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La palabra frranceses
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Comó se escribe frranceses o franceses?

Cual es errónea Franceses o Frranceses?

La palabra correcta es Franceses. Sin Embargo Frranceses se trata de un error ortográfico.

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Errores Ortográficos típicos con la palabra Franceses

Cómo se escribe franceses o frranceses?
Cómo se escribe franceses o francezez?


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece franceses

La palabra franceses puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 592
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Todos hablaban únicamente de los respetos que merecía el anciano pastor, un hombre que en sus mocedades se comía los franceses crudos, que había visto mucho mundo, y cuya sabiduría, demostrada con medias palabras y consejos incoherentes, inspiraba un respeto supersticioso a la gente de las barracas. ...

En la línea 1304
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Desde la última conversación había aumentado veinte franceses. ...

En la línea 3702
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El fin excluye los medios, como vos decís, como dicen los franceses, ¿no es así?-Sí, milord, acepto - dijo D'Artagnan-. ...

En la línea 3744
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... La compañía de los guardias franceses estaba compuesta: la mi tad por hombres del señor Duhallier, la otra mitad por hombres del señor des Essarts. ...

En la línea 5701
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Señores -dijo dirigiéndose al mismo t iempo a sus compañeros y a sus adversarios-, ¿estamos?-Sí -respondieron todos a una, ingleses y franceses. ...

En la línea 7306
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... En este tiempo, Monsieur, que sabía que de un día para otro iba a ser reemplazado en su mando bien por el duque de Angulema, bienpor Bassompierre, bien por Schomberg, que se disputaban el mando, hacía poco, perdía las jornadas en tanteos, y no se atrevía a arriesgar una gran empresa para echar a los ingleses de la isla de Ré, donde ase diaban constantemente la ciudadela Saint-Martin y el fuerte de La Prée, mientras que por su lado los franceses asediaban La Rochelle. ...

En la línea 1093
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Los franceses han asolado Portugal y vertido la sangre de sus hijos como si fuese agua; no compran sus productos; desprecian sus vinos; pero no hay aquí mala disposición para los franceses. ...

En la línea 1093
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Los franceses han asolado Portugal y vertido la sangre de sus hijos como si fuese agua; no compran sus productos; desprecian sus vinos; pero no hay aquí mala disposición para los franceses. ...

En la línea 1095
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En ningún país son tan populares los ingleses como en Francia; y es que, si bien los franceses han sido con frecuencia tratados rudamente por los ingleses y ocupada su capital por un ejército inglés, nunca han estado sometidos a la supuesta ignominia de recibir de ellos asistencia y socorro. ...

En la línea 1101
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Durante su ocupación de Portugal, los franceses pusieron en la plaza una corta guarnición, que se retiró al castillo al acercarse los ingleses, y capituló poco después. ...

En la línea 3153
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Amainaron entonces, y, echando el esquife o barca a la mar, entraron en él hasta doce franceses bien armados, con sus arcabuces y cuerdas encendidas, y así llegaron junto al nuestro; y, viendo cuán pocos éramos y cómo el bajel se hundía, nos recogieron, diciendo que, por haber usado de la descortesía de no respondelles, nos había sucedido aquello. ...

En la línea 3155
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... En resolución, todos pasamos con los franceses, los cuales, después de haberse informado de todo aquello que de nosotros saber quisieron, como si fueran nuestros capitales enemigos, nos despojaron de todo cuanto teníamos, y a Zoraida le quitaron hasta los carcajes que traía en los pies. ...

En la línea 3224
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Sólo llegó el cura al punto de cuando los franceses despojaron a los cristianos que en la barca venían, y la pobreza y necesidad en que su camarada y la hermosa mora habían quedado; de los cuales no había sabido en qué habían parado, ni si habían llegado a España, o llevádolos los franceses a Francia. ...

En la línea 3224
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Sólo llegó el cura al punto de cuando los franceses despojaron a los cristianos que en la barca venían, y la pobreza y necesidad en que su camarada y la hermosa mora habían quedado; de los cuales no había sabido en qué habían parado, ni si habían llegado a España, o llevádolos los franceses a Francia. ...

En la línea 629
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... También el conejo ha sido introducido con tan buen éxito, que abunda en muchos puntos de la isla. Sin embargo, como el caballo, no se encuentra en ciertas regiones, porque no ha atravesado la gran cadena de colinas que corta en dos la isla, ni aun se hubiera extendido hasta la base de estas colinas si, como me han dicho los gauchos, no se hubiesen traído algunas colonias a estos sitios. No hubiese sospechado que estos animales, indígenas del África septentrional, hubieran podido vivir en un clima tan húmedo como el de estas islas y donde el sol brilla tan poco que el trigo no madura sino raras veces. Se asegura que en Suecia, país que habría podido considerarse como más favorable al conejo, no puede vivir al aire libre. Además, los primeros pares importados han tenido que luchar contra enemigos preexistentes como los zorros y algunos grandes halcones. Los naturalistas franceses han considerado la variedad negra del conejo como una especie distinta, y la han llamado Lepus magellanicus. Se cree que Magallanes hablaba de esta especie cuando trataba de los animales que llamaba conejos; pero entonces aludía a un pequeño cavy que los españoles designan todavía con este nombre. Los gauchos se burlan del que les dice que la especie negra difiere de la especie gris, y añaden que en todo caso no ha extendido su habitación más allá que esta otra especie; sostienen además que nunca se encuentran una de las dos especies aisladas, que emparejan juntas y que los jóvenes son abigarrados. Yo poseo en la actualidad un ejemplar de estos abigarrados jóvenes que tienen en la cabeza manchas muy diferentes de las que describen los sabios franceses. Esta circunstancia demuestra cuánta prudencia han de tener los naturalistas para la adopción de nuevas especies; pues el mismo Cuvier, examinando el cráneo de estos conejos, ha creído probable que constituyese dos especies distintas. ...

En la línea 629
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... También el conejo ha sido introducido con tan buen éxito, que abunda en muchos puntos de la isla. Sin embargo, como el caballo, no se encuentra en ciertas regiones, porque no ha atravesado la gran cadena de colinas que corta en dos la isla, ni aun se hubiera extendido hasta la base de estas colinas si, como me han dicho los gauchos, no se hubiesen traído algunas colonias a estos sitios. No hubiese sospechado que estos animales, indígenas del África septentrional, hubieran podido vivir en un clima tan húmedo como el de estas islas y donde el sol brilla tan poco que el trigo no madura sino raras veces. Se asegura que en Suecia, país que habría podido considerarse como más favorable al conejo, no puede vivir al aire libre. Además, los primeros pares importados han tenido que luchar contra enemigos preexistentes como los zorros y algunos grandes halcones. Los naturalistas franceses han considerado la variedad negra del conejo como una especie distinta, y la han llamado Lepus magellanicus. Se cree que Magallanes hablaba de esta especie cuando trataba de los animales que llamaba conejos; pero entonces aludía a un pequeño cavy que los españoles designan todavía con este nombre. Los gauchos se burlan del que les dice que la especie negra difiere de la especie gris, y añaden que en todo caso no ha extendido su habitación más allá que esta otra especie; sostienen además que nunca se encuentran una de las dos especies aisladas, que emparejan juntas y que los jóvenes son abigarrados. Yo poseo en la actualidad un ejemplar de estos abigarrados jóvenes que tienen en la cabeza manchas muy diferentes de las que describen los sabios franceses. Esta circunstancia demuestra cuánta prudencia han de tener los naturalistas para la adopción de nuevas especies; pues el mismo Cuvier, examinando el cráneo de estos conejos, ha creído probable que constituyese dos especies distintas. ...

En la línea 1916
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... mbién tenían los habitantes sus penas domésticas; porque poco tiempo antes se habían introducido tres carpinteros franceses una noche en las dos iglesias del pueblo y habían robado todos los vasos sagrados; uno de los ladrones confesó al fin el crimen y pudieron recuperarse los objetos robados ...

En la línea 2367
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... dió éste, por lo tanto, audiencia a la reina Pomaré, famosa después de los malos tratos que le hicieron sufrir los franceses, y ella ordenó que se reuniese, bajo su presidencia un parlamento, compuesto de los principales jefes de la isla, para estudiar esta cuestión. ...

En la línea 2426
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Cuando franceses y alemanes vinieron a las manos, El Corresponsal dudaba de la guerra: era cosa de los bolsistas acaso; no se convenció de que algo había hasta la rendición de Metz. ...

En la línea 13751
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La pareja se escondió bajo la bóveda no muy alta de una galería de perales franceses en espaldar. ...

En la línea 262
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... De existir el elocuente y hábil Porcaro en marzo de 1455, la reunión del conclave para elegir nuevo Pontífice habría sido la señal de una gran revolución popular. Las dos facciones aristocráticas, representadas por las familias de los Colonnas y los Orsinis, siempre en pelea por el gobierno de la ciudad, iban a guerrear dentro del conclave para obtener la tiara. Un cardenal Colonna y un cardenal Orsini, deseosos cada uno de ser Papa, buscaron alianzas por medio de la intriga y el dinero. De los quince cardenales electores, siete eran italianos, dos franceses, dos griegos y cuatro españoles: Torquemada. Lacerda, Carvajal y Borja. ...

En la línea 270
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... — Si al valenciano Borja—continuó Figueras—lo llamaban catalán era porque los catalanes gozaban en Italia de una impopularidad algo menor que la de los franceses, mas no por eso menos odiosa e intolerable para el vulgo. Dominaban a Sicilia y Nápoles y hacían la guerra en el mar a las galeras de varias repúblicas y principados italianos. Temían las gentes de Roma que el nuevo Papa confiase las fortalezas de la Iglesia a guerreros catalanes, o sea españoles, de suerte que luego de su fallecimiento fuese difícil volver a recobrarlas. Pero la Índole apacible y bondadosa de Alfonso de Borja, su fama de hombre justo y puro de costumbres, la severidad para el trato de su propia persona y el tono suave con que acogía a todos, acabaron por acallar estas Inquietudes públicas. ...

En la línea 287
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Resultaban sin fundamento los temores que había inspirado al principio de querer trasladar la Corte pontificia lejos de Roma. tal vez a España, Imitando con ello a los pontífices franceses que la habían establecido en Aviñón. ...

En la línea 362
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los alemanes y franceses que habían vivido hasta entonces emboscados en los altos empleos de la curia tenían que abandonar sus puestos viéndose sustituidos por españoles. Todos los artistas de la Corte pontificia eran compatriotas del Papa, hasta los músicos y cantores de su capilla. También el viejo Calixto enviaba valiosos regalos a las iglesias españolas, especialmente a las de Valencia y Játiva. «En toda la ciudad no se ven más que catalanes», afirmaban las crónicas de la época. ...

En la línea 825
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Guillermina se paró, mirando a su amiga: «Esas chafalditas no van conmigo. No puedes figurarte el odio que esta gente tiene a los polisones, en lo cual demuestran un sentido… ¿cómo se dice?, un sentido estético superior al de esos haraganes franceses que inventan tanto pegote estúpido». ...

En la línea 926
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Entonces, tocayo de mi arma, viendo que me querían meter en el estaribel y enredarme con los guras, tomé el olivo y no juimos a Cartagena. ¡Ay, qué vida aquella! ¡Re-hostia! A mí me querían hacer menistro de la Gubernación; pero dije que nones. No me gustan suponeres. A cuenta que salimos con las freatas por aquellos mares de mi arma. Y entonces, que quieras que no, me ensalzaron a tiniente de navío, y estaba mismamente a las órdenes del general Contreras, que me trataba de tú. ¡Ay qué hombre y qué buen avío el suyo! Parecía verídicamente el gran turco con su gorro colorao. Aquello era una gloria. ¡Alicante, Águilas! Pelotazo va, pelotazo viene. Si por un es caso nos dejan, tocayo, nos comemos el santísimo mundo y lo acantonamos toíto… ¡Orán! ¡Ay qué mala sombra tiene Orán y aquel judío vu de los franceses que no hay cristiano que lo pase!… Me najo de allí, güelvo a mi Españita, entro en Madriz mu callaíto, tan fresco… ¿a mí qué?… y me presento a estos tiólogos, mequetrefes y les digo: 'Aquí me tenéis, aquí tenéis a la personalidá del endivido verídico que se pasó la santísima vida peleando como un gato tripa arriba por las judías libertades… Matarme, hostia, matarme; a cuenta que no me queréis colocar… '. ¿Usté me hizo caso? Pues ellos tampoco. Espotrica que te espotricarás en las Cortes, y el santísimo pueblo que reviente. Y yo digo que es menester acantonar a Madriz, pegarte fuego a las Cortes, al Palacio Real, y a lo judíos ministerios, al Monte de Piedad, al cuartel de la Guardia Cevil y al Dipósito de las Aguas, y luego hacer un racimo de horca con Castelar, Pi, Figueras, Martos, Bicerra y los demás, por moderaos, por moderaos… ». ...

En la línea 3134
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¿Sí?, pues ahora lo verás». Esto se dijo Pedernero, cuyo amor propio de teólogo contrabandista se picó extraordinariamente. En dos o tres días refrescó sus lecturas, rehízo su erudición descompuesta en los viajes y en la vida de libertino, y bien preparado acudió al torneo a que el otro le retaba con sabidurías de tercera mano, aprendidas en los libritos franceses de ciencia popular a treinta céntimos el tomo. Pues amigo, una noche el ex-capellán del vapor-correo se lió la manta y le dio tal paliza a Rubín, que este hubo de salir con las manos en la cabeza. Había que ver a Pedernero transfigurado, hecho un orador ardiente y lleno de arrogante facundia. El auditorio se estrechaba, y de las mesas próximas y de los veladores del centro acudía gente, apelmazándose en torno a los bravos contrincantes. Rubín era agudo, ágil, guerrillero de la discusión; el otro dominaba el asunto y era firme y sobrio de palabras, seguro en la dialéctica. ...

En la línea 3144
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El escritor de Hacienda se apresuró a dar su opinión favorable al café de Santo Tomás, porque allí daban más azúcar que en ninguna parte. Replicó a esto Montes que no había que mirar el caso bajo el prisma exclusivo del azúcar y que el género que más importaba era el café. El de la Aduana estuvo a punto de triunfar; pero lo desecharon por no estar siempre entre franceses, así como se excluyó el Imperial por los toreros, y otro por las cursis que lo invadían. Feijoo se habría quedado allí; pero a Rubín le eran antipáticos los alumnos de escuelas preparatorias militares que iban a Fornos a primera hora. Molestábale también la costumbre que allí había de quitar gas a las diez de la noche cuando se iban los tales alumnos. El local se quedaba medio a oscuras, no volviendo a ser bien alumbrado hasta las doce, hora en que venían a cenar los bolsistas. A Rubín le cargaban también los dichosos bolsistas, que no hablaban más que de dinero. ...

En la línea 517
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -¿Por qué? Puede presentarse alguna oportunidad favorable, y no veo lo que podría impedirnos aprovecharla. Si no hay más de una veintena de hombres a bordo de esta máquina, no creo que hagan retroceder a dos franceses y a un canadiense, digo yo. ...

En la línea 1045
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Entretanto, una veintena de marineros del Nautilus, todos de una vigorosa y bien constituida complexión, habían subido a la plataforma para retirar las redes dejadas a la lastra durante la noche. Aquellos marineros pertenecían evidentemente a nacionalidades diferentes, aunque el tipo europeo estuviera fuertemente pronunciado en todos ellos. Reconocí, sin temor a equivocarme, irlandeses, franceses, algunos eslavos y un griego o candiota. Pero eran tan sobrios de palabras, y las pocas que usaban eran las de aquel extraño idioma cuyo origen me era hermético, que debí renunciar a interrogarles. ...

En la línea 1076
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Tras haber dejado aquellas encantadoras islas bajo pabellón francés, el Nautilus recorrió unas dos mil millas, del 4 al 11 de diciembre, sin más hecho mencionable que el encuentro de una inmensa cantidad de calamares, curiosos moluscos muy semejantes a la jibia. Los pescadores franceses los designan con el nombre de encornets. Los calamares pertenecen a la clase de los cefalópodos y a la familia de los dibranquios que incluye con ellos a las jibias y a los argonautas. Estos animales fueron particularmente estudiados por los naturalistas de la Antigüedad, y, de creer a Ateneo, médico griego que vivió antes que Galeno, proveyeron de numerosas metáforas a los oradores del Ágora, a la vez que de un plato excelente a la mesa de los ricos ciudadanos. ...

En la línea 1450
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Fue uno de sus más grandes marinos, uno de sus más inteligentes navegantes. Para ustedes, los franceses, Dumont d'Urville es como el capitán Cook para los ingleses. ¡Qué infortunio el de ese hombre sabio! ¡Haber desafiado a los bancos de hielo del Polo Sur, a los arrecifes de Oceanía y a los caníbales del Pacífico, para acabar muriendo miserablemente en un tren! Si a ese hombre enérgico le fue dado pensar durante los últimos segundos de su existencia, ¿se imagina usted cuáles serían sus pensamientos? ...

En la línea 29
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —En París —respondile—tuve un altercado con un polaco, y luego con un oficial francés que salió en su defensa. Pero muchos de los franceses se pusieron de mi parte al oírme contar cómo casi escupí en el café de un Monseñor. ...

En la línea 42
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Los franceses mismos incluso me dejaron relatar que hace unos dos años vi un individuo contra el cual, en 1812, había disparado un soldado francés por el simple placer de descargar su fusil. Era entonces aquel individuo un muchacho de diez años, cuya familia no había tenido tiempo de abandonar Moscú. ...

En la línea 43
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Eso no es posible! —protestó el francés—. Los soldados franceses no disparan sobre los niños. ...

En la línea 45
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... El francés empezó a hablar con volubilidad. El general intentó defenderlo, pero yo le recomendé que leyese, por ejemplo, las Memorias del general Perovski, prisionero de los franceses en 1812. Finalmente, para cortar la discusión, María Philippovna abordó otro asunto. El general se mostró muy descontento conmigo, dado que el francés y yo habíamos llegado ya a disputar violentamente. Por el contrario, nuestra disputa pareció agradar a Mr. Astley, y al levantarse de la mesa, me invitó a beber un vaso de vino. ...

En la línea 395
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y redoblaba el arpegio de sus carcajadas, pareciéndole donosísimo incidente el de quedarse sin equipaje alguno. Hallábase, pues, como una criatura que se pierde en la calle, y a la cual recogen por caridad hasta averiguar su domicilio. Aventura completa. Niña como era Lucía, así pudo tomarla a llanto como a risa; tomola a risa, porque estaba alegre, y hasta Hendaya no cesó la ráfaga de buen humor que regocijaba el departamento. En Hendaya prolongó la comida aquel instante de cordialidad perfecta. El elegante comedor de la estación de Hendaya, alhajado con el gusto y esmero especial que despliegan los franceses para obsequiar, atraer y exprimir al parroquiano, convidaba a la intimidad, con sus altos y discretos cortinajes de colores mortecinos su revestimiento de madera obscura, su enorme chimenea de bronce y mármol, su aparador espléndido, que dominaba una pareja de anchos y barrigudos tibores japoneses, rameados de plantas y aves exóticas; fulgurante de argentería Ruolz, y cargado con montones de vajillas de china opaca. Artegui y Lucía eligieron una mesa chica para dos cubiertos, donde podían hablarse frente a frente, en voz baja, por no lanzar el sonido duro y corto de las sílabas españolas entre la sinfonía confusa y ligada de inflexiones francesas que se elevaba de la conversación general en la mesa grande. Hacia Artegui de maestresala y copero, nombraba los platos, escanciaba y trinchaba, previniendo los caprichos pueriles de Lucía, descascarando las almendras, mondando las manzanas y sumergiendo en el bol de cristal tallado lleno de agua, las rubias uvas. En su semblante animado parecía haberse descorrido un velo de niebla y sus movimientos, aunque llenos de calma y aplomo, no eran tan cansados y yertos como antes. ...

En la línea 906
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Picaporte llegó al puerto Victoria. Allí, en la embocadura del río Cantón, había un hormiguero de buques de todas las naciones: ingleses, franceses, americanos, holandeses, navíos de guerra y mercantes, embarcaciones japonesas y chinas, juncos, sempos, tankas y aun barcos flores que formaban jardines flotantes sobre las aguas. Paseándose, Picaporte observó cierto número de indígenas vestidos de amarillo, muy avanzados en edad. Habiendo entrado en una barbería china para hacerse afeitar a lo chino, supo por el barbero, que hablaba bastante bien el inglés, que aquellos ancianos pasaban todos de ochenta años, porque al llegar a esta edad tenían el privilegio de vestir de amarillo, que es el color imperial. A Picaporte le pareció esto muy chistoso sin saber por qué. ...

En la línea 1179
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Picaporte tenía un recurso, que era el de recomendarse cerca de los agentes consulares franceses o ingleses, establecidos en Yokohama; pero le repugnaba referir su historia, tan íntimamente relacionada con su amo, y antes de esto, quería apurar todos los demás medios. ...

En la línea 1231
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -¡A fe mía- respondió Picaporte, incomodado por la pregunta-, nosotros, los franceses, sabemos hacer muecas, es verdad, pero no mejor que los americanos! ...

En la línea 1232
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Es verdad. Pues bien; si no os tomo como criado, puedo tomaros como clown. Ya comprenderéis, bravo mozo. ¡En Francia se exhiben farsantes extranjeros, y en el extranjero farsantes franceses! ...


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Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

Más información sobre la palabra Franceses en internet

Franceses en la RAE.
Franceses en Word Reference.
Franceses en la wikipedia.
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