Cual es errónea Escape o Exape?
La palabra correcta es Escape. Sin Embargo Exape se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino exape es que hay un Intercambio de las letras s;x con respecto la palabra correcta la palabra escape

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Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;x
Reglas relacionadas con los errores de s;x
Las Reglas Ortográficas de la S
Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
Las Reglas Ortográficas de la X
Se escriben con x las palabras que comienzan con hexa cuando equivale a seis.
Ejemplo: hexágono
Se escribe con x el prefijo ex- para indicar la no existencia o falta de.
Ejemplos: ex esposo, ex colonia, ex presidente.
Algunas Frases de libros en las que aparece escape
La palabra escape puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 761
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Fermín reía escuchando a su jefe, lanzado a escape por entre los fragmentos de prospectos y reclamos, que conservaba en su memoria. ...
En la línea 3852
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En las costas de aquella bahía fué donde la guardia inglesa vació por vez primera las _bodegas_ españolas, mientras las bombas de Cobham hundían las techumbres del castillo de Castro, y los _vecinos_ de Pontevedra enterraban sus doblones en las cuevas, y los correos llevaban a escape a Lugo y Orense la noticia de la invasión de los herejes y del desastre de Vigo. ...
En la línea 5507
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Otra vez puede que no se escape usted tan fácilmente.» —Quizás no—repliqué—y quizás ni lo deseo siquiera; es cosa agradable padecer por la causa del Evangelio. ...
En la línea 7073
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Pues salid todos -replicó Roque-, y traédmelos aquí luego, sin que se os escape ninguno. ...
En la línea 1121
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Al mismo tiempo que por una puerta de escape entraba Petra, su doncella, asustada, casi desnuda, se abrió la colgadura granate y apareció el cuadro disolvente, el hombre de la bata escocesa y el gorro verde, con una palmatoria en la mano. ...
En la línea 5460
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Don Fermín vaciló un momento, dio un paso atrás; pero en seguida volvió a adelantarlo y abrió una puerta de escape por donde desapareció. ...
En la línea 8017
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡lo que es hoy no tienes escape!. ...
En la línea 9261
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y salió por la puerta de escape. ...
En la línea 157
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Dicho y hecho. Padres e hijo salieron para el Norte el día de San Pedro. Barbarita iba muy contenta, juzgándose ya vencedora, y se decía por el camino: «Ahora le voy a poner a mi pollo una calza para que no se me escape más». Instaláronse en su residencia de verano, que era como un palacio, y no hay palabras con qué ponderar lo contentos y saludables que todos estaban. El Delfín, que fue desmejoradillo, no tardó en reponerse, recobrando su buen color, su palabra jovial y la plenitud de sus carnes. La mamá se la tenía guardada. Esperaba ocasión propicia, y en cuanto esta llegó supo acometer la empresa aquella de la calza, como persona lista y conocedora de las mañas del ave que era preciso aprisionar. Dios la ayudaba sin duda, porque el pollo no parecía muy dispuesto a la resistencia. ...
En la línea 175
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al día siguiente, cuando fueron a la catedral, ya bastante tarde, sabía Jacinta una porción de expresiones cariñosas y de íntima confianza de amor que hasta entonces no había pronunciado nunca, como no fuera en la vaguedad discreta del pensamiento que recela descubrirse a sí mismo. No le causaba vergüenza el decirle al otro que le idolatraba, así, así, clarito… al pan pan y al vino vino… ni preguntarle a cada momento si era verdad que él también estaba hecho un idólatra y que lo estaría hasta el día del Juicio final. Y a la tal preguntita, que había venido a ser tan frecuente como el pestañear, el que estaba de turno contestaba Chí, dando a esta sílaba un tonillo de pronunciación infantil. El Chí se lo había enseñado Juanito aquella noche, lo mismo que el decir, también en estilo mimoso, ¿me quieles?, y otras tonterías y chiquilladas empalagosas, dichas de la manera más grave del mundo. En la misma catedral, cuando les quitaba la vista de encima el sacristán que les enseñaba alguna capilla o preciosidad reservada, los esposos aprovechaban aquel momento para darse besos a escape y a hurtadillas, frente a la santidad de los altares consagrados o detrás de la estatua yacente de un sepulcro. Es que Juanito era un pillín, y un goloso y un atrevido. A Jacinta le causaban miedo aquellas profanaciones; pero las consentía y toleraba, poniendo su pensamiento en Dios y confiando en que Este, al verlas, volvería la cabeza con aquella indulgencia propia del que es fuente de todo amor. ...
En la línea 2115
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Bien, muy bien, perfectamente bien—dijo Nicolás, orgulloso de lo que creía un triunfo de su personalidad, que se imponía sólo con mostrarse—. Así me gusta a mí la gente. ¿Y si le mando que no vuelva a ver más a mi hermano, que se escape esta noche para que cuando él vuelva mañana no la encuentre? ...
En la línea 2929
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Levantose Rubín de un salto. Era todo uñas y todo dientes; sacaba las armas del débil; pero con tanta fiereza, que si coge al otro le arranca la piel. Santa Cruz acudió pronto a la defensa. «Te digo que te pateo… si vuelves… ». Le levantó como una pluma y le lanzó violentamente donde antes había caído. Era un solar o campo mal labrado, más allá de la última casa. La víctima no daba acuerdo de sí, y aprovechando aquel momento el bárbaro señorito, que vio pasar su coche, lo detuvo, montose en él de un salto y ¡hala!, partieron los caballos a escape. ...
En la línea 1074
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –A pesar de todo, aguarda, porque el asunto te atañe muy de cerca: Vuélvete un momento de espaldas y finge que no ves. Deja que se escape ese pobre muchacho. ...
En la línea 1080
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Aquella tarde Lucía bajó como de costumbre al jardín. Pero era tal el cansancio que sentían sus miembros y su espíritu, que recostando en el tronco del plátano la cabeza, quedose dormida. Empezó presto a soñar: y es lo raro del caso que no soñaba hallarse en lugar alguno nuevo ni desconocido, sino en el mismo sitio, en el jardinete; únicamente las caprichosas representaciones del sueño se lo convirtieron de chico y estrecho en enorme. Era el propio jardín, pero visto al través de una colosal lente de aumento. No se distinguía la verja sino a distancia fabulosa, como una hilera de puntos brillantes, allá en el horizonte; y tal aumento de proporciones acrecentaba la tristeza del mezquino jardín, haciéndolo parecer más bien seco y agostado erial. Recorriéndolo, fijaba Lucía la vista en la fachada correspondiente a la casa de Artegui, de una de cuyas ventanas salía una mano pálida que le hacía señas. ¿Era mano de hombre o de mujer? ¿era de vivo, o de cadáver? Lucía lo ignoraba; pero los misteriosos llamamientos de aquella diestra desconocida la atraían cada vez más, y corriendo, corriendo, trataba de acercarse a la casa; pero el erial se prolongaba, detrás de unas calles de arena venían otras, y después de andar horas y horas aún veía delante de sí larguísima hilera de plátanos entecos, cuyo fin no se divisaba, y la casa de Artegui más lejana que nunca. Y la mano hacía señas impacientes y furiosas, semejante a diestra de epiléptico que se agita en el aire: sus cinco dedos eran aspas incesantes en girar, y Lucía, desalentada, jadeante, iba a escape, y a cada plátano sucedía otro, y la casa lejos… lejos… «¡Necia de mi!» exclamaba al fin; «ya que corriendo no llego nunca… volaré.» Dicho y hecho: como se vuela tan aína en sueños, Lucía se empinaba y… ¡pim! al aire de un brinco. ¡Oh placer! ¡oh gloria! el erial quedaba debajo; surcaba la región ambiente, pura, serena, azul, y ya la casa no estaba lejos, y ya se acababan los eternos plátanos, y ya distinguía el cuerpo dueño de la mano… era un cuerpo esbelto sin delgadez, dignamente rematado por una cabeza varonil y melancólica… pero que entonces se sonreía cariñosamente, con expansión infinita… ¡Cómo volaba Lucía! ¡cómo respiraba a placer en la atmósfera serena! ánimo, poco falta… Lucía escuchaba el batir de sus propias alas, porque tenía alas; y el regalado frescor de las plumas le refrigeraba el corazón… Ya estaba cerca de la ventana… ...
En la línea 233
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Pronto se percibió el gigantesco casco de este buque, que pasaba entre las márgenes del canal, y daban las once cuando vino a atracar en la rada, mientras que el vapor se desprendía con estrepitoso ruido por los tubos de escape de la máquina. ...
Errores Ortográficos típicos con la palabra Escape
Cómo se escribe escape o hescape?
Cómo se escribe escape o exape?
Cómo se escribe escape o ezcape?
Más información sobre la palabra Escape en internet
Escape en la RAE.
Escape en Word Reference.
Escape en la wikipedia.
Sinonimos de Escape.
Palabras parecidas a escape
La palabra conserva
La palabra envejece
La palabra fabricados
La palabra vides
La palabra planta
La palabra elaborando
La palabra abarca
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