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La palabra luminozoz
Cómo se escribe

Comó se escribe luminozoz o luminosos?

Cual es errónea Luminosos o Luminozoz?

La palabra correcta es Luminosos. Sin Embargo Luminozoz se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino luminozoz es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra luminosos

Más información sobre la palabra Luminosos en internet

Luminosos en la RAE.
Luminosos en Word Reference.
Luminosos en la wikipedia.
Sinonimos de Luminosos.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Luminosos

Cómo se escribe luminosos o luminozoz?

Algunas Frases de libros en las que aparece luminosos

La palabra luminosos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1078
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La hilandera, que en sus noches pavorosas tanto había deseado la llegada de la primavera, vio con inquietud desarrollarse los crepúsculos largos y luminosos. ...

En la línea 1535
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Batiste entró en la barraca, blanca y pulcra como siempre, con los azulejos luminosos y todos los muebles en su sitio, pero que parecía envuelta en la misma tristeza de una sepultura limpia y brillante. ...

En la línea 374
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Si intentaba ir hacia la capital, o si avanzaba por el lado opuesto mas allá del río, sentiría inmediatamente en su cuello el enroscamiento de uno de aquellos hilos de platino que le amenazaban con la decapitación. Imposible también salir durante la noche, pues los ojos de las bestias aéreas partían incesantemente la sombra con sus cuchillos luminosos. ...

En la línea 2284
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El caserón que llamamos Las Micaelas estaba situado más arriba del de Guillermina, allá donde las rarificaciones de la población aumentan en términos de que es mucho más extenso el suelo baldío que el edificado. Por algunos huecos del caserío se ven horizontes esteparios y luminosos, tapias de cementerios coronadas de cipreses, esbeltas chimeneas de fábricas como palmeras sin ramas, grandes extensiones de terreno mal sembrado para pasto de las burras de leche y de las cabras. Las casas son bajas, como las de los pueblos, y hay algunas de corredor con habitaciones numeradas, cuyas puertas se ven por la medianería. El edificio de las Micaelas había sido una casa particular, a la que se agregó un ala interior costeando dos lados de la huerta en forma de medio claustro, y a la sazón se le estaba añadiendo por el lado opuesto la iglesia, que era amplia y del estilo de moda, ladrillo sin revoco modelado a lo mudéjar y cabos de cantería de Novelda labrada en ojival constructivo. Como la iglesia estaba aún a medio hacer, el culto se celebraba en la capilla provisional, que era una gran crujía baja, a la izquierda de la puerta. ...

En la línea 2495
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Con increíble arrogancia Mauricia descendía, sin sentir peso alguno. Alzaba la custodia como la alza el sacerdote para que la adoren los fieles… «¿Veis cómo me he atrevido?—pensaba—. ¿No decías que no podía ser?… Pues pudo ser, ¡qué peine!». Seguía por la iglesia adelante. La purísima hostia, con no tener cara, miraba cual si tuviera ojos… y la sacrílega, al llegar bajo el coro, empezaba a sentir miedo de aquella mirada. «No, no te suelto, ya no vuelves allí… ¡A casa con tu mamá… ! ¿sí? ¿Verdad que el niño no llora y quiere ir con su mamá?… ». Diciendo esto, atrevíase a agasajar contra su pecho la sagrada forma. Entonces notó que la sagrada forma no sólo tenía ya ojos profundos tan luminosos como el cielo, sino también voz, una voz que la tarasca oyó resonar en su oído con lastimero son. Había desaparecido toda sensación de la materialidad de la custodia; no quedaba más que lo esencial, la representación, el símbolo puro, y esto era lo que Mauricia apretaba furiosamente contra sí. «Chica—le decía la voz—, no me saques, vuelve a ponerme donde estaba. No hagas locuras… Si me sueltas te perdonaré tus pecados, que son tantos que no se pueden contar; pero si te obstinas en llevarme, te condenarás. Suéltame y no temas, que yo no le diré nada a D. León ni a las monjas para que no te riñan… Mauricia, chica, ¿qué haces… ? ¿Me comes, me comes… ?». ...

En la línea 1680
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Claro que no. Esta blancura que tanto te sorprende es debida a la presencia de miríadas de infusorios, una especie de gusanillos luminosos, incoloros y gelatinosos, del grosor de un cabello y con una longitud que no pasa de la quinta parte de un milímetro. Estos infusorios se adhieren entre sí formando una masa que se extiende sobre varias leguas. ...

En la línea 2083
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... A lo largo de las estrechas murallas del paso, no veía más que rayas brillantes, líneas rectas, surcos luminosos trazados por la velocidad bajo el resplandor de la electricidad. Mi corazón latía con fuerza y yo sujetaba sus latidos con la mano. ...

En la línea 2369
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... A las dos horas de nuestra partida del Nautilus habíamos atravesado la línea de árboles, y ya, a cien pies por encima de nuestras cabezas, se erguía el pico de la montaña cuya proyección trazaba su sombra sobre la brillante irradiación de la vertiente opuesta. Algunos arbustos petrificados corrían aquí y allá en ondulantes zigzags. Los peces se levantaban en masa bajo nuestros pasos como pájaros sorprendidos en las altas hierbas. La masa rocosa estaba torturada por impenetrables anfractuosidades, profundas grutas, insondables agujeros en cuyos fondos oía yo removerse cosas formidables. La sangre me asaltaba a torrentes el corazón cuando veía una antena enorme cerrarme la ruta o cuando alguna pinza espantosa se cerraba ruidosamente en la sombra de las cavidades. Millares de puntos luminosos acribillaban las tinieblas. Eran los ojos de crustáceos gigantescos, agazapados en sus guaridas, de enormes bogavantes erguidos como alabarderos haciendo resonar sus patas con un estrépito de chatarra, titánicos cangrejos apuntados como cañones sobre sus cureñas, y pulpos espantosos entrelazando sus tentáculos como un matorral vivo de serpientes. ...


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Reglas relacionadas con los errores de s;z

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.

Las Reglas Ortográficas de la Z

Se escribe z y no c delante de a, o y u.

Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.

Ejemplos: pedazo, terraza

Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.

Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez

La X y la S


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