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La palabra docenaz
Cómo se escribe

Comó se escribe docenaz o docenas?

Cual es errónea Docenas o Docenaz?

La palabra correcta es Docenas. Sin Embargo Docenaz se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino docenaz es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra docenas

Más información sobre la palabra Docenas en internet

Docenas en la RAE.
Docenas en Word Reference.
Docenas en la wikipedia.
Sinonimos de Docenas.


El Español es una gran familia

Reglas relacionadas con los errores de s;z

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.

Las Reglas Ortográficas de la Z

Se escribe z y no c delante de a, o y u.

Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.

Ejemplos: pedazo, terraza

Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.

Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez

La X y la S


Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z

Algunas Frases de libros en las que aparece docenas

La palabra docenas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2185
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En su faja quedaban ya pocos cartuchos, y a sus pies, como montón de plumas ensangrentadas, tenía hasta dos docenas de pájaros. ...

En la línea 325
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¡Qué de disgustos proporcionaron las dos _Marquesitas_, como las llamaban en la ciudad, a la austera doña Elvira!... Mercedes, la soltera, se fugó con un inglés rico. De tarde en tarde llegaban vagas noticias que hacían palidecer de rabia a la noble señora. Unas veces la veían en París, otras en Madrid, llevando una vida de _cocotte_ elegante. Cambiaba con frecuencia de protectores, pues los atraía a docenas con su gracia picaresca. Además, en ciertas vanidades producía gran impresión el título de marquesa de San Dionisio, que había unido a su nombre, y la corona nobiliaria con que adornaba sus camisas de noche y las sábanas de una cama tan frecuentada como la acera de una gran calle. ...

En la línea 1227
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El conserje del _Caballista_, andaba como loco buscando la llave de lo que pomposamente se titulaba biblioteca en los estatutos de la sociedad: un armario oculto en el rincón más oscuro de la casa, menguado como alacena de pobre, mostrando al través de sus cristales empolvados y telarañosos, unas cuantas docenas de libros, que nadie había abierto. ...

En la línea 1250
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Dupont, enardecido por el general asentimiento, seguía hablando, pero ahora en tono grave. La gente baja, lo que necesitaba antes del jornal, era el consuelo de la religión. Sin religión se vive rabiando, víctima de toda clase de infelicidades, y este era el caso de los trabajadores de Jerez. No creían en nada, no iban a misa, se burlaban de los curas, sólo pensaban en la revolución social con degollinas y fusilamientos de burgueses y jesuitas; no tenían la esperanza de la vida eterna, consuelo y compensación de las miserias de aquí abajo, que son insignificantes, pues sólo duran unas cuantas docenas de años, y como resultado lógico de tanta impiedad, encontraban su pobreza más dura, con nuevos tonos sombríos. ...

En la línea 1746
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Por lo menos quiero, Sancho, y porque es menester ansí, quiero, digo, que me veas en cueros, y hacer una o dos docenas de locuras, que las haré en menos de media hora, porque, habiéndolas tú visto por tus ojos, puedas jurar a tu salvo en las demás que quisieres añadir; y asegúrote que no dirás tú tantas cuantas yo pienso hacer. ...

En la línea 2281
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... De todo lo cual tiene vuestra merced la culpa, porque si se fuera su camino adelante y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía. ...

En la línea 4231
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Así que, señor mío, más vale ser humilde frailecito, de cualquier orden que sea, que valiente y andante caballero; mas alcanzan con Dios dos docenas de diciplinas que dos mil lanzadas, ora las den a gigantes, ora a vestiglos o a endrigos. ...

En la línea 4478
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y dijo: -Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal, moliente y corriente, magnífico y grande, como lo muestra este banquete, que si no ha venido aquí por arte de encantamento, parécelo, a lo menos; y no como yo, mezquino y malaventurado, que sólo traigo en mis alforjas un poco de queso, tan duro que pueden descalabrar con ello a un gigante, a quien hacen compañía cuatro docenas de algarrobas y otras tantas de avellanas y nueces, mercedes a la estrecheza de mi dueño, y a la opinión que tiene y orden que guarda de que los caballeros andantes no se han de mantener y sustentar sino con frutas secas y con las yerbas del campo. ...

En la línea 6343
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Vegallana empezaba siempre con sus sardinas; devoraba unas cuantas docenas, y en seguida se levantaba, y discretamente desaparecía del comedor. ...

En la línea 8660
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Acababa de apostar con Frígilis que él hacía tantas docenas de cartuchos en una hora, y venía dispuesto a intentar la prueba. ...

En la línea 15490
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Cientos de papas, docenas de concilios, miles de pueblos, millones de piedras de catedrales y cruces y conventos. ...

En la línea 131
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... mediatos, unas docenas de metros de tierra libre con varias matas de flores y tres naranjos colosales, negros y retorcidos, con muñones monstruosos en el tronco a causa» de las ramas cortadas, subiendo casi verticalmente, en busca de un sol que doraba tejados y muros, sin atreverse a descender más que breves instantes hasta el suelo, siempre húmedo y musgoso. ...

En la línea 1723
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los españoles residentes en Roma y los italianos amigos de los Borgias se veían obligados a levantar barricadas frente a sus palacios o casas. La ciudad Eterna estaba en revolución. Por todas partes riñas y choques de partidos opuestos, que hacían sucumbir docenas de personas. ...

En la línea 1048
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... 'No quiero hablar al ilustre Senado de los gastos que ha originado el Hombre-Montaña desde que vive entre nosotros. Esto será objeto de un discurso que pronunciaré otro día, cuando tenga completos los datos estadísticos que estoy reuniendo. Necesito saber con certeza cuantos bueyes come cada día, cuantas docenas de gallinas, así como las toneladas de pescado y de pan que lleva devoradas. No insisto en esto; pronto apreciará el Senado de que manera el Consejo Ejecutivo derrocha el dinero de la nación, a pesar de que el gobierno de nuestro sexo ostenta el espíritu de economía como la mayor de las ventajas sobre todos los gobiernos anteriores. ...

En la línea 1526
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Con sólo media docena de zancadas llegó el coloso a la puerta de la prisión, hundiendo sus pies en la muchedumbre armada. Las amazonas enviaron a lo alto una nube de flechas contra su pecho y su cabeza, mientras los jinetes de las cimitarras intentaban herirle en las pantorrillas. Pero el, con un golpe de su garrote, abrió anchísimo surco en la masa de enemigos, enviando por el aire docenas de estos, y a continuación le bastaron varias patadas para desbaratar el resto de la tropa. Todos los que aún se mantenían de pie huyeron, dejando el suelo cubierto de camaradas inertes o gimeantes. ...

En la línea 492
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Llegó un día —dijo Guillermina, suspendiendo su labor, para contar el caso a varios amigos de Barbarita—, en que las cosas se pusieron muy feas. Amaneció aquel día, y los veintitrés pequeñuelos de Dios que yo había recogido y que estaban en una casucha baja y húmeda de la calle de Zarzal, aposentados como conejos, no tenían qué comer. Tirando de aquí y de allá, podían pasar aquel día; pero ¿y el siguiente? Yo no tenía ya ni dinero ni quien me lo diera. Debía no sé cuántas fanegas de judías, doce docenas de alpargatas, tantísimas arrobas de aceite; no me quedaba que empeñar o que vender más que el rosario. Los primos, que me sacaban de tantos apuros, ya habían hecho los imposibles… Me daba vergüenza de volver a pedirles. Mi sobrino Manolo, que solía ser mi paño de lágrimas, estaba en Londres. Y suponiendo que mi primo Valeriano me tapase mis veintitrés bocas (y la mía veinticuatro) por unos cuantos días, ¿cómo me arreglaría después? Nada, nada, era indispensable arañar la tierra y buscar cuartos de otra manera y por otros medios. ...

En la línea 1224
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Tela. —¿Para camisas mías? Si tengo… creo que son veintisiete docenas. ...

En la línea 4611
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Pues no he de querer? Bueno va. Pedradas de esas vengan todos los días, ilustre amigo mío. Iremos… en el bien entendido de que venga Padilla esta noche a quedarse de guardia. Vamos ahora, mi queridísimo colega, a hacer estas píldoras de protoioduro de mercurio. Prepare usted el regaliz y el mucílago de goma arábiga. Receta de cuidado. Mucho ojo… Le digo a usted que no hay ciencia más sublime que la Farmacia. ¡Cuánto más bonita que averiguar si hubo o no tantas o cuántas docenas de dioses! Vamos allá; mucho cuidado con este precioso mercurial. Aviado estará el enfermo para quien sea. No, no le arriendo la ganancia. Pero a fe que se habrá divertido bastante en este mundo con las mozas guapas, y si buenos azotes le cuesta ahora, buenas ínsulas se habrá calzado. ¡Eh!… cuidado con las dosis. No sea usted tan vivo de genio. Mire que va a jorobar al paciente, y la saliva que eche va a llegar hasta aquí… ¡Qué hermosa es la Farmacia! Para mí hay dos artes, la Farmacia y la Música. Ambas curan a la humanidad. La Música es la Farmacia del alma, y la… viceversa, ya usted me entiende. Nosotros, ¿qué somos si no los compositores del cuerpo? Usted es un Rossini, por ejemplo, yo un Beethoven. En uno y otro arte todo es combinar, combinar. Llámanse notas allá, aquí las llamamos drogas, sustancias; allá sonatas, oratorios y cuartetos… aquí vomitivos, diuréticos, tónicos, etc… El quid está en saber herir con la composición la parte sensible… ¿Qué le parecen a usted estas teorías?… Cuando desafinamos, el enfermo se muere. ...

En la línea 1501
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Pero allí encontrarán lo que no esperan. Bastará que yo envíe emisarios a las demás islas de Borneo para que lleguen por docenas los paraos. ...

En la línea 1848
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Me acerqué a aquel molusco fenomenal. Estaba adherido por su biso a una gran piedra granítica, y se desarrollaba aisladamente allí en las aguas tranquilas de la gruta. Estimé el peso de esa tridacna en no menos de trescientos kilos. Una ostra semejante debe contener unos quince kilos de carne y haría falta el estómago de un Gargantúa para comerse unas cuantas docenas. ...

En la línea 2060
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al día siguiente, 11 de febrero, la despensa del Nautilus se enriqueció con otro delicado manjar, al abatirse sobre él una bandada de golondrinas de mar, palmípedas de la especie Sterna Nilótica, propia de Egipto, que tienen el pico negro, la cabeza gris con manchitas, el ojo rodeado de puntos blancos, el dorso, las alas y la cola grisáceas, el vientre y el cuello blancos y las patas rojas. Cazamos también unas docenas de patos del Nilo, aves salvajes con el cuello y la cabeza blancos moteados de puntos negros, que eran muy sabrosos. ...

En la línea 3052
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Nuestras redes recogieron magníficos espécimenes de algas en aquellos parajes, y en particular un cierto fuco cuyas raíces estaban cargadas de mejillones, que son los mejores del mundo. Ocas y patos se abatieron por docenas sobre la plataforma y pasaron a ocupar su sitio en la despensa de a bordo. Entre los peces me llamaron particularmente la atención unos óseos pertenecientes al género de los gobios, y otros del mismo género, de dos decímetros de largo, sembrados de motas blancuzcas y amarillas. Admiré también numerosas medusas, y las más bellas del género, por cierto, las crisaoras, propias de las aguas que bañan las Malvinas. Unas veces parecían sombrillas semiesféricas muy lisas, surcadas por líneas de un rojo oscuro y terminadas en doce festones regulares, y otras, parecían canastillos invertidos de los que se escapaban graciosamente anchas hojas y largas ramitas rojas. Nadaban agitando sus cuatro brazos foliáceos, y dejaban flotar a la deriva sus opulentas cabelleras de tentáculos. Me hubiera gustado conservar alguna muestra de estos delicados zoófitos, pero no son más que nubes sombras, apariencias, que se funden y se evaporan fuera de su elemento natal. ...

En la línea 3282
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Mientras recorríamos los fondos del banco de Terranova vi perfectamente las largas líneas armadas de doscientos anzuelos que cada barco tiende por docenas. Cada línea, arrastrada por un extremo mediante un pequeño rezón, quedaba retenida en la superficie por un orinque fijado a una boya de corcho. El Nautilus debió maniobrar con pericia en medio de esa red submarina. Pero no permaneció por mucho tiempo en esos parajes tan frecuentados. Se elevó hasta el grado 42 de latitud, a la altura de San Juan de Terranova y de Heart's Content, donde termina el cable transatlántico. En vez de continuar su marcha al Norte, el Nautilus puso rumbo al Este, como si quisiera seguir la llanura telegráfica en la que reposa el cable y cuyo relieve ha sido revelado con gran exactitud por los múltiples sondeos realizados. ...

En la línea 1085
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... En cuanto a Perico, escondió la cabeza entre las manos, y murmuró más de tres docenas de «Jesús, Jesús… Válgame Dios, válgame Dios… Qué desgracia, qué desgracia… » y aún debo añadir, en honra de la sensibilidad del insigne pollo, que se demudó bastante su rostro, y pugnaron por asomar a sus lagrimales, y asomaron al fin, unas cuantas gotas de eso que los poetas llaman rocío del alma. No quise omitir estos pormenores, a fin de que no se crea que Perico era malo, siendo así, que de investigaciones y curiosos datos estadísticos resulta que aún valía más que las dos terceras partes de la prole de Adán. Triste y mustio de veras, se dejó conducir por Miranda a su cuarto, y es cosa averiguada también, que en todo el curso de aquel día no entraron en su cuerpo más alimentos que dos tazas de té y un huevo pasado por agua, que la extrema debilidad le obligó a sorber, entrada ya la noche. ...

En la línea 1203
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -No sé… -El fiel perro alzó los ojos y contempló las facciones descompuestas del marido, y una intuición rápida le dijo docenas de cosas. Miranda salió como un cohete, y recorrió las habitaciones llamando a Lucía a gritos. Silencio profundo. Entonces resueltamente salió al balcón, y bajó al jardín. ...


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