Cual es errónea Divina o Dibina?
La palabra correcta es Divina. Sin Embargo Dibina se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino dibina es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra divina
Más información sobre la palabra Divina en internet
Divina en la RAE.
Divina en Word Reference.
Divina en la wikipedia.
Sinonimos de Divina.

la Ortografía es divertida
Reglas relacionadas con los errores de v;b
Las Reglas Ortográficas de la V
Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.
Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.
Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.
Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.
Por ejemplo: divertir, división.
Excepciones: dibujo y sus derivados.
Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.
Las Reglas Ortográficas de la B
Regla 1 de la B
Detrás de m se escribe siempre b.
Por ejemplo:
sombrío
temblando
asombroso.
Regla 2 de la B
Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.
Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.
Regla 3 de la B
Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.
Por ejemplo: albanés, albergar.
Excepciones: Álvaro, alvéolo.
Regla 4 de la B
Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.
Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.
Excepciones: movilidad y civilidad.
Regla 5 de la B
Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.
Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.
Regla 6 de la B
Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.
Regla 7 de la B
Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.
Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras v;b

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece divina
La palabra divina puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 618
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La caridad no había hecho nada por dignificar al hombre. Diecinueve siglos llevaba de reinado; la cantaban los poetas como inspiración divina; la ensalzaban los felices como la mayor de las virtudes, y el mundo estaba igual que el día en que apareció ella por primera vez con la doctrina del Cristo. La experiencia resultaba suficientemente larga para apreciar su inutilidad. ...
En la línea 1506
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... YO.—¿No me oíste hablar en los _foros_ acerca de Dios y _Tebleque_? He venido a tierras de España para explicar la palabra divina a los _Calés_ y a los gentiles. ...
En la línea 2512
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En la nueva edición se omitieron, como es natural, las notas, y se ofreció al público la palabra divina escueta. ...
En la línea 3562
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Cuando la maldad impía, la liviandad y el escarnio de la fe, a España sumieron en las tinieblas del caos, tú tan sólo luz divina fuiste y refulgente faro que del infierno el escuro alumbraste, Santiago. ...
En la línea 4536
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Aquí podían vivir felices, alimentándose de raíces y no bebiendo más que agua, unos cuantos santos varones, y dedicarse a la contemplación divina sin que el ruido del mundo viniese a turbarlos. ...
En la línea 1967
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Acabóse de lavar los hermosos pies, y luego, con un paño de tocar, que sacó debajo de la montera, se los limpió; y, al querer quitársele, alzó el rostro, y tuvieron lugar los que mirándole estaban de ver una hermosura incomparable; tal, que Cardenio dijo al cura, con voz baja: -Ésta, ya que no es Luscinda, no es persona humana, sino divina. ...
En la línea 2383
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pues, si esto sintió un gentil de la amistad, ¿cuánto mejor es que lo sienta el cristiano, que sabe que por ninguna humana ha de perder la amistad divina? Y cuando el amigo tirase tanto la barra que pusiese aparte los respetos del cielo por acudir a los de su amigo, no ha de ser por cosas ligeras y de poco momento, sino por aquellas en que vaya la honra y la vida de su amigo. ...
En la línea 5303
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas y desenvainar las espadas, y poner a riesgo sus personas, vidas y haciendas: la primera, por defender la fe católica; la segunda, por defender su vida, que es de ley natural y divina; la tercera, en defensa de su honra, de su familia y hacienda; la cuarta, en servicio de su rey, en la guerra justa; y si le quisiéremos añadir la quinta, que se puede contar por segunda, es en defensa de su patria. ...
En la línea 6690
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Ordené, pues, a mi parecer como prudente, bien así como el que sabe que para tal tiempo le han de quitar la casa donde vive y se provee de otra donde mudarse; ordené, digo, de salir yo solo, sin mi familia, de mi pueblo, y ir a buscar donde llevarla con comodidad y sin la priesa con que los demás salieron; porque bien vi, y vieron todos nuestros ancianos, que aquellos pregones no eran sólo amenazas, como algunos decían, sino verdaderas leyes, que se habían de poner en ejecución a su determinado tiempo; y forzábame a creer esta verdad saber yo los ruines y disparatados intentos que los nuestros tenían, y tales, que me parece que fue inspiración divina la que movió a Su Majestad a poner en efecto tan gallarda resolución, no porque todos fuésemos culpados, que algunos había cristianos firmes y verdaderos; pero eran tan pocos que no se podían oponer a los que no lo eran, y no era bien criar la sierpe en el seno, teniendo los enemigos dentro de casa. ...
En la línea 9595
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y él, don Fermín, sería su maestro vivo, de carne y hueso; pero además tendría otro; la santa doctora, la divina Teresa de Jesús. ...
En la línea 10603
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Encerrada en su alcoba o en su tocador, que ya tenía algo de oratorio, sin necesidad de estímulos exteriores, perdida en las soledades del alma, de rodillas o sentada al pie de su lecho, sobre la piel de tigre, con los ojos casi siempre cerrados, gozaba la voluptuosidad dúctil de imaginar el mundo anegado en la esencia divina, hecho polvo ante ella. ...
En la línea 10852
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Todo había cambiado; su vocación religiosa, su pacto serio con Jesús la obligaban de otro modo más fuerte que los lazos demasiado sutiles del deber vagamente admitido por la conciencia, sin pensar en sanción divina. ...
En la línea 11753
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La cosa era bien clara, la religión no podía ser más sencilla, más evidente: Dios estaba en el cielo presidiendo y amando su obra maravillosa, el Universo; el Hijo de Dios había nacido en la tierra y por tal honor y divina prueba de cariño, el mundo entero se alegraba y se ennoblecía; y no importaba que hubiesen pasado tantos siglos, el amor no cuenta el tiempo; hoy era tan cierto como en tiempo de los Apóstoles, que Dios había venido al mundo; el motivo para estar contentos todos los seres, el mismo. ...
En la línea 700
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Roma entera se puso en movimiento para recibirlo. Tal era el pavor infundido por Mohamed después de la toma de Constantinopla, que había circulado la predicción de que el soberano de loa turcos iría un día a apoderarse de la Ciudad Eterna, estableciendo su alojamiento en el Vaticano. Y todos creyeron ver un acto de la voluntad divina al cumplirse tal vaticinio, pero de diferente modo, llegando el Gran Turco como cautivo y no como vencedor. ...
En la línea 392
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Lo único cierto es que Eulame volvió a Liliput, pero no en una simple barca, como la que le trajo a usted, Gentleman-Montaña. Al otro lado de la gran barrera de rocas y espumas levantada por nuestros dioses quedó, según cuentan los cronistas de aquella época, un buque de proporciones inmensas, un verdadero navío de gigantes. Un simple bote salvó el obstáculo de la muralla divina, trayendo hasta nuestras costas a Eulame y a un Hombre-Montaña viejo, seco de cuerpo, con barba blanca, que supongo debió ser su estudioso protector. ...
En la línea 581
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - ¡Animal grosero! -gritó enseñando el puño a Gillespie, como si este fuese el autor del atentado contra su divina persona-. ¡Hipopótamo-Montaña!… ¡Hombre habías de ser!… ¡Y pensar que un gran pueblo se interesa por ti!… ...
En la línea 701
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Jamás había experimentado un orgullo profesional ni una satisfacción de amor propio comparables a los de este momento. Todos los que admiraban sus versos, incluso el glorioso Golbasto, tenían voces iguales a las de los otros humanos, y sus elogios eran siempre idénticos. Pero oírse alabar ahora por este trueno que venía de lo alto y que en el caso de ponerse el gigante de pie podía resonar hasta por encima de las nubes, representaba para Momaren una glorificación casi divina. ...
En la línea 48
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En esto apareció en el extremo Oriente un nuevo artista, un genio que acabó de perturbar a D. Bonifacio. Este innovador fue Senquá, del cual puede decirse que representaba con respecto a Ayún, en aquel arte budista, lo que en la música representaba Beethoven con respecto a Mozart. Senquá modificó el estilo de Ayún, dándole más amplitud, variando más los tonos, haciendo, en fin, de aquellas sonatas graciosas, poéticas y elegantes, sinfonías poderosas con derroche de vida, combinaciones nuevas y atrevimientos admirables. Ver D. Bonifacio las primeras muestras del estilo de Senquá y chiflarse por completo, fue todo uno. «¡Barástolis!, ¡esto es la gloria divina—decía—; es mucho chino este… !». Y de tal entusiasmo nacieron pedidos imprudentes y el grave error mercantil, cuyas consecuencias no pudo apreciar aquel excelente hombre, porque le cogió la muerte. ...
En la línea 1601
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —En buen apuro me vi, camaraíta —dijo Villalonga conteniendo la risa—. ¿Se enteraría? Pues verás; otro detalle. Llevaba unos pendientes de turquesas, que eran la gracia divina sobre aquel cutis moreno pálido. ¡Ay, qué orejitas de Dios y qué turquesas! Te las hubieras comido. Cuando les vimos levantarse, nos propusimos seguir a la pareja para averiguar dónde vivía. Toda la gente que había en Praga la miraba, y ella más parecía corrida que orgullosa. Salimos… tras, tras… calle de Alcalá, Peligros, Caballero de Gracia, ellos delante, nosotros detrás. Por fin dieron fondo en la calle del Colmillo. Llamaron al sereno, les abrió, entraron. ...
En la línea 2365
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¡Ay, mi galapaguito de mi alma, qué enfadadito está conmigo, que le quiero tanto!… Sor Marcela, una palabrita, nada más que una palabrita. Yo no quiero que me saques de aquí, porque me merezco la encerrona. Pero ¡ay niñita mía, si vieras qué mala me he puesto! Paice que me están arrancando el estómago con unas tenazas de fuego… Es de la tremolina de esta mañana. Me dan tentaciones de ahorcarme colgándome de esta reja con un cordón hecho de tiras del refajo. Y lo voy a hacer, sí, lo hago y me cuelgo si no me miras y me dices algo… Cojita graciosa, enanita remonona, mira, oye: si quieres que te quiera más que a mi vida y te obedezca como un perro, hazme un favor que voy a pedirte; tráeme nada más que una lagrimita de aquella gloria divina que tú tienes, de aquello que te recetó el médico para tu mal de barriga… Anda, ángel, mira que te lo pido con toda mi alma, porque esta penita que tengo aquí no se me quiere quitar, y parece que me voy a morir. Anda, rica, cañamón de los ángeles; tráeme lo que te pido, así Dios te dé la vida celestial que te tienes ganada, y tres más, y así te coronen los serafines cuando entres en el Cielo con tu patita coja… ». ...
En la línea 2483
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Mauricia—le dijo en tono lacrimoso la monja, con aquella buena fe que en ella equivalía a la gracia divina—. Porque hayas sido muy mala no vayas a creerte que Dios te niega su perdón». ...
En la línea 1474
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... En trabajos de índole al parecer insignificante era donde había que ver y admirar la agudeza, la sensatez, la perspicacia, la maravillosa intuición histórica y la penetración crítica de S. Paparrigópulos. Había que ver sus cualidades así, aplicadas y en concreto, sobre lo vivo, y no en abstracta y pura teoría; había que verle en la suerte. Cada disertación de aquellas era todo un curso de lógica inductive, un monumento tan maravilloso como la obra de Lionnet acerca de la oruga del sauce, y una muestra, sobre todo, de lo que es el austero amor a la santa Verdad. Huía de la ingeniosidad como de la peste y creía que sólo acostumbrándonos a respetar a la divina Verdad, aun en lo más pequeño, podremos rendirle el debido culto en lo grande. ...
En la línea 3748
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Si hace usted intervenir a la Providencia divina, no hablemos más ‑dijo Raskolnikof en tono sombrío. ...
En la línea 693
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Desde Benarés, la vía férrea seguía en parte el valle del Ganges. A través de los cristales del vagón, y con un tiempo sereno, aparecían el paisaje variado de behar, montañas cubiertas de verdor, campos de cebada, maíz y trigo, ríos de estanques poblados de aligatores verdosos, aldeas bien acondicionadas y selvas que aun conservaban la hoja. Algunos elefantes y cebús de protuberancia iban a bañarse a las aguas del río sagrado; y también, a pesar de la estación adelantada y de la temperatura, ya fría, se veían cuadrillas de indios de ambos sexos, que cumplían piadosamente sus santas abluciones. Esos fieles enemigos encarnizados del budismo, son sectarios fervientes de la religión brahmánica que se encama en tres personas: Vishma, la divinidad solar; Shiva, la personificación divina de las fuerzas naturales; y Brahma, el jefe supremo de los sacerdotes y legisladores. ¡Pero con qué ojo Brahma, Shiva y Vishma debían considerar a esa India, ahora britanizada, cuando algún barco de vapor pasaba silbando y turbaba las aguas consagradas del Ganges, espantando a las gaviotas que revoloteaban en la superficie, a las tortugas que pululaban en sus orillas y a los devotos tendidos a lo largo de sus márgenes! ...
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