia con dos salas de cuatro ministros en cada una, el rejente y dos fiscales por razones muy al alcance de todos, y ser la audiencia de mas estension de territorio, y la dotada con mas escasez de ministros. ...
En la línea 345
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Cada uno en su línea presentaría razones y datos estimables en informes de importancia y consideracion, y con muy poco ó ningun trabajo se encontraria el Gobierno con un cúmulo de noticias las mas seguras para no errar ni aventurar nada en tan interesante materia, y las provincias de Ultramar en esta solicitud del Gobierno, veria la mejor disposicion y deseos de labrar su felicidad por unos medios tan sencillos como los mas análogos para el acierto; pues de esa reunion ó consejo de personas escojidas para el caso, era imposible que viniesen otras proposiciones que las únicas y solas en su clase para perfeccionar la obra de su rejeneracion política, cual se necesita en el estado de ilustracion que tienen ya aquellos paises. ...
En la línea 350
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Todo se demostrará del modo mas sencillo y claro; y si las razones que se espresarán fuesen tales que fijando el verdadero punto de vista que debe tener la cuestion, aclarasen de un modo concluyente la desventaja del nuevo establecimiento de esa oficina, y conveniencia de que esa renta siga como hasta aqui y con solo la reforma mas precisa ó necesaria, y en su virtud asi se acordase, los ocurrentes se atreven á asegurar la gratitud de aquellos habitantes por tal disposicion, asi como el que sus trabajos en el caso quedarian con solo esto satisfechos. ...
En la línea 1448
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —No tenemos más remedio que pasar, por varias razones: primera, porque el camino atraviesa Jaraicejo; y segunda, porque necesitamos comprar provisiones para nosotros y las bestias; al otro lado de Jaraicejo hay un _despoblado_ donde no encontraríamos nada. ...
En la línea 1518
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No hay duda que tendrás muy buenas razones para venir aquí, porque, en otro caso, no habrías venido. ...
En la línea 3378
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Es cosa singular que Lugo, ciudad de muy escasa importancia en nuestros días, fuese en otros tiempos capital de España; tal ocurría en la época de los romanos, que, por ser un pueblo no muy dado a guiarse por el capricho, tendría, sin duda, razones muy valiosas para preferir esa localidad. ...
En la línea 3641
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... REY ROMERO.—Lo que es eso, lo creo: cuente usted con que ningún canónigo se comprometerá hasta ese punto sin razones muy fuertes para ello. ...
En la línea 101
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. ...
En la línea 103
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. ...
En la línea 166
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... El ventero, que vio a su huésped a sus pies y oyó semejantes razones, estaba confuso mirándole, sin saber qué hacerse ni decirle, y porfiaba con él que se levantase, y jamás quiso, hasta que le hubo de decir que él le otorgaba el don que le pedía. ...
En la línea 168
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... El ventero, que, como está dicho, era un poco socarrón y ya tenía algunos barruntos de la falta de juicio de su huésped, acabó de creerlo cuando acabó de oírle semejantes razones, y, por tener qué reír aquella noche, determinó de seguirle el humor; y así, le dijo que andaba muy acertado en lo que deseaba y pedía, y que tal prosupuesto era propio y natural de los caballeros tan principales como él parecía y como su gallarda presencia mostraba; y que él, ansimesmo, en los años de su mocedad, se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del mundo buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga, Islas de Riarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, Playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo y otras diversas partes, donde había ejercitado la ligereza de sus pies, sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos, recuestando muchas viudas, deshaciendo algunas doncellas y engañando a algunos pupilos, y, finalmente, dándose a conocer por cuantas audiencias y tribunales hay casi en toda España; y que, a lo último, se había venido a recoger a aquel su castillo, donde vivía con su hacienda y con las ajenas, recogiendo en él a todos los caballeros andantes, de cualquiera calidad y condición que fuesen, sólo por la mucha afición que les tenía y porque partiesen con él de sus haberes, en pago de su buen deseo. ...
En la línea 255
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Sus ojos no se apartaban un instante del horizonte, escudriñándolo con cuidado. Su imperturbable sangre fría acabó por parecerme una verdadera broma, y le pregunté por qué no nos volvíamos al fuerte. Su respuesta me intranquilizó un poco: «Volveremos, dijo, pero de modo que vayamos junto a un pantano; pondremos allí a galope a nuestros caballos y nos llevarán hasta donde puedan; después nos confiaremos a nuestras piernas; de este modo no hay peligro». Confieso que, no sintiéndome muy convencido, le apremié a caminar más deprisa. «No, me respondió, mientras ellos no aceleren el paso». Nos poníamos a galopar en cuanto una desigualdad del terreno nos ocultaba a los enemigos, pero cuando estábamos a la vista de ellos íbamos al paso. Por fin llegamos a un valle, y volviendo a la izquierda nos dirigimos rápidamente a galope tendido al pie de una colina; entonces me hizo tenerle el caballo, hizo acostarse a los perros y se adelantó arrastrándose a gatas para reconocer al pretenso enemigo. Permaneció algún tiempo en esa postura, y a la postre, riéndose a carcajadas, exclamó: «Mujeres!». Acababa de reconocer a la esposa y a la cuñada del hijo del mayor de la plaza, que iban buscando huevos de avestruz. He descrito la conducta de este hombre porque todos sus actos estaban dictados por el convencimiento de que teníamos indios al frente. Sin embargo, tan pronto como hubo descubierto su absurdo error, me dio un sin fin de buenas razones para probarme que no podían ser indios, razones que un momento antes había olvidado en absoluto. Entonces nos encaminamos sosegadamente a Punta Alta, 7 Voyage dans l'Ameiique meridionale, por M.A. D'Orbigny, part ...
En la línea 401
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... d'Orbigny lo ha hecho notar, el número de buitres ha debido acrecentarse de un modo inmenso desde la introducción de los animales domésticos; y he indicado con brevedad las razones que me hacen creer que han extendido muchísimo su residencia hacia el sur. Sin duda ninguna, también otras muchas plantas, además del hinojo y del cardo, se han aclimatado, prueba de ello, el número de duraznos y de naranjos que 8 AZARA. Viaje, tomo I, pág. 373. ...
En la línea 431
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Me detengo cinco días en Bajada y estudio la geología interesantísima de la comarca. Hay aquí, al pie de los cantiles, capas que contienen dientes de tiburón y conchas marinas de especies extintas; luego se pasa gradualmente a una marga dura y a la tierra arcillosa roja de las Pampas con sus concreciones calizas que contienen osamentas de cuadrúpedos terrestres. Este corte vertical indica claramente una gran bahía de agua salada pura, que poco a poco se ha convertido en un estuario fangoso en el cual eran acarreados por las aguas los cadáveres de los animales ahogados. En Punta Gorda (banda oriental) he visto que el sedimento de las Pampas alternaba con calizas que contienen algunas de las mismas conchas marinas extintas; lo cual prueba un cambio de dirección en las corrientes, o con más probabilidades, una oscilación en el nivel del fondo del antiguo estuario. El aspecto general de los sedimentos que forman las Pampas, su posición en la desembocadura del gran río de la Plata, la presencia de un número tan considerable de osamentas de cuadrúpedos terrestres: tales eran las principales razones en que me fundaba yo hasta hace poco para sostener que esos sedimentos se habían formado en un estuario. Pues bien, el profesor Ehrenberg ha tenido la bondad de examinar una muestra de la tierra roja que recogí en la parte inferior del sedimento, junto a los esqueletos de mastodonte: ha encontrado en ella varios infusorios pertenecientes en parte a especies de agua dulce, en parte a especies marinas; predominando un poco las primeras, deduce que el agua en que se formaron estos sedimentos debía de ser salobre. ...
En la línea 598
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El basalto es pura y simplemente lava que ha corrido bajo el mar; pero han debido producirse las erupciones en gran escala. En efecto, en el punto en que primero hemos observado esta formación tiene 120 pies de espesor. ¡Cuál no será el grueso de esta capa en la cordillera! No tengo ningún dato que me permita decirlo, pero la plataforma alcanza allí una altura aproximada de 3.000 pies sobre el nivel del mar. Por consiguiente, debemos buscar el origen de esta capa en las montañas de esta gran cadena; y bien dignos son de tal origen estos torrentes de lava que han corrido a una distancia de 100 millas sobre el lecho tan poco inclinado del mar. No hay más que echar una ojeada sobre los cantiles de basalto de los dos lados opuestos del valle para convencerse de que en otro tiempo no debieron ser más que un solo bloque. ¿Cuál es el agente que ha arrastrado a una distancia tan excesivamente larga una masa sólida de roca tan dura, y con un espesor de 300 pies y en una anchura que varía de poco menos de dos hasta cuatro millas? Por más que el río tenga tan poca potencia cuando se trata de acarrear fragmentos, aunque sean de poco volumen, hubiera podido ejercer en el transcurso de los tiempos una erosión gradual; efecto cuya importancia sería difícil de determinar. Pero en el caso que nos ocupa, además del poco alcance de un agente de esta naturaleza, podría darse una serie de excelentes razones para sostener que un brazo de mar ha atravesado en otras épocas este valle. Sería superfluo en esta obra detallar los argumentos que inducen a esta conclusión, sacados de la forma y de la naturaleza de los terrenos, que afectan la disposición de gigantescas escaleras y que ocupan los dos lados del valle; de la manera como el fondo de éste se extiende en una llanura en forma de bahía cerca de los Andes, llanura entrecortada por colinas de arena, y de algunas conchas marinas que se encuentran en el lecho del río. Si no tuviera limitado el espacio de que puedo disponer, demostraría que en otro tiempo atravesaba la América meridional en este punto un estrecho parecido al de Magallanes, y que, como éste, unía el océano Atlántico al océano Pacífico. Pero no por eso dejaremos de preguntar: ¿Cómo ha sido arrastrado el basalto sólido? Los antiguos geólogos hubieran llamado en su auxilio la acción violenta de alguna espantosa catástrofe; pero tan suposición, en este caso, sería inadmisible; porque las mismas mesetas dispuestas en gradas y llevando en su superficie conchas existentes en la actualidad, mesetas que bordean la larga extensión de las costas de la Patagonia, rodean también el valle del Santa Cruz. ...
En la línea 8161
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Le había oído decir con énfasis musical las décimas de La vida es sueño, le había admirado en El desdén con el desdén, declamando con soltura y gran meneo de brazos y piernas las sutiles razones que comienzan así: Y porque veáis que es error que haya en el mundo quien crea que el que quiere lisonjea, escuchad lo que es amor. ...
En la línea 8357
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ya sabe que no me tocaba hoy sentarme, pero me ha parecido preferible avisar a usted para esta tarde por razones que le explicará su atento amigo y servidor, FERMÍN DE PAS. ...
En la línea 8476
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Hay varias razones: don Víctor, que, según usted me ha dicho, no gusta de que usted frecuente la iglesia y menos de que madrugue para ello, se alarmará menos si usted va de tarde. ...
En la línea 8542
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El Magistral deja de mirar a las estrellas, acerca un poco su mecedora a la Regenta y prosigue: —Anita, aunque en el confesonario yo me atrevo a hablar a usted como un médico del alma, no sólo como sacerdote que ata y desata, por razones muy serias, que ya conoce usted; a pesar de que allí he llegado a conocer bastante aproximadamente a la realidad, lo que pasa por usted. ...
En la línea 853
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —No hizo con esto—dijo Claudio Borja—más que imitar a su amigo Fernando el Católico. Este se proporcionaba aliados en Europa casando a sus hijas, por razones políticas; sin consultar su voluntad ni preocuparse de su porvenir doméstico. La suerte de Juana la Loca y de Catalina de Aragón, mujer de Enrique Octavo de Inglaterra, prueban el mal éxito de una diplomacia sin entrañas. ...
En la línea 1025
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Muchas muertes originadas por el legendario veneno de los Borgias eran verdaderamente obra de la sífilis, atribuyéndose al mencionado tósigo el aspecto horrible que presentaban los atacados de dicha enfermedad. Y como ésta se cebaba con preferencia en los ricos y poderosos, el vulgo encontraba fáciles razones para suponerlos envenenados. ...
En la línea 1430
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Una de las razones de la vida nocturna de César y su aislamiento de la multitud, que le hacía ir enmascarado, era que así podía librarse más fácilmente de las tentativas de asesinato y envenenamiento urdidas contra él por los tiranuelos de Italia. Ninguno de éstos sentía limpia su conciencia.. Todos tenían en su historia uno o vanos homicidios por motivos políticos o privados. ...
En la línea 1439
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mujer de su época, respetuosa ante los crímenes de Estado, la convencía César fácilmente de sus razones para obrar así, en defensa propia, demostrando que su difunto esposo merecía la muerte que él le había hecho dar. La misma razón de Estado consiguió que Lucrecia aceptase, Fin oposición alguna un tercer matrimonio, el más brillante de todos, con el duque Alfonso de Este, soberano de Ferrara, uno de los mejores estados de Italia. ...
En la línea 1198
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Después abrió una cartera llena de papeles. Allí tenía almacenados todos los datos estadísticos sobre el costo de la alimentación del gigante. Leerlos equivalía a apoyar al gobierno, que solicitaba precisamente la destrucción del coloso por razones económicas. Pero el tribuno no estaba dispuesto a renunciar al regocijo que su lectura provocaría en el público; era duro para el privarse de un gran éxito de hilaridad, y empezó a dar a conocer los citados datos, confiando en sus habilidades oratorias, que le permitirían emplear después esta misma lectura como un arma contra los gobernantes. ...
En la línea 1646
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El egoísmo vital se había apoderado de el, borrando las tristezas sentimentales de poco antes. Ya no se acordaba de la dulce Popito ni de Ra-Ra, suicida por amor. Este pigmeo podía matarse, era dueño de su vida, y el no pensaba negarle el derecho a disponer de ella. Pero el Gentleman-Montaña no alcanzaba a comprender en virtud de que razones debía imitar al otro, solamente porque se parecían, como una persona se asemeja a un retrato suyo en miniatura. ...
En la línea 19
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Estas razones no convencían a Barbarita, que seguía con toda el alma fija en los peligros y escollos de la Babilonia parisiense, porque había oído contar horrores de lo que allí pasaba. Como que estaba infestada la gran ciudad de unas mujeronas muy guapas y elegantes que al pronto parecían duquesas, vestidas con los más bonitos y los más nuevos arreos de la moda. Mas cuando se las veía y oía de cerca, resultaban ser unas tiotas relajadas, comilonas, borrachas y ávidas de dinero, que desplumaban y resecaban al pobrecito que en sus garras caía. Contábale estas cosas el marqués de Casa-Muñoz que casi todos los veranos iba al extranjero. ...
En la línea 322
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A media noche, cuando se retiraron fatigados a su domicilio después de haber paseado por las calles y oído media Africana en el teatro de la Princesa, Jacinta sintió que de repente, sin saber cómo ni por qué, la picaba en el cerebro el gusanillo aquel, la idea perseguidora, la penita disfrazada de curiosidad. Juan se resistió a satisfacerla, alegando razones diversas. «No me marees, hija… Ya te he dicho que quiero olvidar eso… ». ...
En la línea 1195
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Púsose Jacinta muy contenga. Había realizado su antojo; ya tenía su juguete. Aquello podría ser muy bien una niñería; pero ella tenía sus razones para obrar así. El plan que concibió para presentar al Pituso a la familia e introducirlo en ella, revelaba cierta astucia. Pensó que nada debía decir por el pronto al Delfín. Depositaría su hallazgo en casa de su hermana Candelaria hasta ponerle presentable. Después diría que era un huerfanito abandonado en las calles, recogido por ella… ni una palabra referente a quién pudiera ser la mamá ni menos el papá de tal muñeco. Todo el toque estaba en observar la cara que pondría Juan al verle. ¿Diríale algo la voz misteriosa de la sangre? ¿Reconocería en las facciones del pobre niño las de… ? Al interés dramático de este lance sacrificaba Jacinta la conveniencia de los procedimientos propios de tal asunto. Imaginándose lo que iba a pasar, la turbación del infiel, el perdón suyo, y mil cosas y pormenores novelescos que barruntaba, producíase en su alma un goce semejante al del artista que crea o compone, y también un poco de venganza, tal y como en alma tan noble podía producirse esta pasión. ...
En la línea 1213
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Jacinta se echó la bata, y corrió a sentarse al borde del lecho de su marido. Pareciole que tenía algo de calentura. Lo peor era que sacaba los brazos y retiraba las mantas. Temerosa de que se enfriara, apuró todas las razones para sosegarle, y viendo que no podía ser, quitose la bata y se metió con él en la cama, dispuesta a pasar la noche abrigándole por fuerza como a los niños, y arrullándole para que se durmiera. Y la verdad fue que con esto se sosegó un tanto, porque le gustaban los mimos, y que se molestaran por él, y que le dieran tertulia cuando estaba desvelado. ¡Y cómo se hacía el nene, cuando su mujer, con deliciosa gentileza materna, le cogía entre sus brazos y le apretaba contra sí para agasajarle, prestándole su propio calor! No tardó Juan en aletargarse con la virtud de estos melindres. Jacinta no quitaba sus ojos de los ojos de él, observando con atención sostenida si se dormía, si murmuraba alguna queja, si sudaba. En esta situación oyó claramente la una, la una y media, las dos, cantadas por la campana de la Puerta del Sol con tan claro timbre, que parecían sonar dentro de la casa. En la alcoba había una luz dulce, colada por pantalla de porcelana. ...
En la línea 757
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Es evidente que están loco, y me repugna castigarte; pero si me provocas, lo haré. Tus palabras no pueden hacernos daño aquí, donde no hay oídos que escuchen tus locuras; sin embargo, bueno será que tu lengua se ejercite en hablar con cautela, para que no pueda perjudicamos cuándo cambiemos de paraje. He cometido un asesinato y no puedo permanecer en casa, ni tú tampoco, porque necesito tus servicios. Mi nombre ha cambiado por prudentes razones. Ahora es Hobbs, Juan Hobbs. Tú te llamas Jack. Procura conservarlo en la memoria. Dime, ¿dónde está tu madre? ¿Dónde tus hermanas? No han acudido al lugar donde las habíamos citado. ¿Sabes dónde han ido? ...
En la línea 1087
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Espera, espera, señor. Te ruego que esperes un poco. ¡El juez! Tiene con los bromistas tan poca compasión como un cadáver. Ven y seguiremos hablando. ¡Cuerpo de tal! Por lo visto estoy en un atolladero y todo por, una burla inocente y sin malicia. Señor, tengo familia y mi mujer y mis hijos… Atiende a razones, señor. ¿Qué quieres de mí? ...
En la línea 1213
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Pero gradualmente sus confusos y trastornados pensamientos se fueron ordenando, –y entonces su mente se concentró en Edith. Recapacitó sobre su proceder, y la examinó a todas luces, mas no pudo sacar nada en claro de ella. ¿Le conocía o no le conocía? Éste era un enigma insoluble, que le preocupó largo rato; mas, al fin, llegó a la convicción de que la dama le conocía y le había negado por razones interesadas. Ahora quería Hendon llenar su nombre de maldiciones; pero el nombre había sido tanto tiempo sagrado para él, que no podía inducir a su lengua a profanarlo. ...
En la línea 178
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Y en mi opinión, y por todas las razones precedentemente expuestas, ese animal pertenecía a la rama de los vertebrados, a la clase de los mamíferos, al grupo de los pisciformes, y, finalmente, al orden de los cetáceos. En cuanto a la familia en que se inscribiera, ballena, cachalote o delfín, en cuanto al género del que formara parte, en cuanto a la especie a que hubiera que adscribirle, era una cuestión a elucidar posteriormente. Para resolverla había que disecar a ese monstruo desconocido; para disecarlo, necesario era apoderarse de él; para apoderarse de él, había que arponearlo (lo que competía a Ned Land); para arponearlo, había que verlo (lo que correspondía a la tripulación), y para verlo había que encontrarlo (lo que incumbía al azar). ...
En la línea 551
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Señor profesor -replicó vivamente el comandante-, yo no soy lo que usted llama un hombre civilizado. He roto por completo con toda la sociedad, por razones que yo sólo tengo el derecho de apreciar. No obedezco a sus reglas, y le conjuro a usted que no las invoque nunca ante mí. ...
En la línea 1432
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sí, señor Aronnax, pero supongo que tiene usted serias razones para venir a verme, ¿no? ...
En la línea 2465
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El mar de los Sargazos, hablando propiamente, cubre toda la parte sumergida de la Atlántida. Algunos autores han llegado incluso a mantener que las espesas hierbas de las que está sembrado las ha arrancado de las praderas de ese antiguo continente. Es más probable, sin embargo, que esas masas herbáceas, algas y fucos, arrancadas de las orillas de Europa y América, hayan sido arrastradas hasta esa zona por el Gulf Stream. Ésa fue una de las razones que llevaron a Colón a suponer la existencia de un nuevo mundo. Cuando los navíos del audaz explorador llegaron al mar de los Sargazos, navegaron no sin dificultad en medio de estas hierbas que detenían su marcha, con gran espanto de las tripulaciones, y perdieron tres semanas en atravesarlas. ...
En la línea 660
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Una o dos mañanas más tarde se me ocurrió, al despertar, la feliz idea de que lo mejor para llegar a ser extraordinario era sonsacar a Biddy todo lo que ella supiera. Y a consecuencia de esta idea luminosa, cuando aquella tarde fui a casa de la tía abuela del señor Wopsle, dije a Biddy que tenía mis razones para emprender la vida por mi cuenta y que, por consiguiente, le agradecería mucho que me enseñase cuanto sabía. Biddy, que era una muchacha amabilísima, se manifestó dispuesta a complacerme, y a los cinco minutos empezó a cumplir su promesa. ...
En la línea 1147
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Biddy — le dije con alguna severidad —, tengo razones especiales para querer ser un caballero. ...
En la línea 1240
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... —A juzgar por los informes recogidos—dijo mirando alrededor mientras lo contemplábamos acobardados —, tengo razones para creer que entre ustedes hay un herrero llamado José, o Joe, o Gargery. ¿Quién es? —Soy yo — contestó Joe. ...
En la línea 1261
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Ya me lo figuro — dijo el abogado —. Ahora, señor Pip, debe usted tener en cuenta que el nombre de la persona que se convierte en su bienhechor ha de quedar absolutamente secreto, hasta que esta persona crea que ha llegado la ocasión de revelarlo. Tengo autorización de esta persona para comunicarle que ella misma se lo revelará directamente, de palabra. Ignoro cuándo o dónde lo hará, pues nadie puede decirlo. Posiblemente pueden pasar varios años. Además, sepa que se le prohíbe hacer ninguna indagación ni alusión o referencia acerca de esa persona, por velada que sea la insinuación, con objeto de averiguar la personalidad de su bienhechor, en cualquiera de las comunicaciones que usted pueda dirigirme. Si en su pecho abriga usted alguna sospecha o suposición, guárdesela para sí mismo. Nada importa cuáles puedan ser las razones de semejante prohibición. Tal vez sean de extremada gravedad o consistan solamente en un capricho. Usted no ha de tratar de averiguarlo. La condición es rigurosa. Ya le he dado cuenta de esta condición. La aceptación de ella y su observancia y obediencia es lo último que me ha encargado la persona que me ha dado sus instrucciones y hacia la cual no tengo otra responsabilidad. Esta persona es la misma a quien deberá usted su espléndido porvenir, y el secreto está solamente en posesión de ella misma y de mí. Nuevamente repito que no es muy difícil de cumplir la condición que le imponen para alcanzar este mejoramiento de fortuna; pero si tiene algún inconveniente en aceptarla, no tiene más que decirlo. Hable. Una vez más, tartamudeé con dificultad que no tenía nada que objetar. ...
En la línea 214
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Aún había otras razones para que Dunia no pudiera dejar la casa hasta seis semanas después. Ya conoces a Dunia, ya sabes que es una mujer inteligente y de carácter firme. Puede soportar las peores situaciones y encontrar en su ánimo la entereza necesaria para conservar la serenidad. Aunque nos escribíamos con frecuencia, ella no me había dicho nada de todo esto para no apenarme. El desenlace sobrevino inesperadamente. Marfa Petrovna sorprendió un día en el jardín, por pura casualidad, a su marido en el momento en que acosaba a Dunia, y lo interpretó todo al revés, achacando la culpa a tu hermana. A esto siguió una violenta escena en el mismo jardín. Marfa Petrovna llegó incluso a golpear a Dunia: no quiso escucharla y estuvo vociferando durante más de una hora. Al fin la envió a mi casa en una simple carreta, a la que fueron arrojados en desorden sus vestidos, su ropa blanca y todas sus cosas: ni siquiera le permitió hacer el equipaje. Para colmo de desdichas, en aquel momento empezó a diluviar, y Dunia, después de haber sufrido las más crueles afrentas, tuvo que recorrer diecisiete verstas en una carreta sin toldo y en compañía de un mujik. Dime ahora qué podía yo contestar a tu carta, qué podía contarte de esta historia. ...
En la línea 231
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Dunia está segura de que conseguirá lo que se propone, gracias a su influencia sobre su futuro esposo, influencia que no le cabe duda de que llegará a tener. Nos hemos guardado mucho de dejar traslucir nuestras esperanzas ante Piotr Petrovitch, sobre todo la de que llegues a ser su socio algún día. Es un hombre práctico y no le habría parecido nada bien lo que habría juzgado como un vano ensueño. Tampoco le hemos dicho ni una palabra de nuestra firme esperanza de que te ayude materialmente cuando estés en la universidad, y ello por dos razones. La primera es que a él mismo se le ocurrirá hacerlo, y lo hará del modo más sencillo, sin frases altisonantes. Sólo faltaría que hiciera un feo sobre esta cuestión a Dunetchka, y más aún teniendo en cuenta que tú puedes llegar a ser su colaborador, su brazo derecho, por decirlo así, y recibir esta ayuda no como una limosna, sino como un anticipo por tu trabajo. Así es como Dunetchka desea que se desarrolle este asunto, y yo comparto enteramente su parecer. ...
En la línea 233
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Ahora te voy a decir una cosa, mi querido Rodia. A mí me parece, por ciertas razones (que desde luego no tienen nada que ver con el carácter de Piotr Petrovitch y que tal vez son solamente caprichos de vieja), a mí me parece, repito, que lo mejor sería que, después del casamiento, yo siguiera viviendo sola en vez de instalarme en casa de ellos. Estoy completamente segura de que él tendrá la generosidad y la delicadeza de invitarme a no vivir separada de mi hija, y sé muy bien que, si todavía no ha dicho nada, es porque lo considera natural; pero yo no aceptaré. He observado en más de una ocasión que los yernos no suelen tener cariño a sus suegras, y yo no sólo no quiero ser una carga para nadie, sino que deseo vivir completamente libre mientras me queden algunos recursos y tenga hijos como Dunetchka y tú. ...
En la línea 234
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Procuraré vivir cerca de vosotros, pues aún tengo que decirte lo más agradable, Rodia. Precisamente por serlo lo he dejado para el final de la carta. Has de saber, querido hijo, que seguramente nos volveremos a reunir los tres muy pronto, y podremos abrazarnos tras una separación de tres años. Está completamente decidido que Dunia y yo nos traslademos a Petersburgo. No puedo decirte la fecha exacta de nuestra salida, pero puedo asegurarte que está muy próxima: tal vez no tardemos más de ocho días en partir. Todo depende de Piotr Petrovitch, que nos avisará cuando tenga casa. Por ciertas razones, desea que la boda se celebre cuanto antes, lo más tarde antes de la cuaresma de la Asunción. ...
En la línea 369
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Había decidido, no obstante lo temprano de la hora, ir a ver inmediatamente a Mr. Astley al Hotel de Inglaterra, cercano al nuestro, cuando de pronto apareció Des Grieux. Era algo que aún no había ocurrido nunca, pues aparte de todo, con aquel caballero, en los últimos tiempos, nos habíamos mantenido en las más distantes y frías relaciones. Lejos de disimular el desdén que sentía por mí, procuraba manifestarlo, y yo… yo tenía mis razones particulares para que no me fuese simpático. Su llegada me sorprendió mucho. Comprendí inmediatamente que algo le inquietaba. ...
En la línea 926
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Le estoy infinitamente reconocida, abuela, por el asilo que me ofrece —dijo Paulina—. Usted ha adivinado, en parte, mi situación. Le estoy tan agradecida que, créame, iré a reunirme con usted en breve plazo. Pero ahora hay razones graves… y no puedo decidirme así, de pronto. Si usted se quedase aunque no fuese más que dos semanas. ...
En la línea 910
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Ahora bien, el agente tenía buenas razones para echar pestes contra el infernal azar que lo perseguía. ¡No había mandamiento! Era evidente que éste corría tras de él y no podía alcanzarlo sino permaneciendo algunos días en la ciudad. Y como Hong Kong era la última tierra inglesa del trayecto, mister Fogg se le iba a escapar definitivamente si no lograba retenerlo. ...
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