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La palabra okupado
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Comó se escribe okupado o ocupado?

Cual es errónea Ocupado o Okupado?

La palabra correcta es Ocupado. Sin Embargo Okupado se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino okupado es que hay un Intercambio de las letras k;c con respecto la palabra correcta la palabra ocupado

Más información sobre la palabra Ocupado en internet

Ocupado en la RAE.
Ocupado en Word Reference.
Ocupado en la wikipedia.
Sinonimos de Ocupado.

Algunas Frases de libros en las que aparece ocupado

La palabra ocupado puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1299
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y los pobres animales en vano protestaban con tiernos balidos, pues no los oía el pastor, ocupado en relatar con fruición la agonía del último francés matado por él. ...

En la línea 1411
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¡Señor, que le engañasen sus presentimientos de madre dolorosa; que fuese sólo este sufrido animal el que se iba; que no se llevase sobre sus lomos al pobre chiquitín camino del Cielo, como en otros tiempos le llevaba por las sendas de la huerta agarrado a sus crines, a paso lento, para no derribarlo! Y el pobre Batiste, con el pensamiento ocupado por tantas desgracias, barajando en su imaginación el niño enfermo, el caballo muerto, el hijo descalabrado y la hija con su reconcentrado pesar, llegó a los arrabales de la ciudad y pasó el puente de Serranos. ...

En la línea 2165
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El comisario estaba sentado en la silla y se hallaba ocupado escri biendo algo sobre la mesa. ...

En la línea 5706
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Aramis, que tenía que terminar el tercer canto de su poema, se apre suraba como hombre muy ocupado. ...

En la línea 6341
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Y al hablarle, Athos miraba con atención el zafiro rodeado de dia mantes que había ocupado en el dedo de D'Artagnan el lugar del ani llo de la reina, cuidadosamente puesto en un escriño. ...

En la línea 7658
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Se hizo un instante de silencio que probaba que el cardenal estaba ocupado en buscar los términos en que debía escribirse el billete, o in cluso si debía escribirlo. ...

En la línea 3388
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... De pronto se abrió la puerta del aposento ocupado por los forasteros, y salió toda la familia, con excepción del padre, quien, supuse yo, debía de estar fuera ocupado en sus asuntos. ...

En la línea 3388
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... De pronto se abrió la puerta del aposento ocupado por los forasteros, y salió toda la familia, con excepción del padre, quien, supuse yo, debía de estar fuera ocupado en sus asuntos. ...

En la línea 4122
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Al llegar a la casa donde teníamos nuestro pasajero albergue, hallamos ocupado el portal por unos cuantos hombres, echados algunos en el suelo y bebiendo vino en unas pequeñas vasijas de barro muy usadas en aquella parte de Galicia. ...

En la línea 5059
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Sin embargo, no perdí ni un momento la confianza en el Todopoderoso, en cuyo servicio estaba yo ocupado. ...

En la línea 1792
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Los cuales, así como acabaron de conocer a Sancho Panza y a Rocinante, deseosos de saber de don Quijote, se fueron a él; y el cura le llamó por su nombre, diciéndole: -Amigo Sancho Panza, ¿adónde queda vuestro amo? Conociólos luego Sancho Panza, y determinó de encubrir el lugar y la suerte donde y como su amo quedaba; y así, les respondió que su amo quedaba ocupado en cierta parte y en cierta cosa que le era de mucha importancia, la cual él no podía descubrir, por los ojos que en la cara tenía. ...

En la línea 2726
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Teníala el caballero fuertemente asida por las espaldas, y, por estar tan ocupado en tenerla, no pudo acudir a alzarse el embozo, que se le caía, como, en efeto, se le cayó del todo; y, alzando los ojos Dorotea, que abrazada con la señora estaba, vio que el que abrazada ansimesmo la tenía era su esposo don Fernando; y, apenas le hubo conocido, cuando, arrojando de lo íntimo de sus entrañas un luengo y tristísimo ''¡ay!'', se dejó caer de espaldas desmayada; y, a no hallarse allí junto el barbero, que la recogió en los brazos, ella diera consigo en el suelo. ...

En la línea 4554
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... En lo que se detuvo don Quijote en que Sancho subiese en el alcornoque, tomó el de los Espejos del campo lo que le pareció necesario; y, creyendo que lo mismo habría hecho don Quijote, sin esperar son de trompeta ni otra señal que los avisase, volvió las riendas a su caballo -que no era más ligero ni de mejor parecer que Rocinante-, y, a todo su correr, que era un mediano trote, iba a encontrar a su enemigo; pero, viéndole ocupado en la subida de Sancho, detuvo las riendas y paróse en la mitad de la carrera, de lo que el caballo quedó agradecidísimo, a causa que ya no podía moverse. ...

En la línea 4556
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... En esta buena sazón y coyuntura halló don Quijote a su contrario embarazado con su caballo y ocupado con su lanza, que nunca, o no acertó, o no tuvo lugar de ponerla en ristre. ...

En la línea 142
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El tercer día seguimos una dirección bastante irregular, pues estaba yo ocupado en examinar algunas capas de mármol. Vimos muchos avestruces (Struthio rhea) en las hermosas llanuras de césped. Algunas bandadas eran hasta de veinte o treinta individuos. Cuando estos avestruces se colocan en una pequeña eminencia y su contorno se destaca sobre el cielo, forman un espectáculo muy bonito. Nunca he encontrado en ninguna otra parte del país avestruces tan domesticados; os dejan aproximaros hasta muy cerca de ellos, pero entonces extienden las alas, huyen, y bien pronto os dejan atrás, cualquiera que fuere la velocidad de vuestros caballos. ...

En la línea 217
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... He aquí un pequeño mundo adaptado a esos lagos de salmuera que se encuentran tierra adentro. Dícese que un crustáceo muy pequeño (Cáncer salinas) habita en infinito número en las salinas de Lymington; pero sólo en las hondonadas donde por efecto de la evaporación, el líquido ha adquirido ya una densidad muy grande, como un cuarto de libra inglesa de sal por cada medio litro de agua4. ¡Sí, sin duda, puede afirmarse que todas las partes del mundo son habitables! Lagos de agua salobre, lagos subterráneos ocultos en las laderas de las montañas volcánicas, fuentes minerales de agua caliente, profundidades del océano, regiones superiores de la atmósfera, hasta una superficie de las nieves perpetuas: ¡en todas partes hay seres organizados! Al norte del río Negro, entre este río y el país habitado cerca de Buenos Aires, los españoles no poseen más que un pequeño establecimiento, recién fundado, en Bahía Blanca. En línea recta, hay cerca de 500 millas inglesas (800 kilómetros) del río Negro a Buenos Aires. Las tribus nómadas de indios, que usan caballo y siempre han ocupado la mayor parte de este país, atacan últimamente a cada instante las estancias aisladas; por eso el gobierno de Buenos Aires organizó hace algún tiempo, para exterminarlas, un ejército al mando del general Rosas. ...

En la línea 241
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... En la conversación el general Rosas es entusiasta, pero a la vez está lleno de buen sentido y de gravedad, llevada esta última hasta el exceso. Uno de sus bufones (tiene dos junto a su persona, como los señores feudales) me contó con este motivo la anécdota siguiente: «Un día deseaba oír yo cierta pieza de música y fui dos o tres veces en busca del general para pedirle que mandase tocarla. La primera vez me respondió: - Déjame en paz, estoy ocupado. - Fui a buscarle por segunda vez y me dijo: - Como vuelvas de nuevo, hago que te castiguen. -Volví por tercera vez y echóse a reír. Me escapé de su tienda, pero era demasiado tarde; ordenó a dos soldados que me cogiesen y me atasen a cuatro postes. Pedí perdón invocando a todos los santos de la corte celestial, pero no quiso perdonarme; cuando el general se ríe, no perdona a nadie». El pobre diablo aún ponía una cara angustiosa al recordar los postes. En efecto, es un suplicio muy doloroso: clávanse cuatro pilotes en el suelo, de los cuales se suspende horizontalmente al hombre por las muñecas y por los tobillos, y allí se le deja estirarse durante algunas horas. Evidentemente, la idea de este suplicio se ha tomado del método que se emplea para secar las pieles. Mi entrevista con el general terminó sin que se sonriese ni una sola vez; y obtuve de él un pasaporte y un permiso para valerme de los caballos de posta del gobierno, documentos que me dio de la manera más servicial. ...

En la línea 247
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Bahía Blanca apenas merece el nombre de pueblo. Un foso profundo y una muralla fortificada rodean a algunas casas y a los cuarteles de tropas. Ese establecimiento es muy reciente (1828), y desde que existe ha reinado siempre la guerra en las cercanías. El gobierno de Buenos Aires ha ocupado injustamente esos terrenos por medio de la fuerza, en lugar de seguir el prudente ejemplo de los virreyes españoles que habían comprado a los indios las tierras colindantes con el establecimiento más antiguo del río Negro. De ahí la necesidad absoluta de las fortificaciones; de ahí también el pequeño número de casas y la breve extensión de los terrenos cultivados extramuros; los mismos ganados no están al abrigo de los ataques de los indios más allá de los límites de la llanura en la cual se encuentra la fortaleza. ...

En la línea 8959
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Mientras pensaba en el marido abstracto todo iba bien; sabía ella que su deber era amarle, cuidarle, obedecerle; pero se presentaba el señor Quintanar con el lazo de la corbata de seda negra torcido, junto a una oreja; vivaracho, inquieto, lleno de pensamientos insignificantes, ocupado en cualquier cosa baladí, tomando con todo el calor natural lo más mezquino y digno de olvido, y ella sin poder remediarlo, y con más fuerza por causa del disimulo, sentía un rencor sordo, irracional, pero invencible por el momento, y culpaba al universo entero del absurdo de estar unida para siempre con semejante hombre. ...

En la línea 16021
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... que estoy ocupado. ...

En la línea 1262
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Soñaba César con ocupar el trono de Nápoles por herencia. Todos los Borgias se consideraban con derecho a dicho reino, creado por Alfonso el Magnánimo, el amigo de Calixto III, y ocupado por los descendientes de un bastardo valenciano, del que había sido maestro y protector dicho personaje antes de verse Pontífice. ...

En la línea 1657
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Como si aguzase sus sentidos esta convergencia general hacia el lugar ocupado por su persona, empezó a percatarse de que algo húmedo iba deslizándose a lo largo de su pierna brotando de la contusión producida por la pedrada caliente. Era sangre que manaba de un orificio repentinamente abierto en su pantalón, más abajo de la cadera derecha. ...

En la línea 186
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En esta nueva postura Gillespie pudo ver mejor a la muchedumbre. Sus ojos se habían acostumbrado a distinguir los sexos de esta humanidad de dimensiones reducidas, completamente distinta a la del resto de la tierra. Los soldados; los personajes universitarios, mudos hasta entonces, pero que se habían ocupado en adormecerle y registrarle; los empleados, los obreros, todos los que se movían dando órdenes o trabajando en torno de el, llevaban pantalones y eran mujeres. ...

En la línea 291
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Se fue tranquilizando al notar que las damas solo se fijaban en el fondo del patio, ocupado únicamente por las mujeres. Los guerreros de la Guardia, siempre con una mano en la empuñadura de la espada y acariciándose con la otra sus rizosas melenas, miraban a lo alto, sonriendo a las señoritas, emocionadas bajo sus guirnaldas de flores y sus velos. Algunas de ellas, que ya se consideraban en edad de matrimonio por haberles apuntado la barba, contestaban a estas miradas con guiños, que equivalían a frases amorosas, evitando el ser vistas por las ceñudas matronas sentadas a su lado. Este espectáculo frívolo, que un día antes habría sido despreciado por Flimnap, le emocionaba ahora con honda sensación de ternura. ...

En la línea 681
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El profesor Flimnap corrió a colocar en el centro de la mesa un sillón, que era el mismo que el había ocupado al dar al gigante su lección de Historia. El alto personaje se sentó en el, teniendo a un lado al obsequioso traductor. Todo el cortejo universitario permaneció detrás, rígido y en profundo silencio, esperando que sonase la voz autorizada del maestro de los maestros. Hasta los doctores revoltosos cesaron en sus risas juveniles y sus atrevidos comentarios al sentarse Momaren. ...

En la línea 708
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero el gigante olvidó tales pensamientos, atraído por una nueva evolución de Ra-Ra. Retrocedía ahora con lentitud hacia un extremo de la mesa ocupado únicamente por gentes de baja condición: atletas de los que manejaban la maquina monta-platos. Un doctor se fue despegando lentamente del grupo que había precedido a la litera de Momaren y pareció seguir de espaldas, fingiéndose distraído, la retirada de Ra-Ra. ...

En la línea 895
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Ido y su mujer se deshacían en cumplidos y fueron escoltando a las señoras hasta la puerta de la calle. En la calle de Toledo tomaron ellas un simón para ganar tiempo, y el bendito Ido se fue a cumplir el encargo que la fundadora le había hecho. No era una misión delicada ciertamente, como él deseara; pero el principio de caridad que entrañaba aquel acto lo trocaba de vulgar en sublime. Toda la santa tarde estuvo mi hombre ocupado en el transporte de los ladrillos, y tuvo la satisfacción de que ni uno solo de los setenta se le rompiera por el camino. El contento que inundaba su alma le quitaba el cansancio, y provenía su gozo casi exclusivamente de que Jacinta, en aquel ratito en que le llevó aparte, le había dado un duro. No puso él la moneda en el bolsillo de su chaleco, donde la habría descubierto Nicanora, sino en la cintura, muy bien escondida en una faja que usaba pegada a la carne para abrigarse la boca del estómago. Porque conviene fijar bien las cosas… aquel duro, dado aparte, lejos de las miradas famélicas del resto de la familia, era exclusivamente para él. Tal había sido la intención de la señorita, y D. José habría creído ofender a su bienhechora interpretándola de otro modo. Guardaría, pues, su tesoro, y se valdría de todas las trazas de su ingenio para defenderlo de las miradas y de las uñas de Nicanora… porque si esta lo descubría, ¡Santo Cristo de los Guardias… ! ...

En la línea 2389
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Fortunata y ella, una vez que se conocieron, no tardaron en referirse sus respectivas historias. La que ya conocemos salió descarnada; pero Manolita adornó la suya tanto y de tal modo la quiso hacer patética, que no la conocería nadie. Según su relato, no había pecado, todo había sido pura equivocación; pero su marido, que era muy bruto y tenía la culpa, sí, él tenía la culpa, de las equivocaciones, o si se quiere, malas tentaciones de ella, la había metido allí sin andarse con rodeos. Como aquella señora había ocupado una regular posición, contaba con embeleso cosas del mundo y sus pompas, de los saraos a que asistía, de los muchos y buenos vestidos que usaba. Porque su marido era comerciante de novedades, hombre inferior a ella por el nacimiento; como que su papá era oficial primero de la Dirección de la Deuda. Oyendo estas ponderaciones orgullosas, Fortunata se echaba a pensar qué cosa tan empingorotada sería aquel destino del papá de su amiga. ...

En la línea 4199
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A nada de esto atendía Fortunata, por tener el pensamiento enteramente ocupado con aquella idea de visitar el asilo de doña Guillermina. De allí sacaría el huerfanito que quería prohijar. Pues digo… si estaba todavía en el establecimiento aquel mismo nene que su tío Pepe Izquierdo quiso venderle a Jacinta, ¡qué ocasión, Cristo!, ¡qué golpe! Que vieran, sí, que vieran cómo también ella… ...

En la línea 5053
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Salió Estupiñá como si Mercurio le hubiera prestado sus alados borceguíes, y a poco entró el doméstico, a quien su amo tenía también ocupado en la busca de ciertos encargos. Tom se había aficionado mucho a los toros; no perdía corrida, y entre sus amigos contaba a varias eminencias del arte del cuerno. Por esto le dio Moreno el encargo de buscarle alguna moña, de las que guardan los aficionados como veneradas reliquias, y convenía que tuviesen manchas de sangre y muchos pisotones, con señales de la trágica brega. Muy desconsolado entró el inglés, diciendo que no encontraba moñas ni aun ofreciendo por ellas un ojo de la cara. ...

En la línea 113
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Dejé a Conseil ocupado en instalar convenientemente nuestras maletas y subí al puente para seguir los preparativos de partida. ...

En la línea 1562
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Hacia las dos de la tarde me hallaba en el salón, ocupado en clasificar mis notas, cuando apareció el capitán. A mi saludo respondió con una inclinación casi impercetible, sin dirigirme la palabra. Volví a mi trabajo, esperando que me diera quizá alguna explicación sobre los acontecimientos de la noche anterior, pero no me dijo nada. Le miré. Su rostro denunciaba la fatiga, sus ojos enrojecidos no habían sido refrescados por el sueño. Toda su fisonomía expresaba una profunda tristeza, un sentimiento de pesadumbre real. Iba y venía, se sentaba y se incorporaba, tomaba un libro al azar para dejarlo en seguida, consultaba sus instrumentos sin tomar notas como solía, y parecía no poder estar quieto ni un instante. ...

En la línea 2243
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Conseil se había ocupado más particularmente de observar los moluscos y los articulados, y aunque su nomenclatura sea un poco árida, no quiero ofender al buen muchacho omitiendo sus observaciones personales. ...

En la línea 3223
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Estoy ocupado, señor, estoy trabajando. La libertad que le dejo a usted de aislarse, ¿no existe para mí? ...

En la línea 861
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... El joven caballero pálido desapareció muy pronto, para reaparecer a mi lado. Sin duda alguna, cuando lo vi por primera vez estaba ocupado en sus libros, porque en cuanto estuvo a mi lado pude observar que llevaba algunas manchas de tinta. ...

En la línea 1307
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Mi hermana estaba en su sillón lleno de almohadones y en el rincón acostumbrado, y en cuanto a Biddy, estaba sentada, ocupada en su labor y ante el fuego. Joe se hallaba cerca de la joven, y yo junto a él, en el rincón opuesto al ocupado por mi hermana. Cuanto más miraba a los brillantes carbones, más incapaz me sentía de mirar a Joe; y cuanto más duraba el silencio, menos capaz me sentía de hablar. Por fin exclamé: ...

En la línea 1439
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Tan amansado quedé por aquellas lágrimas y por su repetición durante el trayecto, que cuando estuve en el coche y desapareció a lo lejos la ciudad, pensé, con el corazón dolorido, en si haría bien bajando cuando cambiaran los caballos, a fin de retroceder al pueblo y pasar otra noche en casa, para poder despedirme mejor de los míos. Cuando vino el relevo aún no estaba decidido, pero me dije, para consolarme, que aún podría esperar al relevo siguiente para volver al pueblo. Y mientras estaba ocupado con estas dudas, podía imaginarme a Joe en cualquier hombre que cruzase por nuestro lado. Entonces mi corazón latía apresurado. ¡Ojalá hubiese sido él! ...

En la línea 1565
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - Prometido - explicó ocupado aún con la fruta -. ¿No se llama así? ¿No es ésta la palabra? ...

En la línea 246
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «La cosa no puede estar más clara ‑pensaba, sonriendo con aire triunfal y malicioso, como si estuviese seguro de su éxito‑. No, mamá; no, Dunia; no conseguiréis engañarme… Y todavía se disculpan de haber decidido la cosa por su propia cuenta y sin pedirme consejo. ¡Claro que no me lo han pedido! Creen que es demasiado tarde para romper el compromiso. Ya veremos si se puede romper o no. ¡Buen pretexto alegan! Piotr Petrovitch está siempre tan ocupado, que sólo puede casarse a toda velocidad, como un ferrocarril en marcha. No, Dunetchka, lo veo todo claro; sé muy bien qué cosas son esas que me tienes que decir, y también lo que pensabas aquella noche en que ibas y venias por la habitación, y lo que confiaste, arrodillada ante la imagen que siempre ha estado en el dormitorio de mamá: la de la Virgen de Kazán. La subida del Gólgota es dura, muy dura… Decís que el asunto está definitivamente concertado. Tú, Avdotia Romanovna, has decidido casarte con un hombre de negocios, un hombre práctico que posee cierto capital (que ha amasado ya cierta fortuna: esto suena mejor e impone más respeto). Trabaja en dos departamentos del Estado y comparte las ideas de las nuevas generaciones (como dice mamá), y, según Dunetchka, parece un hombre bueno. Este 'parece' es lo mejor: Dunetchka se casa impulsada por esta simple apariencia. ¡Magnifico, verdaderamente magnifico! ...

En la línea 881
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Se inclinó sobre la piedra, la cogió con ambas manos por la parte de arriba, reunió todas sus fuerzas y consiguió darle la vuelta. En el suelo apareció una cavidad. Raskolnikof vació en ella todo lo que llevaba en los bolsillos. La bolsita fue lo último que depositó. Sólo el fondo de la cavidad quedó ocupado. Volvió a rodar la piedra y ésta quedó en el sitio donde antes estaba. Ahora sobresalía un poco más; pero Raskolnikof arrastró hasta ella un poco de tierra con el pie y todo quedó como si no se hubiera tocado. ...

En la línea 1592
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Raskolnikof se levantó y pasó a la habitación contigua, aquella en donde había estado el arca, la cama y la cómoda. Sin muebles le pareció ridículamente pequeña. El papel de las paredes era el mismo. En un rincón se veía el lugar ocupado anteriormente por las imágenes santas. Después de echar una ojeada por toda la pieza, volvió a la ventana. El obrero de más edad se quedó mirándole. ...

En la línea 2196
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Al entrar Sonia, Rasumikhine, que ocupaba una de las tres sillas que había en la habitación, se había levantado para dejarla pasar. Raskolnikof había empezado por indicar a la joven el extremo del diván que Zosimof había ocupado hacía un momento, pero al pensar en el carácter íntimo de este mueble que le servía de lecho cambió de opinión y ofreció a Sonia la silla de Rasumikhine. ...

En la línea 104
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Había entonces en D. una buena posada que, según la muestra, se titulaba 'La Cruz de Colbas', y hacia ella se encaminó el hombre. Entró en la cocina; todos los hornos estaban encendidos y un gran fuego ardía alegremente en la chimenea. El posadero estaba muy ocupado en vigilar la excelente comida destinada a unos carreteros, a quienes se oía hablar y reír ruidosamente en la pieza inmediata. Al oír abrirse la puerta preguntó sin apartar la vista de sus cacerolas: ...

En la línea 310
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Jean Valjean hablaba poco y no reía nunca. Era necesaria una emoción fuertísima para arrancarle, una o dos veces al año, esa lúgubre risa del forzado que es como el eco de una risa satánica. Parecía estar ocupado siempre en contemplar algo terrible. ...

En la línea 972
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Magdalena había vuelto a su sillón y a sus papeles y los hojeaba tranquilamente, como un hombre muy ocupado. ...

En la línea 84
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Buck cavó su nido bajo la protección de la roca. Tan cómodo y tibio estaba que lo abandonó de mala gana cuando François se puso a distribuir el pescado que previamente había descongelado en el fuego. Y cuando consumió su ración y volvió a su refugio se encontró con que estaba ocupado. Un gruñido de advertencia le dijo que el intruso era Spitz. Hasta entonces, Buck había evitado los problemas con su enemigo, pero aquello era demasiado. La bestia que había en su interior rugió. Se abalanzó sobre Spitz con una furia que sorprendió a ambos, y especialmente a Spitz, ya que su experiencia con Buck le había metido en la cabeza que su contrincante era un perro excepcionalmente tímido, que sólo conseguía hacerse respetar gracias a su gran peso y tamaño. ...

En la línea 131
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Mientras Perrault empacaba el equipo de acampada y cargaba el trineo, François colocaba los arneses a los animales. Buck se dirigió trotando al lugar de líder que hubiera ocupado Spitz; pero François, sin prestarle atención, llevó a Sol-leks a la codiciada posición. A su juicio, era el mejor perro guía que quedaba. Buck saltó furioso sobre Sol-leks, obligándolo a retirarse y ocupando su lugar. ...

En la línea 158
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Cuando llegaban a Cassiar Bar, Dave estaba tan débil que hizo el trayecto cayéndose varias veces. El mestizo escocés decidió acabar con aquello, así que lo sacó del tiro y puso a Sol-leks en su lugar. Quería que Dave se tomase un descanso corriendo con libertad detrás del trineo. Pero aún enfermo como estaba, Dave no podía tolerar la exclusión; rezongó con gruñidos mientras lo desenganchaban y se puso a gemir desconsolado al ver a Solleks en el puesto que él había ocupado con eficacia durante tanto tiempo. Porque sentía el orgullo del camino y del arnés, y ni mortalmente enfermo podía soportar que otro perro ocupara su sitio. ...

En la línea 545
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El ruido discordante de las voces e instrumentos se acercaba. Unos cantos monótonos se mezclaban con el toque de tambores y timbales. Pronto apareció bajo los árboles la cabeza de la procesión, a unos cincuenta pasos del puesto ocupado por mister Fogg y sus compañeros. Distinguían con facilidad al través de las ramas el curioso personal de aquella ceremonia religiosa. ...

En la línea 682
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Algunos instantes después, Phileas Fogg, sir Francis Cromariy y Picaporte, instalados en un confortable vagón, ctiyo mejor asiento iba ocupado por Aouida, corrían a todo vapor hacia Benarés. ...

En la línea 1306
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El piso bajo del hotel estaba ocupado por un inmenso bar especie de 'buffet', abierto 'gratis' para todo transeunte. Cecina, sopa de ostras, galletas y Chester, todo esto se despachaba allí, sin que el consumídor tuviese que aflojar el bolsillo. Sólo pagaba la bebida, ale, oporto o jerez, si tenía el capricho de beber; esto pareció muy americano a Picaporte. ...

En la línea 1364
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El vagón ocupado por Phileas Fogg era una especie de ómnibus largo, que descansaba sobre dos juegos de cuatro ruedas cada uno, cuya movilidad permite salvar las curvas de pequeño radio. En el interior no había compartimentos, sino dos filas de asientos dispuestos a cada lado, perpendicularmente al eje, y entre los cuales estaba reservado un paso que conducía a los gabinetes de tocador y otros, con que cada vagón va provisto. En toda la longitud del tren, los coches comunicaban entre sí por unos puentecillos, y los viajeros podían circular de uno a otro extremo del convoy, que ponía a su disposición vagones cafés. No faltaban mas que vagonesteatros, pero algún día los habrá. ...


El Español es una gran familia


Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras k;c

Reglas relacionadas con los errores de k;c

Las Reglas Ortográficas de la K

Regla 1.- K La letra K es muy escasa en castellano y solo aparece dos tipos de palabras, en los vocablos con prefijo de kilo-

Ejemplos: kilómetro kilogramo kilotón kilohertzio ...

Regla 2.- K La otra fuente de palabras que usan k son los prestamos linguisticos de otros idiomas como

por ejemplo en káiser kárate kurdo

Regla 3.- K En general el sonido K (de queso o camino) se transcribe con c ante las vocales 'a', 'o', 'u' y con qu ante 'e' o 'i'

carne coche cuello queso quince


la Ortografía es divertida

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