Cual es errónea Demonios o Demonioz?
La palabra correcta es Demonios. Sin Embargo Demonioz se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino demonioz es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra demonios
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Demonios en Word Reference.
Demonios en la wikipedia.
Sinonimos de Demonios.

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece demonios
La palabra demonios puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2025
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Por cada guindilla que se comía el otro, el marido de Pepeta se zampaba tres, y así dieron fin a la ristra, verdadero rosario de demonios colorados, Este bruto debía de tener coraza en el estómago. ...
En la línea 2422
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Las paredes del corral temblaban sordamente, cual si dentro de ellas se agitase dando golpes una legión de demonios. ...
En la línea 4152
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... D'Artagnan, abrumado por una noticia tan terrible, quedó inmóvil y mudo, mientras todos los demonios de la cólera y los celos aullaban en su corazón. ...
En la línea 7701
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Vues tro poder es grande, pero sabéis también que con la ayuda de Dios los hombres han vencido con frecuencia a los demonios más terribles. ...
En la línea 9566
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡Ahí tenéis una mujer que estaba bajo mi custodia y que se ha matado!-Estad tranquilo, Felton -dijo lord de Winter-, no está muerta, los demonios no mueren tan fácilmente, tranquilizaos a id a esperarme en mi cuarto. ...
En la línea 10194
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Capítulo LXIIDos variedades de demonios-¡Ah! -exclamaron al mismo tiempo Rochefort y Milady -. ...
En la línea 2759
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —_¡Mirad qué santiguo, qué santiguo de los demonios!_—exclamaron varias voces, mientras avivábamos el paso por temor a las consecuencias. ...
En la línea 3545
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... De creer a los gallegos, los demonios de las nubes persiguieron a los ingleses en su fuga y los atacaron con torbellinos y mangas de agua cuando se esforzaban por remontar los tortuosos y empinados senderos de Fuencebadón; otras leyendas aún más groseras se cuentan acerca del modo como cayó el valeroso general. ...
En la línea 4196
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Es seguro que no es inglés; más trazas tiene de brujo o de _nuveiro_, uno de esos demonios que levantan las tormentas y hunden las lanchas. ...
En la línea 4503
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¿Qué cree usted que hicieron aquellos demonios de frailes? Se quitaron las capas, haciéndoles en una punta sendos nudos con una gruesa piedra dentro, y se machacaron con tal furia, que ambos quedaron muertos. ...
En la línea 3416
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y, en la mitad deste caos, máquina y laberinto de cosas, se le representó en la memoria de don Quijote que se veía metido de hoz y de coz en la discordia del campo de Agramante; y así dijo, con voz que atronaba la venta: -¡Ténganse todos; todos envainen; todos se sosieguen; óiganme todos, si todos quieren quedar con vida! A cuya gran voz, todos se pararon, y él prosiguió diciendo: -¿No os dije yo, señores, que este castillo era encantado, y que alguna región de demonios debe de habitar en él? En confirmación de lo cual, quiero que veáis por vuestros ojos cómo se ha pasado aquí y trasladado entre nosotros la discordia del campo de Agramante. ...
En la línea 3484
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¿Cómo han de ser católicas si son todos demonios que han tomado cuerpos fantásticos para venir a hacer esto y a ponerme en este estado? Y si quieres ver esta verdad, tócalos y pálpalos, y verás como no tienen cuerpo sino de aire, y como no consiste más de en la apariencia. ...
En la línea 3485
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Par Dios, señor -replicó Sancho-, ya yo los he tocado; y este diablo que aquí anda tan solícito es rollizo de carnes, y tiene otra propiedad muy diferente de la que yo he oído decir que tienen los demonios; porque, según se dice, todos huelen a piedra azufre y a otros malos olores; pero éste huele a ámbar de media legua. ...
En la línea 3720
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y, en diciendo esto, apretó los muslos a Rocinante, porque espuelas no las tenía, y, a todo galope, porque carrera tirada no se lee en toda esta verdadera historia que jamás la diese Rocinante, se fue a encontrar con los diciplinantes, bien que fueran el cura y el canónigo y barbero a detenelle; mas no les fue posible, ni menos le detuvieron las voces que Sancho le daba, diciendo: -¿Adónde va, señor don Quijote? ¿Qué demonios lleva en el pecho, que le incitan a ir contra nuestra fe católica? Advierta, mal haya yo, que aquélla es procesión de diciplinantes, y que aquella señora que llevan sobre la peana es la imagen benditísima de la Virgen sin mancilla; mire, señor, lo que hace, que por esta vez se puede decir que no es lo que sabe. ...
En la línea 6560
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Mesía no pudo menos de sonreír, a pesar de que le estaban llevando los demonios. ...
En la línea 7283
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Aquellos hombres que salían de las cuevas negros, sudando carbón y con los ojos hinchados, adustos, blasfemos como demonios, manejaban más plata entre los dedos sucios que los campesinos que removían la tierra en la superficie de los campos y segaban y amontonaban la yerba de los prados frescos y floridos. ...
En la línea 10828
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Figúrate! Total, que ella bajaba para Palomares, donde ha comprado una especie de chalet o demonios; bueno, pues, cátate que nuestro Alvarito, en vez de tomar el tren que subía, el de Madrid, toma el que baja, da órdenes a su criado, para que recoja corriendo el equipaje y se meta en el reservado que traía la ministra, un coche salón con cama y demás. ...
En la línea 12319
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Aquellos demonios de hijos! ¡Su padre que no tiene energía, que no sabe engañarlos!. ...
En la línea 195
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Al llegar aquí, después de haber descrito las corrupciones del Renacimiento, el buen canónigo dio suelta a su indignación contra las calumnias que pesaban sobre los Borgias, pintándolos cual si fuesen unos seres excepcionales, demonios surgidos en medio de un período de Virtud general monstruos de liviandad que escandalizaron a sus contemporáneos, todos muy honrados. ...
En la línea 741
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Borja—. Acepto cuantas reglas me imponga la Iglesia; pero al mismo tiempo soy muy humano y conozco las debilidades del hombre, consecuencia lógica de su imperfección. Simpatizo con los Borgias, sin que esto disminuya mi catolicismo. No Incurriré en el absurdo de querer hacer de ellos unos santos calumniados, como algunos de sus panegiristas; pero tampoco fueron unos demonios, como quieren sus detractores. En punto a pecados, resultaron iguales a sus contemporáneos, v si alguna vez llegaron un poco más lejos que ellos (un poco nada más), fue por la fogosidad excesiva, por la tendencia al contraste y a desafiar a la opinión, propias de las gentes del Mediterráneo… Todos ellos se mostraron religiosos y creyentes. No hablemos de Calixto Tercero, varón de santa memoria. Alejandro Sexto, el Borgia más abominado, fue un Pontífice eminente que manejó con maestría los intereses de la Iglesia y la dejó poderosa, hasta el punto de que su adversario y sucesor Julio Segundo le debe la mayor parte de grandeza, heredada de él. Usted sabe que Rodrigo de Borja mostró siempre una sincera devoción a la Virgen v llevaba a todas horas una hostia consagrada dentro de un relicario de cristal pendiente del pecho o de una muñeca, para poder comulgar sin pérdida de tiempo en el caso de que le sorprendiera la muerte. ...
En la línea 97
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Prometíaselas él muy felices en la tienda de bayetas y paños del Reino que estableció en la Plaza Mayor, junto a la Panadería. No puso dependientes, porque la cortedad del negocio no lo consentía; pero su tertulia fue la más animada y dicharachera de todo el barrio. Y ved aquí el secreto de lo poco que dio de sí el establecimiento, y la justificación de los vaticinios de D. Bonifacio. Estupiñá tenía un vicio hereditario y crónico, contra el cual eran impotentes todas las demás energías de su alma; vicio tanto más avasallador y terrible cuanto más inofensivo parecía. No era la bebida, no era el amor, ni el juego ni el lujo; era la conversación. Por un rato de palique era Estupiñá capaz de dejar que se llevaran los demonios el mejor negocio del mundo. Como él pegase la hebra con gana, ya podía venirse el cielo abajo, y antes le cortaran la lengua que la hebra. A su tienda iban los habladores más frenéticos, porque el vicio llama al vicio. Si en lo más sabroso de su charla entraba alguien a comprar, Estupiñá le ponía la cara que se pone a los que van a dar sablazos. Si el género pedido estaba sobre el mostrador, lo enseñaba con gesto rápido, deseando que acabase pronto la interrupción; pero si estaba en lo alto de la anaquelería, echaba hacia arriba una mirada de fatiga, como el que pide a Dios paciencia, diciendo: «¿Bayeta amarilla? Mírela usted. Me parece que es angosta para lo que usted la quiere». Otras veces dudaba o aparentaba dudar si tenía lo que le pedían. «¿Gorritas para niño? ¿Las quiere usted de visera de hule?… Sospecho que hay algunas, pero son de esas que no se usan ya… ». ...
En la línea 120
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Habiendo apreciado este espectáculo poco grato, el olor de corral que allí había, y el ruido de alas, picotazos y cacareo de tanta víctima, Juanito la emprendió con los famosos peldaños de granito, negros ya y gastados. Efectivamente, parecía la subida a un castillo o prisión de Estado. El paramento era de fábrica cubierta de yeso y este de rayas e inscripciones soeces o tontas. Por la parte más próxima a la calle, fuertes rejas de hierro completaban el aspecto feudal del edificio. Al pasar junto a la puerta de una de las habitaciones del entresuelo, Juanito la vio abierta y, lo que es natural, miró hacia dentro, pues todos los accidentes de aquel recinto despertaban en sumo grado su curiosidad. Pensó no ver nada y vio algo que de pronto le impresionó, una mujer bonita, joven, alta… Parecía estar en acecho, movida de una curiosidad semejante a la de Santa Cruz, deseando saber quién demonios subía a tales horas por aquella endiablada escalera. La moza tenía pañuelo azul claro por la cabeza y un mantón sobre los hombros, y en el momento de ver al Delfín, se infló con él, quiero decir, que hizo ese característico arqueo de brazos y alzamiento de hombros con que las madrileñas del pueblo se agasajan dentro del mantón, movimiento que les da cierta semejanza con una gallina que esponja su plumaje y se ahueca para volver luego a su volumen natural. ...
En la línea 286
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Lo que yo digo—expresó Jacinta riendo—Mucha poesía, mucha cosa bonita y nueva; pero poco que comer. Te lo confieso, marido de mi alma; tengo un hambre de mil demonios. La madrugada y este fresco del campo, me han abierto el apetito de par en par. ...
En la línea 824
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Avanzaron por el corredor, y a cada paso un estorbo. Bien era un brasero que se estaba encendiendo, con el tubo de hierro sobre las brasas para hacer tiro; bien el montón de zaleas o de ruedos, ya una banasta de ropa; ya un cántaro de agua. De todas las puertas abiertas y de las ventanillas salían voces o de disputa, o de algazara festiva. Veían las cocinas con los pucheros armados sobre las ascuas, las artesas de lavar junto a la puerta, y allá en el testero de las breves estancias la indispensable cómoda con su hule, el velón con pantalla verde y en la pared una especie de altarucho formado por diferentes estampas, alguna lámina al cromo de prospectos o periódicos satíricos, y muchas fotografías. Pasaban por un domicilio que era taller de zapatería, y los golpazos que los zapateros daban a la suela, unidos a sus cantorrios, hacían una algazara de mil demonios. Más allá sonaba el convulsivo tiquitique de una máquina de coser, y acudían a las ventanas bustos y caras de mujeres curiosas. Por aquí se veía un enfermo tendido en un camastro, más allá un matrimonio que disputaba a gritos. Algunas vecinas conocieron a doña Guillermina y la saludaban con respeto. En otros círculos causaba admiración el empaque elegante de Jacinta. Poco más allá cruzáronse de una puerta a otra observaciones picantes e irrespetuosas. «Señá Mariana, ¿ha visto que nos hemos traído el sofá en la rabadilla? ¡Ja, ja, ja!». ...
En la línea 851
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¡Calla! Allí viene un hombre de cara bondadosa. Ahora me voy a desplomar como si tuviera un ataque. Cuando se llegue a mí ese hombre, tú empezarás a gemir, y caerás de rodillas, haciendo ver que lloras. Luego gritarás como si tuvieras metidos en la tripa todos los demonios del dolor, y dirás: '¡Oh, señor, es mi pobre hermano enfermo, y no tenemos a nadie! ¡En nombre de Dios, mirad con piadosos ojos a un pobre enfermo, abandonado y miserable! Dad aunque sea un penique a un ser desamparado de Dios y a punto de morir.' Y ten en cuenta que no has de cesar de gemir hasta que le saquemos el penique, pues de lo contrario te arrepentirás. ...
En la línea 1184
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Mil demonios! ...
En la línea 2359
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Vamos, ataca, tiburón de los demonios! —exclamó. ...
En la línea 1815
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Pero ¿qué demonios te pasa, Rodia? ...
En la línea 3295
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Qué demonios se trae usted entre manos? ...
En la línea 127
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... -¿Eh? ¿no decir yo? Este Buck valer dos demonios. ...
En la línea 174
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... -¡Qué esperanza! -exclamó Mercedes, alzando los brazos al cielo con afectada consternación-. ¿Cómo demonios voy a arreglármelas sin una tienda? ...
En la línea 763
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Me alegraré de que te lleven los demonios, los demonios, y de que estés este invierno color de limón seco, de limón seco… Tú lo quisiste, pues aguántalo… ...

El Español es una gran familia
Reglas relacionadas con los errores de s;z
Las Reglas Ortográficas de la S
Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
Las Reglas Ortográficas de la Z
Se escribe z y no c delante de a, o y u.
Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.
Ejemplos: pedazo, terraza
Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.
Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez
La X y la S
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z
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