Cómo se escribe.org.es

La palabra inventarr
Cómo se escribe

Comó se escribe inventarr o inventar?

Cual es errónea Inventar o Inventarr?

La palabra correcta es Inventar. Sin Embargo Inventarr se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra inventarr es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra inventar

Más información sobre la palabra Inventar en internet

Inventar en la RAE.
Inventar en Word Reference.
Inventar en la wikipedia.
Sinonimos de Inventar.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Inventar

Cómo se escribe inventar o hinventar?
Cómo se escribe inventar o inventarr?
Cómo se escribe inventar o inbentar?


la Ortografía es divertida

Reglas relacionadas con los errores de r

Las Reglas Ortográficas de la R y la RR

Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece inventar

La palabra inventar puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1608
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero no bastaba aquello, quería más, quería inventar ella misma oraciones. ...

En la línea 5928
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Más de una vez, sin embargo, al resolver una injusticia, un despojo, una crueldad útil, vaciló su ánimo (estaba nervioso, no sabía qué hierba había pisado), pero el recuerdo de su madre por un lado, la presencia de aquellos testigos ordinarios de su frescura, de su habilidad y firmeza, por otro, y en gran parte la fuerza de la inercia, la costumbre, le mantenían en su puesto; fue el de siempre, resolvió como siempre, y nadie tuvo allí que pensar si el Provisor se habría vuelto loco, ni él necesitó inventar cuentos para engañar a su madre. ...

En la línea 5966
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... A los dieciocho años se le ocurrió que quería ser desgraciada, como las heroínas de sus novelas, y acabó por inventar un tormento muy romántico y muy divertido. ...

En la línea 14714
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿Qué va a decir al verme entrar así? Tendré que inventar una mentira. ...

En la línea 1396
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... César hizo prisionera a Catalina, tratándola con los honores debidos a su estirpe, mientras esperaba ocasión de enviarla a Roma, donde le seguían un proceso por haber intentado envenenar al Papa. Los cronistas de Venecia, que aprovechaban todos los sucesos para inventar una nueva calumnia contra los Borgias, escribieron que el vencedor de Catalina Sforza no se había contentado con penetrar en la fortaleza de Forli, haciendo sufrir a su antigua poseedora otros asaltos. También llegaron a insinuar que Alejandro VI había abusado de ella cuando la tuvo cautiva en el Vaticano, cómodamente alojada en el palacio del Belvedere. ...

En la línea 1450
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gobiernos y grandes señores empleaban a los artistas célebres en trabajos de guerra. Los escultores con el título de magíster arcium construían fortificaciones o labraban con el cincel pelotas de piedra para las bombardas. Los pintores se esforzaban por inventar nuevas máquinas bélicas, viéndose recompensados por ello con más largueza que por sus cuadros. ...

En la línea 1404
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El gran orador fue breve y luminoso en su arenga, repleta de consejos para los gobernantes. Ya que un nuevo invento masculino hacia inútiles por el momento los salvadores rayos negros, las mujeres sabrían valerse igualmente del antiguo material de guerra de los hombres olvidado en las universidades. También sabrían inventar y fabricar nuevas armas más poderosas, apelando a la colaboración de las mujeres científicas y de las que dirigían la industria. ...

En la línea 4440
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Aquella noche hizo Maxi mil extravagancias, y a la mañana siguiente se puso tan encalabrinado y vidrioso, que no se le podía aguantar. «Hay que tener mucha paciencia—dijo doña Lupe a Fortunata—. ¿Sabes lo que te aconsejo? Que no le lleves la contraria en nada. Hay que decirle a todo que sí, sin perjuicio de hacer lo que se deba. El pobrecito está mal. Me ha dicho esta mañana Ballester que tiene algo de reblandecimiento cerebral. Dios nos tenga de su mano». Sentía Fortunata vivos deseos de salir a la calle, y no sabía qué pretexto inventar para procurarse escapatorias. Ofrecíase a hacer compras de que doña Lupe tenía necesidad, e inventaba menesteres que motivaran una salidita. La taimada viuda de Jáuregui comprendió que una sujeción absoluta sería perjudicial, y empezó a darle libertad. Un día le leyó la cartilla en estos términos: «Puedes salir; no eres una chiquilla y ya sabes lo que haces. Yo creo que no nos darás ningún disgusto, y que has de mirar por el decoro de la familia lo mismo que miro yo. La dignidad, hija, la dignidad es lo primero». Pero doña Lupe empezaba a hacérsele horriblemente antipática, y por nada del mundo le habría hecho una confidencia. Hablando con verdad, lo que más disgustada tenía a doña Lupe era, no que Fortunata saliese, sino que no le comunicase nada de lo que pensaba o sentía. El pensar que tal vez estaría a la sazón la señora de Rubín jugando una gran trastada al decoro de la familia, la mortificaba, sí, pero no tanto como el ver que no la consultaba ni le pedía consejo sobre aquello desconocido y oscuro que sin duda le ocurría. «El tapujito es lo que me revienta. Como yo lo descubra va a ser sonada. En hora maldita entró aquí esta loquinaria. No, yo nunca la tragué, el Señor es testigo… siempre me dio la cara. El ganso de Nicolás fue quien lo echó a perder tomándolo por lo religioso… Si al menos se llegara a mí y me dijera: «tía, yo me veo en este conflicto, yo he faltado o voy a faltar, o puede que falte si no me atajan… ». Demasiado sabe ella que con este mundo que yo tengo y con lo bien que discurro, gracias a Dios, le abriría camino para poner a salvo el honor de la familia. Pero no… la muy bestia se empeña en gobernarse sola, ¿y qué hará?… Alguna barbaridad, pero gorda. Si no, allá lo veremos». ...

En la línea 1112
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Pues le he oído contar a Manuel Machado, el poeta, el hermano de Antonio, que una vez le llevó a don Eduardo Benoit, para leérselo, un soneto que estaba en alejandrinos o en no sé qué otra forma heterodoxa. Se lo leyó y don Eduardo le dijo: «Pero ¡eso no es soneto! … » «No, señor –le contestó Machado–, no es soneto, es… sonite. » Pues así con mi novela, no va a ser novela, sino… ¿cómo dije?, navilo… nebulo, no, no, nivola, eso es, ¡nivola! Así nadie tendrá derecho a decir que deroga las leyes de su género… Invento el género, a inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me place. ¡Y mucho diálogo! ...

En la línea 2248
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »Y luego habla, o ladra de un modo complicado. Nosotros aullábamos y por imitarle aprendimos a ladrar, y ni aun así nos entendemos con él. Solo le entendemos de veras cuando él también aúlla. Cuando el hombre aúlla o grita o amenaza le entendemos muy bien los demás animales. ¡Como que entonces no está distraído en otro mundo… ! Pero ladra a su manera, habla, y eso le ha servido para inventar lo que no hay y no fijarse en lo que hay. En cuanto le ha puesto un nombre a algo, ya no ve este algo; no hace sino oír el nombre que le puso o verlo escrito. La lengua le sirve para mentir, inventar lo que no hay y confundirse. Y todo es en él pretextos para hablar con los demás o consigo mismo. ¡Y hasta nos ha contagiado a los perros! ...

En la línea 2248
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »Y luego habla, o ladra de un modo complicado. Nosotros aullábamos y por imitarle aprendimos a ladrar, y ni aun así nos entendemos con él. Solo le entendemos de veras cuando él también aúlla. Cuando el hombre aúlla o grita o amenaza le entendemos muy bien los demás animales. ¡Como que entonces no está distraído en otro mundo… ! Pero ladra a su manera, habla, y eso le ha servido para inventar lo que no hay y no fijarse en lo que hay. En cuanto le ha puesto un nombre a algo, ya no ve este algo; no hace sino oír el nombre que le puso o verlo escrito. La lengua le sirve para mentir, inventar lo que no hay y confundirse. Y todo es en él pretextos para hablar con los demás o consigo mismo. ¡Y hasta nos ha contagiado a los perros! ...

En la línea 2253
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »Se vistió el hombre, primero, con el mismo traje ellos y ellas; mas como se confundían, tuvieron que inventar diferencia de trajes y llevar el sexo al vestido. Esos pantalones no son sino una consecuencia de haberse el hombre puesto en dos pies. ...

En la línea 1790
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Ése? ¡Cualquiera sabe! Tal vez un amigo de mi tío… O alguien que ha venido sin invitación… Dejaré a los invitados con mi tío. Es un hombre extraordinario. Es una pena que no puedas conocerle… Además, ¡que se vayan todos al diablo! Ahora se burlan de mí. Necesito refrescarme. Has llegado oportunamente, querido. Si tardas diez minutos más, me pego con alguien, palabra de honor. ¡Qué cosas tan absurdas dicen! No te puedes imaginar lo que es capaz de inventar la mente humana. Pero ahora pienso que sí que te lo puedes imaginar. ¿Acaso no mentimos nosotros? Dejémoslos que mientan: no acabarán con las mentiras… Espera un momento: voy a traerte a Zosimof. ...

En la línea 4434
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Eso sería demasiado largo de explicar, Avdotia Romanovna. Se trata… , ¿cómo se lo haré comprender… ?, de una teoría, algo así como si dijéramos: el crimen se permite cuando persigue un fin loable. ¡Un solo crimen y cien buenas acciones! Por otra parte, para un joven colmado de cualidades y de orgullo es penoso reconocer que le gustaría apoderarse de una suma de tres mil rublos, por saber que esta cantidad sería suficiente para cambiar su porvenir. Añada usted a esto la irritación morbosa que produce una mala alimentación continua, un cuarto demasiado estrecho, una ropa hecha jirones, la miseria de la propia situación social y, al mismo tiempo, la de una madre y una hermana. Y por encima de todo la ambición, el orgullo… Y todo ello a pesar de no carecer seguramente de excelentes cualidades… No vaya usted a creer que le acuso. Además, esto no es de mi incumbencia. También expuso una teoría personal según la cual la humanidad se divide en individuos que forman el rebaño y en personas extraordinarias, es decir, seres que, gracias a su superioridad, no están obligados a acatar la ley. Por el contrario, éstos son los que hacen las leyes para los demás, para el rebaño, para el polvo. En fin, c'est une théorie comme une autre. Napoleón lo tenía fascinado o, para decirlo con más exactitud, lo que le seducía era la idea de que los hombres de genio no temen cometer un crimen inicial, sino que se lanzan a ello resueltamente y sin pensarlo. Yo creo que su hermano se imaginó que también era genial o, por lo menos, que esta idea se apoderó de él en un momento dado. Ha sufrido mucho y sufre aún ante la idea de que es capaz de inventar una teoría, pero no de aplicarla, y que, por lo tanto, no es un hombre genial. Esta idea es sumamente humillante para un joven orgulloso y, especialmente, de nuestro tiempo. ...

En la línea 4842
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Finalmente, Dunia comprendió que mentir continuamente e inventar historia tras historia era demasiado difícil y decidió guardar un silencio absoluto sobre ciertos puntos. Sin embargo, cada vez era más evidente que la pobre madre sospechaba algo horrible. Dunia recordaba perfectamente que, según Rodia le había dicho, su madre la había oído soñar en voz alta la noche que siguió a su conversación con Svidrigailof. Las palabras que había dejado escapar en sueños tal vez habían dado una luz a la pobre mujer. A veces, tras días o semanas de lágrimas y silencio, Pulqueria Alejandrovna se entregaba a una agitación morbosa y empezaba a monologar en voz alta, a hablar de su hijo, de sus esperanzas, del porvenir. Sus fantasías eran a veces realmente extrañas. Dunia y Rasumikhine le seguían la corriente, y ella tal vez se daba cuenta, pero no por eso cesaba de hablar. ...

Palabras parecidas a inventar

La palabra quintillas
La palabra ocurrencia
La palabra maniqueos
La palabra inefable
La palabra hundida
La palabra eternas
La palabra aturdida

Webs amigas:

VPO en Burgos . Ciclos Fp de informática en Álava . Becas de Comunidad de Madrid . - Apartamentos Fenix Beach