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La palabra despaco
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Comó se escribe despaco o despacho?

Cual es errónea Despacho o Despaco?

La palabra correcta es Despacho. Sin Embargo Despaco se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra despaco es que se ha eliminado o se ha añadido la letra h a la palabra despacho

Algunas Frases de libros en las que aparece despacho

La palabra despacho puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 104
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Como también encontraba en él despacho la pobre huérfana se metió valerosamente en los sucios callejones, que parecían muertos a aquella hora. ...

En la línea 1970
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Además, contaba Copa con su cuarto-despensa, donde estaban en tinajas grandes como monumentos las verdes aceitunas partidas y las morcillas de cebolla conservadas en aceite; artículos de mayor despacho. ...

En la línea 37
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Más de media hora pasó el joven examinando sus papeles, sin dejar de mirar, de vez en cuando, al vecino despacho, que seguía desierto. Como si quisiera retardar el momento de ver a su jefe, buscó un pretexto para salir del escritorio y cogió una carta de Inglaterra. ...

En la línea 143
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Dupont fue a instalarse en su despacho y acudió presuroso don Ramón, el encargado de la publicidad, con un lío de papeles que presentó a su jefe, acompañándolo con una sonrisa de cortesano viejo. ...

En la línea 445
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Anda, que hoy tendrás buen despacho--le dijo _Zarandilla_.--Los mozos se pirran por tus papeles y tendrán en qué entretenerse mientras llueva. ...

En la línea 490
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El aperador condujo a Salvatierra a una habitación grande, de paredes enjalbegadas, que le servía de despacho. Empezaba a anochecer y encendió un velón de los antiguos de Lucena, puesto sobre una mesa, en la que se veía un tintero de loza enorme, con una pluma no más larga que un dedo. ...

En la línea 8343
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... » Pero esto, Planchet, es tan grave y tan importan te que ni siquiera he querido confesar a mis amigos que te confiaría este secreto, y ni por un despacho de capitán querría escri bírtelo. ...

En la línea 10977
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El nombre falta en ese despacho: escribidlo vos mismo. ...

En la línea 10985
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Haced de ese despacho lo que os plazca. ...

En la línea 11002
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Le contó lo que había pasado entre el car denal y él, y sacando el despacho de su bolso: -Tomad, mi querido Athos -dijo-, a vos os corresponde, naturalmente. ...

En la línea 59
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Los señores fiscales, ademas de las tequiosas tareas de su vasto ministerio, que son muy grandes y complicadas (como que es proberbio comun que ningun fiscal resiste ese despacho cinco años cumpliendo como es debido), tienen sobre sí la llamada proteccion de indios y de chinos, reducida nada menos que á tomar por sí (por privilejios que aquellos tienen) la defensa de sus personas, y aun negocios, cuando atropelladas por alguna persona creen que no se les ha de hacer justicia, que se acojen (y lo hacen facilmente) á la proteccion fiscal, y los ocupan, y no poco á veces, por nada; pero que distraen de sus importantes trabajos á los señores fiscales cuando se les antoja sin motivo, y con razon cuando le hay. ...

En la línea 161
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Es cosa sabida y que todos conocen ser muy fácil reducir el sistema administrativo de hacienda á un método breve y de toda claridad en cualquier estado, como por ejemplo, en Filipinas, donde con recursos el gobierno para tener al corriente todas sus cargas, no debia haber cuentas atrasadas, ni deudas de ninguna clase, lo cual es indudable facilita y abrevia el sistema de contabilidad, disminuye trabajos, y sin disputa la cuenta y razon debe marchar por un camino mas corto y despejado, con ahorro considerable de manos ocupadas en este ramo: pues cabalmente en Filipinas hace algun tiempo parece no se ha tratado sino de complicar mas y mas este ramo, multiplicando empleados, aumentando sueldos, y proponiéndose cada dia nuevos planes, sin que de ninguno haya resultado otro beneficio que gravar el tesoro público, y retardar el curso y despacho de los negocios [20]. ...

En la línea 260
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... El comercio de Manila se ha quejado confidencialmente muchas veces del retraso que sufren los negocios y otros perjuicios que esperimenta por el método con que se hallan montadas las oficinas de aquella aduana, en donde de sol á sol y sin escepcion de feriados ni festivos deberia estar constantemente corriente el despacho; mas sobre todo, el comercio es quien debe representar y pedir para remover los obstáculos que le perjudiquen, y plantear la marcha de reformas adecuadas á sus necesidades. ...

En la línea 423
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... promovido en Manila á consecuencia de la Real órden de 18 de Marzo de 1832 sobre pago de porte de la correspondencia estranjera; espedida despues de oir á los enviados de nuestro gobierno en Francia é Inglaterra, segun en ella aparece, y que no se observó alli, porque el tribunal del consulado al evacuar el informe pedido por el capitan jeneral, manifestó que para cumplirla sea preciso que la administracion de correos se constituyese de diferente manera que lo estaba, que regularizara su despacho, que sus operaciones se interviniesen, que el local de la oficina fuese mas análogo al objeto; y por último, que no estuviese servida por un empleado del gobierno: razones seguramente á cual mas poderosas para tomarlas en consideracion y proveer sin escepcion alguna al remedio de los males que en ella se denuncian, pues aunque la direccion hubiese querido conservar al actual administrador, por quien al parecer se interesa el suscriptor de vds. ...

En la línea 1737
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Una mañana, temprano, acudí a Palacio, en una de cuyas alas estaba el despacho del primer ministro. ...

En la línea 1744
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Entraron antes que yo varias personas, pero me llegó el turno, al fin, y me introdujeron en el despacho de Mendizábal. ...

En la línea 1757
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Todavía la semana pasada, un individuo jorobado se abrió paso hasta mi despacho, donde yo trataba asuntos importantes, y me dijo que Cristo estaba para llegar de un momento a otro... ...

En la línea 1995
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Yo le prepararé, y respondo de que le recibirá cortésmente.» Pocos días después, en efecto, tuve una entrevista con Istúriz en su despacho de Palacio; para ser breve, sólo diré que le hallé muy bien dispuesto en favor de mis planes. ...

En la línea 3340
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Pues, ¿cómo supo mi padre -dijo don Luis- que yo venía este camino y en este traje? -Un estudiante -respondió el criado- a quien distes cuenta de vuestros pensamientos fue el que lo descubrió, movido a lástima de las que vio que hacía vuestro padre al punto que os echó de menos; y así, despachó a cuatro de sus criados en vuestra busca, y todos estamos aquí a vuestro servicio, más contentos de lo que imaginar se puede, por el buen despacho con que tornaremos, llevándoos a los ojos que tanto os quieren. ...

En la línea 6247
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Alborotóse el doctor, viendo tan colérico al gobernador, y quiso hacer tirteafuera de la sala, sino que en aquel instante sonó una corneta de posta en la calle, y, asomándose el maestresala a la ventana, volvió diciendo: -Correo viene del duque mi señor; algún despacho debe de traer de importancia. ...

En la línea 6546
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Visita las cárceles, las carnicerías y las plazas, que la presencia del gobernador en lugares tales es de mucha importancia: consuela a los presos, que esperan la brevedad de su despacho; es coco a los carniceros, que por entonces igualan los pesos, y es espantajo a las placeras, por la misma razón. ...

En la línea 3342
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El salón de antigüedades y el despacho del Marqués, constituían, como él decía, la parte seria de la casa. ...

En la línea 3343
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En el despacho todo era de roble mate; nada, absolutamente nada, de oro; madera y sólo madera. ...

En la línea 3344
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Vegallana tenía en mucho la severidad de su despacho; nada más serio que el roble para casos tales. ...

En la línea 4352
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Quiso bajar a la huerta, al Parque; sin pedir luz ni encenderla, alumbrada por la luna, atravesó algunas habitaciones buscando la escalera del parterre; pero al pasar cerca del despacho de Quintanar, cambió de propósito y se dijo: Entraré ahí; ese debe de tener fósforos sobre la mesa. ...

En la línea 1068
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En los salones de espera del jefe del Consejo aguardó inútilmente unas dos horas. Los empleados le ignoraban voluntariamente. Vio a Momaren que salía del despacho del presidente. Al cruzarse con el profesor, que le saludó con una profunda reverencia, el Padre de los Maestros solo tuvo para el una mirada fría y un murmullo ininteligible. Al fin, Flimnap, convencido de que había pasado su periodo de gloria y de influencia, salió del palacio del gobierno. ...

En la línea 1675
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Efectivamente, el telegrafista fue hacia su mesa y le entregó el despacho. ...

En la línea 1676
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie abrió el sobre con mano temblorosa, buscando inmediatamente la firma del telegrama. ¡Lo que el había pensado!… El despacho iba suscrito por mistress Augusta Haynes. ...

En la línea 1680
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Al fin volvió a abrir el despacho instintivamente, para leerlo línea por línea. Sentía el deseo amargamente atractivo que nos impulsa a paladear los grandes dolores. Necesitaba saber como había sido su desgracia, conocerla detalle por detalle, rebuscando entre las palabras inmóviles y secas del telegrama la vibración de aquella catástrofe, sin interes para el resto de los humanos, pero la más grande que podía ocurrir en el mundo para la madre y para él. ...

En la línea 424
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El comedor era interior, con tres ventanas al patio, su gran mesa y aparadores de nogal llenos de finísima loza de China, la consabida sillería de cuero claveteado, y en las paredes papel imitando roble, listones claveteados también, y los bodegones al óleo, no malos, con la invariable raja de sandía, el conejo muerto y unas ruedas de merluza que de tan bien pintadas parecía que olían mal. Asimismo era interior el despacho de D. Baldomero. ...

En la línea 488
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Barbarita, que conocía bien a su amiga, no machacaba como D. Baldomero, dejándola comer lo que quisiese o no comer nada. Si por acaso estaba en la mesa el gordo Arnaiz, se permitía algunas cuchufletas de buen género sobre aquellos antiquísimos estilos de santidad, consistentes en no comer. «Lo que entra por la boca no daña al alma. Lo ha dicho San Francisco de Sales nada menos». La de Pacheco, que tenía buenas despachaderas, no se quedaba callada, y respondía con donaire a todas las bromas sin enojarse nunca. Concluida la comida, se diseminaban los comensales, unos a tomar café al despacho y a jugar al tresillo, otros a formar grupos más o menos animados y chismosos, y Guillermina a su sillita baja y al teje maneje de las agujas. Jacinta se le ponía al lado y tomaba muy a menudo parte en aquellas tareas, tan simpáticas a su corazón. Guillermina hacía camisolas, calzones y chambritas para sus ciento y pico de hijos de ambos sexos. ...

En la línea 645
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A eso de las tres, marido y mujer estaban solos en el despacho, él en el sillón leyendo periódicos, ella arreglando la habitación que estaba algo desordenada. Barbarita había salido a comprar. El criado anunció a un hombre que quería hablar con el señor joven. ...

En la línea 648
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al poco rato entró en el despacho un hombre muy flaco, de cara enfermiza y toda llena de lóbulos y carúnculas, los pelos bermejos y muy tiesos, como crines de escobillón, la ropa prehistórica y muy raída, corbata roja y deshilachada, las botas muertas de risa. En una mano traía el sombrero que era un claque del año en que esta prenda se inventó, el primogénito de los claques sin género de duda, y en la otra un lío de carteras-prospectos para hacer suscriciones a libros de lujo, las cuales estaban tan sobadas, que la mugre no permitía ver los dorados de la pasta. Impresionó penosamente a la compasiva Jacinta aquella estampa de miseria en traje de persona decente, y más lástima tuvo cuando le vio saludar con urbanidad y sin encogimiento, como hombre muy hecho al trato social. ...

En la línea 2225
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Sí, una imposibilidad! Aquella tarde en que nos vimos y hablamos en el despacho de usted, ¿recuerda?, estando usted despierto y no como ahora, dormido y soñando, le dije a usted que nosotros, los entes de ficción, según usted, tenemos nuestra lógica y que no sirve que quien nos finge pretenda hacer de nosotros lo que le dé la gana, ¿recuerda? ...

En la línea 1456
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... El despacho del señor Jaggers estaba poco alumbrado por una claraboya que le daba luz cenital; era un lugar muy triste. Aquella claraboya tenía muchos parches, como si fuese una cabeza rota, y las casas contiguas parecían haberse retorcido, como si quisieran mirarme a través de ella. No había por allí tantos papeles como yo me habría imaginado; por otra parte, vi algunos objetos heterogéneos, tales como una vieja pistola muy oxidada, una espada con su vaina, varias cajas y paquetes de raro aspecto y dos espantosas mascarillas en un estante, de caras algo hinchadas y narices retorcidas. El sillón del señor Jaggers tenía un gran respaldo cubierto de piel de caballo, con clavos de adorno que le daban la apariencia de un ataúd, y tuve la ilusión de que lo veía recostarse allí mientras se mordía su dedo índice ante los clientes. La habitación era muy pequeña y, al parecer, los clientes habían contraído la costumbre de apoyarse en la pared, pues la parte opuesta al sillón del señor Jaggers estaba grasienta de tantos hombros como en ella se habían recostado. Entonces recordé que el caballero del único ojo se había apoyado también en la pared cuando fui la causa involuntaria de que lo sacaran de allí. ...

En la línea 1457
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Me senté en la silla destinada a los clientes y situada enfrente del sillón del señor Jaggers, y me quedé fascinado por la triste atmósfera del lugar. Me pareció entonces que el pasante tenía, como el señor Jaggers, el aspecto de estar enterado de algo desagradable acerca de cuantas personas veía. Traté de adivinar cuántos empleados habría, además, en el piso superior, y si éstos pretenderían poseer el mismo don en perjuicio de sus semejantes. Habría sido muy curioso conocer la historia de todos los objetos en desorden que había en la estancia y cómo llegaron a ella; también me pregunté si los dos rostros hinchados serían de individuos de la familia del señor Jaggers y si era tan desgraciado como para tener a un par de parientes de tan mal aspecto; por qué los había colgado allí para morada de las moscas y de los escarabajos, en vez de llevárselos a su casa e instalarlos allí. Naturalmente, yo no tenía experiencia alguna acerca de un día de verano en Londres, y tal vez mi ánimo estaba deprimido por el aire cálido y enrarecido y por el polvo y la arena que lo cubrían todo. Pero permanecí pensativo y preguntándome muchas cosas en el despacho del señor Jaggers, hasta que ya me fue imposible soportar por más tiempo las dos mascarillas colgadas encima del sillón y, levantándome, salí. ...

En la línea 1460
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Volví al despacho para preguntar si había vuelto el señor Jaggers, y me dijeron que no, razón por la cual volví a salir. Aquella vez me fui a dar una vuelta por Little Britain, y me metí en Bartolomew Close; entonces observé que había otras personas esperando al señor Jaggers, como yo mismo. En Bartolomew Close había dos hombres de aspecto reservado y que, muy pensativos, metían los pies en los huecos del pavimento mientras hablaban. Uno de ellos dijo al otro, cuando yo pasaba por su lado, que «Jaggers lo haría si fuera preciso hacerlo». En un rincón había un grupo de tres hombres y dos mujeres, una de las cuales lloraba sobre su sucio chal y la otra la consolaba diciéndole, mientras le ponía su propio chal sobre los hombros: «Jaggers está a favor de él; le ayuda, Melia. ¿Qué más quieres?» Había un judío pequeñito, de ojos rojizos, que entró en Bartolomew Close mientras yo esperaba, en compañía de otro judío, también de corta estatura, a quien mandó a hacer un recado; cuando se marchó el mensajero, observé al judío, hombre de temperamento muy excitable, que casi bailaba de ansiedad bajo el poste de un farol y decía al mismo tiempo, como si estuviera loco: «¡Oh Jaggers! ¡Solamente éste es el bueno! ¡Todos los demás no valen nada!» Estas pruebas de la popularidad de mi tutor me causaron enorme impresión y me quedé más admirado que nunca. ...

En la línea 1487
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Mi tutor echó a un lado al suplicante con la mayor indiferencia y le dejó bailando en el pavimento como si éste estuviera al rojo. Sin ser objeto de ninguna otra interrupción llegamos al despacho de la parte delantera, en donde hallamos al empleado y al hombre vestido de terciopelo y con el gorro de piel. ...

En la línea 121
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »‑Simón Zaharevitch ‑dijo Catalina Ivanovna‑ tiene ahora un empleo y recibe un sueldo. Se ha presentado a su excelencia, y su excelencia ha salido de su despacho, ha tendido la mano a Simón Zaharevitch, ha dicho a todos los demás que esperasen y lo ha hecho pasar delante de todos. ¿Comprende, comprende usted? 'Naturalmente ‑le ha dicho su excelencia‑, me acuerdo de sus servicios, Simón Zaharevitch, y, aunque usted no se portó como es debido, su promesa de no reincidir y, por otra parte, el hecho de que aquí ha ido todo mal durante su ausencia (¿se da usted cuenta de lo que esto significa?), me induce a creer en su palabra.' ...

En la línea 797
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero de pronto se desencadenó una tormenta en el despacho. El ayudante del comisario, todavía bajo los efectos de la afrenta que acababa de sufrir y deseoso de resarcirse, empezó de improviso a poner de vuelta y media a la dama del lujoso vestido, la cual, desde que le había visto entrar, no cesaba de mirarle con una sonrisa estúpida. ...

En la línea 809
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Luisa Ivanovna empezó a saludar a derecha e izquierda calurosamente, y así, haciendo reverencias, retrocedió hasta la puerta. Allí tropezó con un gallardo oficial, de cara franca y simpática, encuadrada por dos soberbias patillas, espesas y rubias. Era el comisario en persona: Nikodim Fomitch. Al verle, Luisa Ivanovna se apresuró a inclinarse por última vez hasta casi tocar el suelo y salió del despacho con paso corto y saltarín. ...

En la línea 2324
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «Es de gran importancia saber si Porfirio está enterado de que estuve ayer en casa de esa bruja y de las preguntas que hice sobre la sangre. Es necesario que yo sepa esto inmediatamente, que yo lea la verdad en su semblante apenas entre en el despacho, al primer paso que dé. De lo contrario, no sabré cómo proceder, y ya puedo darme por perdido.» ...

En la línea 194
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En efecto, durante aquel día, a las nueve de la noche, el director de la policía metropolitana había recibido un despacho telegráfico así concebido: ...

En la línea 199
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El efecto de este despacho fue inmediato. El honorable gentleman desapareció para dejar sitio al ladrón de billetes de banco. Su fotografía, depositada en el Reform Club con las de sus colegas, fue examinada. Reproducía rasgo por rasgo al hombre cuyas señas habían sido determinadas en el expediente de investigación. Todos recordaron lo que tenía de misteriosa la existencia de Phileas Fogg, su aislamiento, su partida repentina, y pareció evidente que este personaje, pretextando un viaje alrededor del mundo y apoyándose en una apuesta insensata, no tenía otro objeto que hacer perder la pista a los agentes de la policía inglesa. ...

En la línea 201
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... He aquí las circunstancias que ocasionaron el envío del despacho concerniente al señor Phileas Fogg. ...

En la línea 231
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Después de esta reflexión, que dio mucho que pensar al agente, el cónsul regresó a su despacho, situado allí cerca. El inspector de policía se quedó solo, entregado a una impaciencia nerviosa y con el extraiío presentimiento de que el ladrón debía estar a bordo del 'Mongolia'; y en verdad, si el tunante había salido de Inglaterra con intención de irse al Nuevo Mundo, debía haber obtenido la preferencia del camino de la India, menos vigilado o más difícil de vigilar que el Atlántico. ...


El Español es una gran familia


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra h

Reglas relacionadas con los errores de h

Las Reglas Ortográficas de la H

Regla 1 de la H Se escribe con h todos los tiempos de los verbos que la llevan en sus infinitivos. Observa estas formas verbales: has, hay, habría, hubiera, han, he (el verbo haber), haces, hago, hace (del verbo hacer), hablar, hablemos (del verbo hablar).

Regla 2 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan con la sílaba hum- seguida de vocal. Observa estas palabras: humanos, humano.

Se escriben con h las palabras que empiezan por hue-. Por ejemplo: huevo, hueco.

Regla 3 de la H Se escriben con h las palabra que empiezan por hidro- `agua', hiper- `superioridad', o `exceso', hipo `debajo de' o `escasez de'. Por ejemplo: hidrografía, hipertensión, hipotensión.

Regla 4 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan por hecto- `ciento', hepta- `siete', hexa- `seis', hemi- `medio', homo- `igual', hemat- `sangre', que a veces adopta las formas hem-, hemo-, y hema-, helio-`sol'. Por ejemplo: hectómetro, heptasílaba, hexámetro, hemisferio, homónimo, hemorragia, helioscopio.

Regla 5 de la H Los derivados de palabras que llevan h también se escriben con dicha letra.

Por ejemplo: habilidad, habilitado e inhábil (derivados de hábil).

Excepciones: - óvulo, ovario, oval... (de huevo)

- oquedad (de hueco)

- orfandad, orfanato (de huérfano)

- osario, óseo, osificar, osamenta (de hueso)


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Errores Ortográficos típicos con la palabra Despacho

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Cómo se escribe despacho o despaco?

Más información sobre la palabra Despacho en internet

Despacho en la RAE.
Despacho en Word Reference.
Despacho en la wikipedia.
Sinonimos de Despacho.

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