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La palabra cuentoz
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Comó se escribe cuentoz o cuentos?

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Más información sobre la palabra Cuentos en internet

Cuentos en la RAE.
Cuentos en Word Reference.
Cuentos en la wikipedia.
Sinonimos de Cuentos.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Cuentos

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la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece cuentos

La palabra cuentos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 939
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y, sin embargo, la pobre hilandera, al llegar cerca de allí, deteníase indecisa, temblorosa, como las heroínas de los cuentos ante la cueva del ogro, dispuesta a meterse a campo traviesa para dar vuelta por detrás del edificio, a hundirse en la acequia que bordeaba el camino y deslizarse agazapada por entre los ribazos; a cualquier cosa menos a pasar frente a la rojiza boca que despedía el estrépito de la borrachera y la brutalidad. ...

En la línea 1102
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Debía de ser la virgen rodeada de ángeles: una obra del arte grosero y cándido de la Edad Media: algún voto de los tiempos de la conquista; pero unas generaciones picando la piedra para marcar mejor las figuras borradas por los años, y otras blanqueándola con escrúpulos de bárbara curiosidad, habían dejado la losa de tal modo, que sólo se distinguía un bulto informe de mujer, la reina, que daba su nombre a la fuente; reina de los moros, como forzosamente han de serlo todas en los cuentos del campo. ...

En la línea 412
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Después hablaba con tristeza de la tierra en que vivía. Inmensos campos cuyo término perdíase en el horizonte; surcos que se juntaban y confundían a lo lejos como las varillas de un abanico, sin que ningún límite los cortase. Cuanto se abarcaba con la vista, tierras llanas o colinas, bancales labrados o manchones para el pasto, todo era de un amo. Podía un hombre caminar horas enteras sin salir de la propiedad de un solo dueño. Aquellos campos no eran para hombres: eran extensiones que sólo podían cultivar gigantes como los que aparecían en los cuentos, labrándolas con bestias que tuviesen pies y alas. Y la soledad por todas partes: ni un pueblo, ni otras viviendas que el cortijo. Había que caminar horas y más horas hasta el límite de otras propiedades. ...

En la línea 600
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Muchos hombres dormían tendidos en sus esterillas con un ronquido fatigoso, aspirando a ras de tierra las emanaciones asfixiantes del rescoldo de boñiga. En el fondo, las mujeres, sentadas en el suelo con las faldas abombadas como hongos, contábanse cuentos o relataban curaciones maravillosas ocurridas en la sierra por milagro de las vírgenes. ...

En la línea 969
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Cuando la alegre banda entró en la gañanía, la vio casi desierta. La noche era de primavera y los manijeros y el arreador estaban sentados en el suelo, cerca de la puerta, viendo el campo que azuleaba silencioso bajo la luz de la luna. Las mujeres dormitaban en los rincones, o formando corrillos oían cuentos de brujas y milagros de santos con un silencio religioso. ...

En la línea 987
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La mujer de _Zarandilla_ puso la mesa, ayudada por las jóvenes serranas, que habían adquirido cierto aplomo al verse en las habitaciones del amo. Además, el señorito, con una franqueza que las enorgullecía, haciéndolas subir a la cara oleadas de sangre, iba de una a otra con la botella y la batea de cañas, obligándolas a que bebiesen. El padre de las _Moñotieso_ las hacía enrojecer y prorrumpir en risotadas semejantes a cocleos de gallinas, relatándolas al oído cuentos impúdicos. ...

En la línea 207
del libro El cuervo
del afamado autor Leopoldo Alias Clarín
... Tal vez se había comenzado por cuentos de miedo, por chascos de fantasmas; pero pronto se pasaba a los sustos reales, a los que daban ladrones de carne y hueso; del ladrón se iba al héroe o al vencedor; la fuerza, el peligro frente a la fuerza, está triunfando, y la reposada narración y descripción plasmante de los buenos bocados tras los momentos de apuro, recuerdos suculentos, que hacían deglutir imaginarios manjares, abrían el apetito, poniendo en movimiento otra vez el queso, el pan, el aguardiente. ...

En la línea 3566
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En muchos casos, cuando los aldeanos de las cercanías entraban a comprar alguno de los necios y populares libros de cuentos que circulan por España, les convencía para que, en su lugar, se llevaran a su casa el Testamento, asegurándoles que el libro sagrado era mucho mejor, más instructivo y hasta mucho más entretenido que los que iban a buscar. ...

En la línea 4709
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Resultó ser un individuo desidioso e indolente; iba, por lo general, doscientas o trescientas varas rezagado de nosotros, y en lugar de alegrarnos el camino con cantares y cuentos, como Martín de Ribadeo, apenas abrió los labios, salvo para decirnos que no fuésemos tan de prisa, o que le iba a reventar la jaca si le daba tantos espolazos. ...

En la línea 392
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Es, pues, el caso que él estuvo quince días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer segundar sus primeros devaneos, en los cuales días pasó graciosísimos cuentos con sus dos compadres el cura y el barbero, sobre que él decía que la cosa de que más necesidad tenía el mundo era de caballeros andantes y de que en él se resucitase la caballería andantesca. ...

En la línea 988
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Poco tengo yo que ver en eso -respondió el ventero-; págueseme lo que se me debe, y dejémonos de cuentos ni de caballerías, que yo no tengo cuenta con otra cosa que con cobrar mi hacienda. ...

En la línea 1164
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -No hay que llorar -respondió Sancho-, que yo entretendré a vuestra merced contando cuentos desde aquí al día, si ya no es que se quiere apear y echarse a dormir un poco sobre la verde yerba, a uso de caballeros andantes, para hallarse más descansado cuando llegue el día y punto de acometer esta tan desemejable aventura que le espera. ...

En la línea 1961
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Que trata de la nueva y agradable aventura que al cura y barbero sucedió en la mesma sierra Felicísimos y venturosos fueron los tiempos donde se echó al mundo el audacísimo caballero don Quijote de la Mancha, pues por haber tenido tan honrosa determinación como fue el querer resucitar y volver al mundo la ya perdida y casi muerta orden de la andante caballería, gozamos ahora, en esta nuestra edad, necesitada de alegres entretenimientos, no sólo de la dulzura de su verdadera historia, sino de los cuentos y episodios della, que, en parte, no son menos agradables y artificiosos y verdaderos que la misma historia; la cual, prosiguiendo su rastrillado, torcido y aspado hilo, cuenta que, así como el cura comenzó a prevenirse para consolar a Cardenio, lo impidió una voz que llegó a sus oídos, que, con tristes acentos, decía desta manera: -¡Ay Dios! ¿Si será posible que he ya hallado lugar que pueda servir de escondida sepultura a la carga pesada deste cuerpo, que tan contra mi voluntad sostengo? Sí será, si la soledad que prometen estas sierras no me miente. ...

En la línea 322
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cada pólipo, aunque íntimamente unido a sus compañeros, tiene su boca, su cuerpo y sus tentáculos separados. En un ejemplar grande hay varios miles de esos pólipos; sin embargo, vemos que obedecen a un mismo movimiento y que tienen un eje central enlazado con un oscuro sistema circulatorio; además, los huevos se producen en un órgano distinto de los individuos separados17. También puede preguntarse con mucha razón: ¿qué constituye un individuo en este animal? Siempre es interesante descubrir el punto de partida de los extraños cuentos de los viajeros antiguos; y no dudo de que las costumbres de la Virgularia explican uno de esos cuentos. El capitán Lancaster, en su viaje18 en 1601, refiere que en los arenales de las costas de la isla de Sombrero, en las Indias orientales, encontró «una ramita que crecía como un arbustillo; si se trata de arrancarla, se mete dentro del suelo y desaparece, a no ser tirando de ella muy fuerte. Si se logra arrancarla, se ve que su raíz es un gusano; conforme crece el árbol mengua el gusano; y en cuanto el gusano se ha transformado por completo en árbol, echa raíces y se hace grande. Esta transformación es una de las 17 Las cavidades que nace de los compartimentos carnosos de la extremidad están llenas de una materia pulposa amarilla, que vista al microscopio, presenta un aspecto extraordinario. La masa consiste en unas granulaciones redondeadas, semitransparentes, irregulares, aglomeradas, formando partículas de diferentes tamaños. Todas esas partículas, así como los granos sueltos, tienen la facultad de moverse con rapidez; por lo común giran en derredor de diferentes ejes; algunas veces tienen también un movimiento de translación. El movimiento es perceptible con un débil poder amplificante, pero no he podido determinar su causa ni aun valiéndome de los mayores aumentos que permitía mi microscopio. Ese movimiento es muy diferente de la circulación del fluido dentro del saco elástico que contiene el extremo delgado del eje. En otras ocasiones, al disecar en el microscopio pequeños animales marinos, he visto partículas de materia pulposa, a veces de grandes dimensiones, comenzar a girar en cuanto quedaban sueltas. No sé con qué grado de verdad he pensado que esa materia granulo-pulposa estaba en vías de convertirse en huevos. Ciertamente, eso es lo que parecía estar verificándose en aquel zoofito. ...

En la línea 984
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Como nadie la consolaba al dormirse llorando, acababa por buscar consuelo en sí misma, contándose cuentos llenos de luz y de caricias. ...

En la línea 1011
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Se habían contado muchos cuentos. ...

En la línea 1062
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No pudieron romperla y se acostaron para contarse cuentos de dormir. ...

En la línea 1385
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Aquel poema estaba compuesto de las lágrimas de sus tristezas de huérfana maltratada y de fragmentos de cuentos que oía a los criados y a los pastores de Loreto. ...

En la línea 86
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Pero ¿no ves, grandísimo sonso, que me estoy burlando de ti?… Todo, cuentos disparatados, ya que esto te gusta. De poco le valía tal estratagema, pues el celoso tornaba a acosarla con sus preguntas. Detrás de dichos embustes debían de ocultarse, según él, terribles verdades. Hasta parecía menospreciarla, considerando rebajados sus méritos por no haber tenido muchos amantes. A! fin, Rosaura apelaba al llanto, diciendo con amargura: ...

En la línea 574
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Venecia, Florencia y Nápoles eran de una riqueza considerable. Roma atraía el dinero de toda la Cristiandad. El juego causaba tantos estragos en las familias como el amor. Los novelistas a la moda extremaban los modelos que Boccaccio les había dejado en su cuentos, divirtiendo al público con relatos que ponían en ridículo el matrimonio y la familia. Empezaba el teatro en los alcázares de los soberanos italianos, y todas las comedias tenían por base anécdotas lascivas. ...

En la línea 141
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Como supiera un día la dama que su hijo frecuentaba los barrios de Puerta Cerrada, calle de Cuchilleros y Cava de San Miguel, encargó a Estupiñá que vigilase, y este lo hizo con muy buena voluntad llevándole cuentos, dichos en voz baja y melodramática: «Anoche cenó en la pastelería del sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros… ¿sabe la señora? También estaba el Sr. de Villalonga y otro que no conozco, un tipo así… ¿cómo diré?, de estos de sombrero redondo y capa con esclavina ribeteada. Lo mismo puede pasar por un randa que por un señorito disfrazado». ...

En la línea 151
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... De pronto los cuentos de Estupiñá cesaron. A Barbarita todo se le volvía preguntar y más preguntar, y el dichoso hablador no sabía nada. Y cuidado que tenía mérito la discreción de aquel hombre, porque era el mayor de los sacrificios; para él equivalía a cortarse la lengua el tener que decir: «no sé nada, absolutamente nada». A veces parecía que sus insignificantes e inseguras revelaciones querían ocultar la verdad antes que esclarecerla. «Pues nada, señora; he visto a Juanito en un simón, solo, por la Puerta del Sol… digo… por la Plaza del Ángel… Iba con Villalonga… se reían mucho los dos… de algo que les hacía gracia… ». Y todas las denuncias eran como estas, bobadas, subterfugios, evasivas… Una de dos: o Estupiñá no sabía nada, o si sabía no quería decirlo por no disgustar a la señora. ...

En la línea 210
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¿Ves?, ya estás enfadada. Y sin motivo. Te cuento las cosas como pasaron… Basta ya, basta de cuentos». ...

En la línea 218
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Tú sabías el nombre de la calle; no vengas echándotelas de zahorí… Es que Estupiñá me espiaba y le llevaba cuentos a mamá». ...

En la línea 632
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –En verdad es lo que yo solía imaginar cuando leía los cuentos dei viejo sacerdote, y me figuraba ser príncipe, que dictaba leyes y daba órdenes a todo el mundo, diciendo: 'Hágase esto, hágase lo otro', sin que nadie se opusiera a mi voluntad. ...

En la línea 909
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Eso le salió bastante mal, con gran sorpresa suya, porque lavar las cucharas de palo y los cuchillos le había parecido fácil. Era una tarea tediosa y molesta, pero al fin la termino. Empezaba a sentir impaciencia por proseguir su viaje; no obstante, no había que perder tan fácilmente la compañía de aquella generosa mujer. Ésta le procuró diferentes ocupaciones de poca monta, que el rey desempeñó con gran lentitud y con regular lucimiento. Luego lo puso en compañía de las niñas a mondar manzanas, pero el rey se mostró tan torpe que la mujer le dio, en cambio, a afilar una chaira de carnicero. Después lo tuvo cardando lana tanto rato que el niño empezó a sentir que había dejado muy por debajo al buen rey Alfredo en cuanto a heroísmos, que estarían muy en su punto en los libros de cuentos y de historias, y se sintió medio inclinado a renunciar. Y, en efecto, así lo hizo cuando después de la comida del medio día la buena mujer le dio una canasta con unos gatitos para que los ahogara. Finalmente estaba a punto de renunciar –porque se dijo que si había de encontrar el momento oportuno sería éste en que le ordenaban ahogar los gatos– cuando sobrevino una interrupción. ¡La tal interrupción eran John Canty, con una caja de buhonero a la espalda, y Hugo! ...

Reglas relacionadas con los errores de s;z

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.

Las Reglas Ortográficas de la Z

Se escribe z y no c delante de a, o y u.

Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.

Ejemplos: pedazo, terraza

Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.

Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez

La X y la S


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