Las palabras Majistrado y Magistrado son ambas correctas
Las dos palabras majistrado y magistrado aparecen en diversos libros de la literatura castellana y por tanto ambas palabras están admitidas en el castellano
Majistrado puede ser confundida con magistrado ya que es una es una variación en las letras j;g

la Ortografía es divertida
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magistrado en la RAE
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majistrado en Word Reference
magistrado en Word Reference
Sinonimos de Magistrado
Sinonimos de majistrado
una forma de saber si se escribe magistrado o majistrado es por su uso en las frases de libros famosos
Algunas Frases de libros en las que aparece magistrado
La palabra magistrado puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2128
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Aquel señor era Quintanar; el magistrado. ...
En la línea 2132
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Es un magistrado —les había dicho Crespo un día —; un aragonés muy cabal, valiente, gran cazador, muy pundonoroso y gran aficionado de comedias; representa como Carlos Latorre. ...
En la línea 2135
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Una tarde Crespo, enterado de que la niña ya sabía algo, sin encomendarse a Dios ni al diablo, detuvo a las de Ozores en la carretera de Castilla y les presentó al señor don Víctor Quintanar, magistrado. ...
En la línea 2157
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Mire usted, don Víctor —le decía a su amigo —esa niña merece un rey, y por lo menos un magistrado que pronto será Regente, como usted, v. ...
En la línea 3211
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No le ofrezco café ‑prosiguió el infatigable Porfirio- porque el lugar no me parece adecuado… El servicio le llena a uno de obligaciones… Pero podemos pasar cinco minutos en amistosa compañía y distraernos un poco… No se moleste, mi querido amigo, por mi continuo ir y venir. Excúseme. Temo enojarle, pero necesito a toda costa el ejercicio. Me paso el día sentado, y es un gran bien para mí poder pasear durante cinco minutos… Mis hemorroides, ¿sabe usted… ? Tengo el propósito de someterme a un tratamiento gimnástico. Se dice que consejeros de Estado e incluso consejeros privados no se avergüenzan de saltar a la comba. He aquí hasta dónde ha llegado la ciencia en nuestros días… En cuanto a las obligaciones de mi cargo, a los interrogatorios y todo ese formulismo del que usted me ha hablado hace un momento, le diré, mi querido Rodion Romanovitch, que a veces desconciertan más al magistrado que al declarante. Usted acaba de observarlo con tanta razón como agudeza. ‑Raskolnikof no había hecho ninguna observación de esta índole‑. Uno se confunde. ¿Cómo no se ha de confundir, con los procedimientos que se siguen y que son siempre los mismos? Se nos han prometido reformas, pero ya verá como no cambian más que los términos. ¡Je, je, je! En lo que concierne a nuestras costumbres jurídicas, estoy plenamente de acuerdo con sus sutiles observaciones… Ningún acusado, ni siquiera el mujik más obtuso, puede ignorar que, al empezar nuestro interrogatorio, trataremos de ahuyentar su desconfianza (según su feliz expresión), a fin de asestarle seguidamente un hachazo en pleno cráneo (para utilizar su ingeniosa metáfora). ¡Je, je, je… ! ¿De modo que usted creía que yo hablaba de mi casa pagada por el Estado para… ? Verdaderamente, es usted un hombre irónico… No, no; no volveré a este asunto… Pero sí, pues las ideas se asocian y unas palabras llevan a otras palabras. Usted ha mencionado el interrogatorio según las normas legales. Pero ¿qué importan estas normas, que en más de un caso resultan sencillamente absurdas? A veces, una simple charla amistosa da mejores resultados. Estas normas no desaparecerán nunca, se lo digo para su tranquilidad; pero ¿qué son las normas, le pregunto yo? El juez de instrucción jamás debe dejarse maniatar por ellas. La misión del magistrado que interroga a un declarante es, dentro de su género, un arte, o algo parecido. ¡Je, je, je! ...
En la línea 3379
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero ¿hasta qué punto estaba en peligro? La situación empezaba a aclararse. No pudo evitar un estremecimiento de inquietud al recordar la escena que se había desarrollado entre Porfirio y él. Claro que no podía prever las intenciones del juez de instrucción ni adivinar sus pensamientos, pero lo que había sacado en claro le permitía comprender el peligro que había corrido. Poco le había faltado para perderse irremisiblemente. El temible magistrado, que conocía la irritabilidad de su carácter enfermizo, se había lanzado a fondo, demasiado audazmente tal vez, pero casi sin riesgo. Sin duda, él, Raskolnikof, se había comprometido desde el primer momento, pero las imprudencias cometidas no constituían pruebas contra él, y toda su conducta tenía un valor muy relativo. ...
En la línea 4170
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Usted se estará preguntando también por qué no he venido a registrar su casa. Pues sepa usted que vine. ¡Je, je, je! Usted estaba enfermo, acostado en su diván. No vine como magistrado, es decir, oficialmente, pero vine. Esta habitación fue registrada a fondo cuanto tuve la primera sospecha. Me dije: 'Ahora este hombre vendrá a verme, vendrá a mi casa, y no tardará mucho. Si es culpable, vendrá. Otro no lo haría, pero él sí.' ¿Se acuerda usted de la palabrería de Rasumikhine? La provocamos nosotros para asustarle a usted: le pusimos al corriente de nuestras conjeturas, seguros de que vendría a contárselo a usted, pues Rasumikhine no es hombre que pueda disimular su indignación. ...
En la línea 4188
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Raskolnikof, con los codos en la mesa, se revolvía el cabello con las manos. Porfirio Petrovitch esperaba sin dar la menor muestra de impaciencia. De pronto, el joven dirigió al magistrado una mirada despectiva. ...
En la línea 929
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - ¿Y quién es el magistrado agraviado? ...
En la línea 1091
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... El magistrado de la audiencia que presidía el tribuna de Arras conocía, como todo el mundo, aquel nombre profunda y universalmente respetado, y dio orden al portero de que lo hiciera pasar. ...
Para saber como se escribe majistrado o magistrado puedes comparar la frecuencia de aparición ambas en el castellano.
Estadisticas de la palabra majistrado
La palabra majistrado no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE
Estadisticas de la palabra magistrado
Magistrado es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 4997 según la RAE.
Magistrado tienen una frecuencia media de 18.12 veces en cada libro en castellano
Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la magistrado en 150 obras del castellano contandose 2754 apariciones en total.
Reglas relacionadas con los errores de j;g
Las Reglas Ortográficas de La J
Se escriben con j las palabras que terminan en -aje. Por ejemplo: lenguaje, viaje.
Se escriben con j los tiempos de los verbos que llevan esta letra en su infinitivo. Por ejemplo:
viajemos, viajáis (del verbo viajar); trabajábamos, trabajemos (del verbo trabajar).
Hay una serie de verbos que no tienen g ni j en sus infinitivos y que se escriben en sus tiempos
verbales con j delante de e y de i. Por ejemplo: dije (infinitivo decir), traje (infinitivo traer).
Las Reglas Ortográficas de la G
Las palabras que contienen el grupo de letras -gen- se escriben con g.
Observa los ejemplos: origen, genio, general.
Excepciones: berenjena, ajeno.
Se escriben con g o con j las palabras derivadas de otra que lleva g o j.
Por ejemplo: - de caja formamos: cajón, cajita, cajero...
- de ligero formamos: ligereza, aligerado, ligerísimo...
Se escriben con g las palabras terminadas en -ogía, -ógico, -ógica.
Por ejemplo: neurología, neurológico, neurológica.
Se escriben con g las palabras que tienen los grupos -agi-, -igi. Por ejemplo: digiere.
Excepciones: las palabras derivadas de otra que lleva j. Por ejemplo: bajito (derivada de bajo), hijito
(derivada de hijo).
Se escriben con g las palabras que empiezan por geo- y legi-, y con j las palabras que empiezan por
eje-. Por ejemplo: geografía, legión, ejército.
Excepción: lejía.
Los verbos cuyos infinitivos terminan en -ger, -gir se escriben con g delante de e y de i en todos sus
tiempos. Por ejemplo: cogemos, cogiste (del verbo coger); elijes, eligieron (del verbo elegir).
Excepciones: tejer, destejer, crujir.

El Español es una gran familia
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Errores Ortográficos típicos con la palabra Magistrado
Cómo se escribe magistrado o magistrrado?
Cómo se escribe magistrado o magiztrado?
Cómo se escribe magistrado o majistrado?