Cual es errónea Completa o Sompleta?
La palabra correcta es Completa. Sin Embargo Sompleta se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino sompleta es que hay un Intercambio de las letras c;s con respecto la palabra correcta la palabra completa
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Sinonimos de Completa.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Completa
Cómo se escribe completa o sompleta?

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Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras c;s
Reglas relacionadas con los errores de c;s
Las Reglas Ortográficas de la S
Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
Algunas Frases de libros en las que aparece completa
La palabra completa puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1039
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El aperador lo comprendió todo... ¡Pero qué señorito tan gracioso! Para dar una sorpresa a los amigos y reír con el susto de las mujeres, había obligado a _Zarandilla_ a que soltase un novillo del establo. La gitana, alcanzada por la bestia, habíase desmayado del susto... ¡Juerga completa! VI --¡La pobrecita Mari-Cruz!--lloriqueó _Alicappón_--. ...
En la línea 1283
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el _Chivo_, obedeciendo sus órdenes, iba a buscar en los cajones del carruaje unas cuantas botellas del mejor vino de la casa Dupont. ¡Juerga completa! Pero pacífica, honesta, reposada, sin palabras libres, ni ademanes audaces, que asustasen a las espectadoras, muchachas que habían oído hablar en sus pueblos del terrible don Luis, y al verle de cerca perdían sus prevenciones, reconociendo que no era tan malo como su fama. ...
En la línea 1609
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Compadéceme, Fermín--gritaba don Pablo.--Ten lástima de la cruz que llevo a cuestas. El Señor ha derramado todos sus dones sobre su indigno servidor, que soy yo. Tengo riquezas, una madre que es una santa, esposa cristiana e hijos obedientes; pero en este valle de lágrimas, la felicidad no puede ser completa. El Altísimo necesita ponernos a prueba, y mi castigo son las niñas del marqués y ese Luis, que es presa del demonio. Somos la mejor de las familias, pero esos locos se encargan de hacernos llorar, de afligirnos con el tormento de la vergüenza. Ten compasión de mí, Fermín; apiádate del cristiano más infeliz de la tierra, que no por esto se queja, sino que alaba al Señor. ...
En la línea 99
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Lo cual fue una di-versión tan rápida y tan completa en el ataque, que el adversario de D'Artagnan, mientras éste se volvía para hacer frente a aquella lluvia de golpes, envainaba con la misma precisión, y, de actor que había dejado de ser, sevolvía de nuevo espectador del combate, papel que cumplió con su impasibilidad de siempre, mascullando sin embargo:-¡Vaya peste de gascones! ¡Ponedlo en su caballo naranja, y que se vaya!-¡No antes de haberte matado, cobarde! - gritaba D'Artagnan mientras hacía frente lo mejor que podía y sin retroceder un paso a sus tres enemigos, que lo molían a golpes. ...
En la línea 907
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡Una vic toria completa!-Sí, Sire, tan completa como la del puente de Cé. ...
En la línea 907
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡Una vic toria completa!-Sí, Sire, tan completa como la del puente de Cé. ...
En la línea 1171
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Porthos, como se habrá podido ver, tenía un carácter completa mente opuesto al de Athos: no sólo hablaba mucho, sino que hablaba a voz en grito; poco le importaba por otro lado, hay que hacerle justi cia, que se le escuchase o no; hablaba por el placer de hablar y por el placer de oírse; hablaba de todo salvo de ciencias, alegando a este respecto el odio inveterado que desde su infancia tenía, segun decía,a los sabios. ...
En la línea 471
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Esto no es creible, y por eso nos aventuramos á decir, que solo la mas completa ignorancia de lo que son nuestras Islas Filipinas, pudo ser la única causa y móvil que impulsó á sentar aquella proposicion, nada reparable para emitida en una conversacion particular por quien no haya visitado aquellos paises; pero de mucho bulto y trascendencia en quien escribiendo para el público, entra en comparaciones siempre odiosas, y se atreve á indicar la desmembracion de la monarquía, proponiendo se enajene una tan preciosa parte de ella como son las Islas Filipinas, que sin aventurar nada, se las puede hoy llamar la joya mas preciosa que adorna la corona de España. ...
En la línea 3077
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En suma: casi todo el comercio de una mitad de España está en manos de los maragatos, cuya fidelidad es tal, que cuantos han utilizado sus servicios no vacilarían en confiarles el transporte de un tesoro desde el Cantábrico a Madrid, en la seguridad completa de que no sería culpa suya si no llegaba salvo e intacto a su destino; arrojados han de ser los ladrones que intenten arrebatar sus mercancías a los arrieros maragatos, dondequiera temidos; aferrados a ellas mientras pueden tenerse en pie, las defienden a tiros o con su propio cuerpo si caen en la pelea. ...
En la línea 4445
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¿Está completa la montura? —Sí, señor; se la he entregado a su criado. ...
En la línea 7072
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¡Oh, las riquezas que por ella pasan! Mira qué larga hilera de camellos: veinte, treinta, una _cáfila_ completa que baja la calle. ...
En la línea 46
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Symonds, una de las pocas personas que han desembarcado en estos peñascales, me dijo que ha visto a esos mismos cangrejos apoderarse de las avecillas jóvenes en los nidos y devorarlas. No crece ni una sola planta, ni siquiera un liquen, en esta isla; sin embargo, habitan en ella varios insectos y varias arañas. He aquí, a mi parecer, la lista completa de la fauna terrestre: una mosca (Olfersia) que vive a costa del pájaro bobo, y un Acarus, que ha debido de ser importado por las aves de las cuales es parásito; un gusanito moreno perteneciente a una especie que vive sobre las plumas; un escarabajo (Quedius) y una cochinilla que vive en los excrementos de las aves, y por último, numerosas arañas que supongo cazarán activamente a esos pequeños compañeros de las aves marinas. Ha lugar a creer que no tiene nada de correcta la tan a menudo repetida descripción, según la cual, en cuanto se forman en el Pacífico islas madrepóricas se apoderan de ellas en seguidas magníficas palmeras, espléndidas plantas tropicales, después aves y a la postre el hombre. En vez de toda esa poesía, preciso es decirlo para no faltar a la verdad, por desgracia, los primeros habitantes de las tierras oceánicas recién formadas, consisten en insectos parásitos que viven en las plumas de las aves o se alimentan con los excrementos de ellas, y además innobles arañas. ...
En la línea 69
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 8 de abril.- Nuestra caravana se compone de siete personas; hace un calor horrible; la tranquilidad más completa reina en medio de los bosques; apenas vuelan con pereza acá y allá algunas magníficas mariposas. ¡Qué admirable vista al atravesar las colinas situadas detrás de PraiaGrande! ¡Qué espléndidos colores, qué hermosísimo tinte azul oscuro! ¡Cómo parecen disputar entre sí el cielo y las tranquilas aguas de la bahía, acerca de quién eclipsará a quién en magnificencia! Después de haber atravesado un distrito cultivado, penetramos en un bosque cuyas partes todas son admirable, y a mediodía llegamos a lthacaia ...
En la línea 79
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Tan pronto como ven llegar a un forastero, tocan una campana grande, y a menudo, hasta disparan un cañoncito; sin duda será para anunciar ese feliz acontecimiento a los peñascos y a los bosques de la comarca, pues por todas partes es completa la soledad. ...
En la línea 123
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Sabido es que cuando un insecto grande queda preso en sus telas, la mayoría de nuestras arañas inglesas tratan de cortar los hilos y poner en libertad a aquél, para salvar sus redes de una destrucción completa. Sin embargo, una vez vi en un invernadero, en 8 Don Félix Azara (tomo I, pág. 175), hablando de un insecto himenóptero perteneciente con toda probabilidad al mismo género, dice que le vio arrastrar el cadáver de una araña a través de altas hierbas, en línea recta hasta su nido, que estaba a una distancia de 163 pasos. Añade que la avispa, con el fin de reconocer el camino, daba de vez en cuando «rodeos de unos tres palmos». ...
En la línea 1227
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Si algo faltaba antes para la completa armonía de aquella pareja, ya estaba colmada su felicidad doméstica, por lo que toca a la concordia. ...
En la línea 3227
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En el gabinete contiguo, donde pasaba el día la Marquesa, la anarquía de los muebles era completa, pero todos eran cómodos; casi todos servían para acostarse; sillas largas, mecedoras, marquesitas, confidentes, taburetes, todo era una conjuración de la pereza; en entrando allí daban tentaciones de echarse a la larga. ...
En la línea 7072
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... De Pas estaba seguro de no ser visto, en completa obscuridad, en un portal de enfrente. ...
En la línea 9458
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Una panoplia antigua completa, otras dos modernas muy brillantes y bordadas; escopetas, pistolas y trabucos de todas épocas y tamaños llenaban las paredes y los rincones. ...
En la línea 1221
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Después de estos extremos ruidosos de pena se entregó al desaliento, mostrando una humildad que hizo dudar a muchos de su razón. Habló de renunciar a la tiara para dedicarse en absoluto a la penitencia, llevando una vida de asceta. Dejó estupefactos a sus cardenales con un discurso en el que se acusó a sí mismo de ser un objeto de escándalo, pidiendo perdón a Dios y a los hombres, jurando emprender inmediatamente una reforma completa de las costumbres eclesiásticas, purificación que prometían todos los papas y ninguno osaba realizar. ...
En la línea 459
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En una palabra, gentleman: acabó el ejército y la flota de los hombres en todas las naciones de nuestra raza. Murieron muchísimos al intentar la resistencia, y los supervivientes quedaron aterrados después de una derrota tan inesperada y completa. ...
En la línea 782
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La educación de Popito le entretuvo durante los años de su infancia y su adolescencia. Pero ahora Popito es una mujer completa, un doctor de gran porvenir, y si el Padre de los Maestros puede darle órdenes como jefe en los asuntos universitarios, no le puede imponer su voluntad dentro de la familia. ...
En la línea 1195
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Su confianza renació al ver la calma con que empezaba a hablar Gurdilo. El orador no había sido nunca amigo del Hombre-Montaña; lo hacía constar desde el principio de su discurso. Si el mismo día de la llegada del gigante al país se hubiese acordado su muerte, el acto le habría parecido muy oportuno e inspirado en una verdadera prudencia política, mereciendo su completa aprobación. ...
En la línea 1571
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La escuadra del Sol Naciente había zarpado días antes, lo mismo que las flotas aéreas, para combatir a los insurrectos, dejando solamente dos buques a las órdenes del gobierno. Estos buques, mientras Gillespie levantaba sus anclas y saqueaba los almacenes, habían embarcado una parte de sus tripulaciones que se hallaban en tierra con permiso, saliendo del puerto para combatirle, por creer sus capitanes que fuera de él podrían maniobrar mejor contra el barco gigantesco. Reconocían la desigualdad de sus fuerzas al compararlas con el poder ofensivo de este último, pero habían recibido órdenes precisas de los gobernantes -todos ellos de una ignorancia completa en las cosas del mar-, y marchaban al ataque con el heroísmo sombrío del que sabe que va a morir inutilmente. ...
En la línea 178
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Porque Jacinta hiciese la primera pregunta llamando a su marido Nene (como él le había enseñado), no dejó este de sentirse un tanto molesto. Iban por las alamedas de chopos que hay en Burgos, rectas e inacabables, como senderos de pesadilla. La respuesta fue cariñosa, pero evasiva. ¡Si lo que la nena anhelaba saber era un devaneo, una tontería… !, cosas de muchachos. La educación del hombre de nuestros días no puede ser completa si este no trata con toda clase de gente, si no echa un vistazo a todas las situaciones posibles de la vida, si no toma el tiento a las pasiones todas. Puro estudio y educación pura… No se trataba de amor, porque lo que es amor, bien podía decirlo, él no lo había sentido nunca hasta que le hizo tilín la que ya era su mujer. ...
En la línea 653
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Basta, basta, no cite usted más obras ni me enseñe más carteras. Ya le dije que no me gustan libros por suscrición. Se extravían las entregas, y es volverse loco… Prefiero tomar alguna obra completa. Pero no tenga prisa. Estará usted cansado de tanto correr por ahí. ¿Quiere tomar una copita? ...
En la línea 1574
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Pues anoche… estuve en el Suizo hasta las diez. Después me fui un rato al Real, y al salir ocurriome pasar por Praga a ver si estaba allí Joaquín Pez, a quien tenía que decir una cosa. Entro y lo primero que me veo es una pareja… en las mesas de la derecha… Quedeme mirando como un bobo… Eran un señor y una mujer vestida con una elegancia… ¿cómo te diré?, con una elegancia improvisada. «Yo conozco esa cara», fue lo primero que se me ocurrió. Y al instante caí… «¡Pero si es esa condenada de Fortunata!». Por mucho que yo te diga, no puedes formarte idea de la metamorfosis… Tendrías que verla por tus propios ojos. Está de rechupete. De fijo que ha estado en París, porque sin pasar por allí no se hacen ciertas transformaciones. Púseme todo lo cerca posible, esperando oírla hablar. «¿Cómo hablará?» me decía yo. Porque el talle y el corsé, cuando hay dentro calidad, los arreglan los modistos fácilmente; pero lo que es el lenguaje… Chico, habías de verla y te quedarías lelo, como yo. Dirías que su elegancia es de lance y que no tiene aire de señora… Convenido; no tiene aire de señora; ni falta… pero eso no quita que tenga un aire seductor, capaz de… Vamos, que si la ves, tiras piedras. Te acordarás de aquel cuerpo sin igual, de aquel busto estatuario, de esos que se dan en el pueblo y mueren en la oscuridad cuando la civilización no los busca y los presenta. Cuántas veces lo dijimos: «¡Si este busto supiera explotarse… !». Pues ¡hala!, ya lo tienes en perfecta explotación. ¿Te acuerdas de lo que sostenías?… «El pueblo es la cantera. De él salen las grandes ideas y las grandes bellezas. Viene luego la inteligencia, el arte, la mano de obra, saca el bloque, lo talla»… Pues chico, ahí la tienes bien labrada… ¡Qué líneas tan primorosas!… Por supuesto, hablando, de fijo que mete la pata. Yo me acercaba con disimulo. Comprendí que me había conocido y que mis miradas la cohibían… ¡Pobrecilla! Lo elegante no le quitaba lo ordinario, aquel no sé qué de pueblo, cierta timidez que se combina no sé cómo con el descaro, la conciencia de valer muy poco, pero muy poco, moral e intelectualmente, unida a la seguridad de esclavizar… ¡ah, bribonas!, a los que valemos más que ellas… digo, no me atrevo a afirmar que valgamos más, como no sea por la forma… En resumidas cuentas, chico, está que ahuma. Yo pensaba en la cantidad de agua que había precedido a la transformación. Pero ¡ah!, las mujeres aprenden esto muy pronto. Son el mismo demonio para asimilarse todo lo que es del reino de la toilette. En cambio, yo apostaría que no ha aprendido a leer… Son así; luego dicen que si las pervertimos. Pues volviendo a lo mismo, la metamorfosis es completa. Agua, figurines, la fácil costumbre de emperejilarse; después seda, terciopelo, el sombrerito… ...
En la línea 1768
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... ¿Se equivocaría en esto? A veces lo sospechaba; pero su buena fe triunfaba al instante de esta sospecha. Lo que sí podía sostener sin miedo a equivocarse era que Fortunata tenía vivos deseos de mejorar su personalidad, es decir, de adecentarse y pulirse. Su ignorancia era, como puede suponerse, completa. Leía muy mal y a trompicones, y no sabía escribir. ...
En la línea 1144
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¡Entonces loado sea Diosl Mi alegría vuelve a ser completa. Corre, hermano; haz que venga a mí. Si ella dice que yo no soy yo… Pero no lo dirá. No, no; ella me reconocerá. He sido un necio al dudarlo. Tráela aquí. Trae a los viejos criados, que ellos me conocerán también. ...
En la línea 1704
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Augusto pensaba: «¡Rana, rana completa! Y me han pescado entre todos.» ...
En la línea 648
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Un conquiliólogo un poco nervioso se hubiera pasmado y vuelto loco de alegría ante otras vitrinas, más numerosas, en las que se hallaban clasificadas las muestras de la división de los moluscos. Vi una colección de un valor inestimable, para cuya descripción completa me falta tiempo. Por ello, y a título de memoria solamente, citaré el elegante martillo real del océano índico, cuyas regulares manchas blancas destacaban vivamente sobre el fondo rojo y marrón; un espóndilo imperial de vivos colores, todo erizado de espinas, raro espécimen en los museos europeos y cuyo valor estimé en unos veinte mil francos; un martillo común de los mares de la Nueva Holanda, de difícil obtención pese a su nombre; berberechos exóticos del Senegal, frágiles conchas blancas bivalvas que un soplo destruiría como una pompa de jabón; algunas variedades de las regaderas de Java, especie de tubos calcáreos festoneados de repliegues foliáceos, muy buscados por los aficionados; toda una serie de trocos, unos de color amarillento verdoso, pescados en los mares de América, y otros, de un marrón rojizo, habitantes de los mares de Nueva Holanda, o procedentes del golfo de México y notables por su concha imbricada; esteléridos hallados en los mares australes, y, por último, el más raro de todos, el magnífico espolón de Nueva Zelanda; admirables tellinas sulfuradas, preciosas especies de citereas y de venus; el botón trencillado de las costas de Tranquebar; el turbo marmóreo de nácar resplandeciente; los papagayos verdes de los mares de China; el cono casi desconocido del género Coenodulli; todas las variedades de porcelanas que sirven de moneda en la India y en África; la «Gloria del mar», la más preciosa concha de las Indias orientales; en fin, litorinas, delfinulas, turritelas, jantinas, óvulas, volutas, olivas, mitras, cascos, púrpuras, bucínidos, arpas, rocas, tritones, ceritios, husos, estrombos, pteróceras, patelas, hiálicos, cleodoras, conchas tan finas como delicadas que la ciencia ha bautizado con sus nombres más encantadores. ...
En la línea 732
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Así pues prosiguió el capitán-, cuando el Nautilus se halla a flote en estas condiciones, una décima parte del mismo se halla fuera del agua. Ahora bien, si se instalan unos depósitos de una capacidad igual a esa décima parte, es decir, con un contenido de ciento cincuenta toneladas con setenta y dos centésimas, y se les llena de agua, el barco pesará o desplazará entonces mil quinientas siete toneladas y se hallará en inmersión completa. Y esto es lo que ocurre, señor profesor. Estos depósitos están instalados en la parte inferior del Nautílus, y al abrir las llaves se llenan y el barco queda a flor de agua. ...
En la línea 841
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Pues bien, amigo Ned, escúcheme bien y reténgalo. Los peces óseos se subdividen en seis órdenes: los acantopterigios, cuya mandíbula superior es completa y móvil y cuyas branquias tienen la forma de un peine; este orden comprende quince familias, es decir, las tres cuartas partes de los peces conocidos. Su prototipo podría ser la perca. ...
En la línea 1012
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... No tardé en acostumbrarme a esa extraña disposición, así como a la relativa oscuridad que nos envolvía. El suelo del bosque estaba sembrado de agudas piedras difíciles de evitar. La flora submarina me pareció ser muy completa, más rica que la de las zonas árticas o tropicales. Pero durante algunos minutos confundí involuntariamente los reinos entre sí, tomando los zoófitos por hidrófitos, los animales por plantas. ¿Quién no los hubiera confundido? La fauna y la flora se tocan muy de cerca en el mundo submarino. ...
En la línea 853
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Cuando la ruina sea completa - dijo con mirada agonizante -, me extenderán, ya muerta y vestida con mi traje nupcial, sobre la mesa de la boda; esto constituirá la maldición final contra él… , ¡y ojalá ocurriese en este mismo día! ...
En la línea 920
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Tal vez habría dado cuenta a Joe del joven y pálido caballero si no me hubiese visto obligado previamente a contar las mentiras que ya conoce el lector. En las circunstancias en que me hallaba, me dije que Joe no podría considerar al joven pálido como pasajero apropiado para meterlo en el coche tapizado de terciopelo negro; por consiguiente, no dije nada de él. Además era cada día mayor la repugnancia que me inspiraba la posibilidad de que se hablase de la señorita Havisham y de Estella, sensación que ya tuve el primer día. No tenía confianza completa en nadie más que en Biddy, y por eso a ella se lo referí todo. Por qué me pareció natural obrar así y por qué Biddy sentía el mayor interés en cuanto le refería con cosas que no comprendí entonces, aunque me parece comprenderlas ahora. Mientras tanto, en la cocina de mi casa se celebraban consejos que agravaban de un modo insoportable la exaltada situación de mi ánimo. El estúpido de Pumblechook solía ir por las noches con el único objeto de discutir con mi hermana acerca de mis esperanzas, y, realmente, creo, y en la hora presente con menos contrición de la que debería sentir, que si mis manos hubieran podido quitar un tornillo de la rueda de su carruaje, lo habrían hecho sin duda alguna. Aquel hombre miserable era tan estúpido que no podía discutir mis esperanzas sin tenerme delante de él, como si fuese para operar en mi cuerpo, y solía sacarme del taburete en que estaba sentado, agarrándome casi siempre por el cuello y poniéndome delante del fuego, como si tuviera que ser asado. Entonces empezaba diciendo: ...
En la línea 1628
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... ¿Ésta es la historia completa? - pregunté después de reflexionar. ...
En la línea 1656
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... ¡Oh!, una flota completa. ...
En la línea 932
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... La oscuridad era ya completa cuando le despertó un grito espantoso. ¡Qué grito, Señor… ! Y después… Jamás había oído Raskolnikof gemidos, aullidos, sollozos, rechinar de dientes, golpes, como los que entonces oyó. Nunca habría podido imaginarse un furor tan bestial. ...
En la línea 4318
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Sin duda sabe usted… , sí, sí, lo sabe porque se lo conté yo mismo ‑dijo Svidrigailof, iniciando su relato‑, que estuve en la cárcel por deudas, una deuda cuantiosa que me era absolutamente imposible pagar. No quiero entrar en detalles acerca de mi rescate por Marfa Petrovna. Ya sabe usted cómo puede trastornar el amor la cabeza a una mujer. Marfa Petrovna era una mujer honesta y bastante inteligente, aunque de una completa incultura. Esta mujer celosa y honesta, tras varias escenas llenas de violencia y reproches, cerró conmigo una especie de contrato que observó escrupulosamente durante todo el tiempo de nuestra vida conyugal. Ella era mayor que yo. Yo tuve la vileza, y también la lealtad, de decirle francamente que no podía comprometerme a guardarle una fidelidad absoluta. Estas palabras le enfurecieron, pero al mismo tiempo, mi ruda franqueza debió de gustarle. Sin duda pensó: «Esta confesión anticipada demuestra que no tiene el propósito de engañarme.» Lo cual era importantísimo para una mujer celosa. ...
En la línea 4565
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «Mis vecinos se han acostado ya… Ahora sería oportuna tu visita, Marfa Petrovna. La oscuridad es completa; el lugar, adecuado; el momento, propicio… Pero ya veo que no quieres venir. » ...
En la línea 761
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Todas estas consideraciones vinieron a mi mente cuando entré en mi pequeña habitación en el último piso, después de haberme despedido de la abuela. Todo esto me preocupaba mucho, y aunque pudiese adivinar desde aquel momento los principales hilos que tramaban ante mis ojos los actores, no conocía yo, sin embargo, todos los secretos del juego. Paulina no me había testimoniado jamás una confianza completa. Algunas veces, como contra su voluntad, me había abierto su corazón; sin embargo, notaba que, a menudo, y casi siempre después de las confidencias, procuraba ridiculizar todo lo que había dicho o deliberadamente le daba un falso aspecto. ¡Disimulaba tantas cosas! En todo caso, presentía que se aproximaba el final de todo este lío. Otro empujón… y todo quedaría aclarado y resuelto. ...
En la línea 214
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Un día, por orden de la autoridad competente, entró en la vetusta mansión la justicia y tras de ella el público, con el vendedor aludido a la cabeza, el cual hubo de desmayarse al saber que el sujeto a quien él por tantos años había llamado míster Williams, no era tal míster Williams; que la tía Marta era miss Peggi; que el dependiente Frank no era dependiente, sino socio, y se llamaba John (no eran éstos precisamente los nombres, pero para el caso es lo mismo). En fin, que los aposentos no estaban distribuidos en la forma que él les había adjudicado, ni respondían al plan trazado en su mente, con líneas indestructibles; en resumen, el pobre diablo experimentó una desilusión completa y dolorosa, como si la destrucción de pie su fantasía había creado, fuera una desgracia1. ...
En la línea 63
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ni eran estas las únicas flaquezas y manías del señor Joaquín. Otras tuvo, que descubriremos sin miramientos de ninguna especie. Fue quizá la mayor y más duradera su desmedida afición al café, afición contraída en el negocio de ultramarinos, en las tristes mañanas de invierno, cuando la escarcha empaña el vidrio del escaparate, cuando los pies se hielan en la atmósfera gris de la solitaria lonja, y el lecho recién abandonado y caliente aun por ventura, reclama con dulces voces a su mal despierto ocupante. Entonces, semiaturdido, solicitando al sueño por las exigencias de su naturaleza hercúlea y de su espesa sangre, cogía el señor Joaquín la maquinilla, cebaba con alcohol el depósito, prendía fuego, y presto salía del pico de hojalata negro y humeante río de café, cuyas ondas a la vez calentaban, despejaban la cabeza y con la leve fiebre y el grato amargor, dejaban apto al coloso para velar y trabajar, sacar sus cuentas y pesar y vender sus artículos. Ya en León, y árbitro de dormir a pierna suelta, no abandonó el señor Joaquín el adquirido vicio, antes lo reforzó con otros nuevos: acostumbrose a beber la obscura infusión en el café más cercano a su domicilio, y a acompañarla con una copa de Kummel y con la lectura de un diario político, siempre el mismo, invariable. En cierta ocasión ocurrió al Gobierno suspender el periódico una veintena de días, y faltó poco para que el señor Joaquín renunciase, de puro desesperado, al café. Porque siendo el señor Joaquín español, ocioso me parece advertir que tenía sus opiniones políticas como el más pintado, y que el celo del bien público le comía, ni más ni menos que nos devora a todos. Era el señor Joaquín inofensivo ejemplar de la extinguida especie progresista: a querer clasificarlo científicamente, le llamaríamos la variedad progresista de impresión. La aventura única en su vida de hombre de partido, fue que cierto día, un personaje político célebre, exaltado entonces y que con armas y bagajes se pasó a los conservadores después, entrase en su tienda a pedirle el voto para diputado a Cortes. Desde aquel supremo momento quedó mi señor Joaquín rotulado, definido y con marca; era progresista de los del señor don Fulano. En vano corrieron años y sobrevinieron acontecimientos, y emigraron las golondrinas políticas en busca siempre de más templadas zonas; en vano mal intencionados decían al señor Joaquín que su jefe y natural señor el personaje era ya tan progresista como su abuela; que hasta no quedaban sobre la haz de la tierra progresistas, que éstos eran tan fósiles como el megaterio y el plesiosauro; en vano le enseñaban los mil remiendos zurcidos sobre el manto de púrpura de la voluntad nacional por las mismas pecadoras manos de su ídolo; el señor Joaquín, ni por esas, erre que erre y más firme que un poste en la adhesión que al don Fulano profesaba. Semejante a aquellos amadores que fijan en la mente la imagen de sus amadas tal cual se les apareció en una hora culminante y memorable para ellos, y, a despecho de las injurias del tiempo irreverente, ya nunca las ven de otro modo, al señor Joaquín no le cupo jamás en la mollera que su caro prohombre fuese distinto de como era en aquel instante, cuando encendido el rostro y con elocuencia fogosa y tribunicia se dignó apoyarse en el mostrador de la lonja, entre un pilón de azúcar y las balanzas, demandando el sufragio. Suscrito desde entonces al periódico del consabido prohombre, compró también una mala litografía que lo representaba en actitud de arengar, y añadido el marco dorado imprescindible, la colgó en su dormitorio entre un daguerrotipo de la difunta y una estampa de la bienaventurada virgen Santa Lucía, que enseñaba en un plato dos ojos como huevos escalfados. Acostumbrose el señor Joaquín a juzgar de los sucesos políticos conforme a la pautilla de su prohombre, a quien él llamaba, con toda confianza, por su nombre de pila. Que arreciaba lo de Cuba: ¡bah! dice don Fulano que es asunto de dos meses la pacificación completa. Que discurrían partidas por las provincias vascas: ¡no asustarse!; afirma don Fulano que el partido absolutista está muerto, y los muertos no resucitan. Que hay profunda escisión en la mayoría liberal; que unos aclaman a X y otros a Z… Bueno, bueno; don Fulano lo arreglará, se pinta él solo para eso. Que hambre… ¡sí, que se mama el dedo don Fulano!, ahora mismito van a abrirse los veneros de la riqueza pública… Que impuestos… ¡don Fulano habló de economías! Que socialismo… ¡paparruchas! ¡Atrévanse con don Fulano, y ya les dirá él cuántas son cinco! Y así, sin más dudas ni recelos, atravesó el señor Joaquín la borrasca revolucionaria y entró en la restauración, muy satisfecho porque don Fulano sobrenadaba, y se apreciaban sus méritos, y tenía la sartén por el mango hoy como ayer. ...
En la línea 395
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y redoblaba el arpegio de sus carcajadas, pareciéndole donosísimo incidente el de quedarse sin equipaje alguno. Hallábase, pues, como una criatura que se pierde en la calle, y a la cual recogen por caridad hasta averiguar su domicilio. Aventura completa. Niña como era Lucía, así pudo tomarla a llanto como a risa; tomola a risa, porque estaba alegre, y hasta Hendaya no cesó la ráfaga de buen humor que regocijaba el departamento. En Hendaya prolongó la comida aquel instante de cordialidad perfecta. El elegante comedor de la estación de Hendaya, alhajado con el gusto y esmero especial que despliegan los franceses para obsequiar, atraer y exprimir al parroquiano, convidaba a la intimidad, con sus altos y discretos cortinajes de colores mortecinos su revestimiento de madera obscura, su enorme chimenea de bronce y mármol, su aparador espléndido, que dominaba una pareja de anchos y barrigudos tibores japoneses, rameados de plantas y aves exóticas; fulgurante de argentería Ruolz, y cargado con montones de vajillas de china opaca. Artegui y Lucía eligieron una mesa chica para dos cubiertos, donde podían hablarse frente a frente, en voz baja, por no lanzar el sonido duro y corto de las sílabas españolas entre la sinfonía confusa y ligada de inflexiones francesas que se elevaba de la conversación general en la mesa grande. Hacia Artegui de maestresala y copero, nombraba los platos, escanciaba y trinchaba, previniendo los caprichos pueriles de Lucía, descascarando las almendras, mondando las manzanas y sumergiendo en el bol de cristal tallado lleno de agua, las rubias uvas. En su semblante animado parecía haberse descorrido un velo de niebla y sus movimientos, aunque llenos de calma y aplomo, no eran tan cansados y yertos como antes. ...
En la línea 848
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ínterin llegaba el esperado día de asistir a la fiesta nocturna, Pilar se acostumbró a pasar un par de horas en el salón de Damas del Casino, de una a tres de la tarde generalmente. Es el salón de Damas un atractivo más del hermoso edificio donde se reconcentra la animación termal; allí las señoras abonadas al Casino pueden refugiarse, sin temor a invasiones masculinas; allí están en su casa, y son reinas absolutas, tocan el piano, bordan, charlan, y a veces se deslizan hasta el lujo de un sorbete o de alguna confitura o bombón que roen con igual deleite que si fuesen ratoncillos sueltos en un armario de golosinas. Es un harén de moras civilizadas, un gineceo no oculto en la pudorosa sombra del hogar, sino descaradamente implantado en el sitio más público que darse puede. Allí concurrían y se congregaban todos los astros hembras del firmamento de Vichy, y allí encontraba Pilar reunida a la escasa, pero brillante colonia hispano americana; las de Amézaga, Luisa Natal, la condesa de Monteros: y se formaba una especie de núcleo español, si no el más numeroso, tampoco el menos animado y alegre. Mientras alguna rubia inglesa ejecutaba en el piano trozos de música clásica, y las francesas asían de los cabellos la ocasión de lucir primorosas labores de cañamazo, dando en ellas tres puntos por hora, las españolas, más francas, aceptaban la holgazanería completa, dedicándose a hablar y a manejar el abanico. Una magnífica esfera geográfica, colocada al extremo del salón, parecía preguntarse cuál era su objeto y destino en semejante lugar; y en cambio, los retratos de las dos hermanas de Luis XVI, Victoria y Adelaida, damas tradicionales de Vichy, sonreían, empolvada la cabellera, rosadas y benévolas, presidiendo el certamen de frivolidad continua celebrado a honra suya. Eran murmullos como de voleteos de pájaros en pajarera, ruido de risitas semejante a sartas de perlas que caen desgranándose en una copa de cristal, sedoso crujir de países de abanico, estallido seco de varillajes, ruedecillas de sillón que un punto corrían sobre el encerado piso, ruge-ruge de faldas, que parecía estridor de alitas de insecto. Embalsamaban la atmósfera leves auras de gardenia, de vinagre de tocador, de sal inglesa, de perfumería Rimmel. No se veían sino dijes y prendas graciosas abandonadas sobre sillas y mesas; sombrillas largas, de seda, muy recamadas de cordoncillo de oro; cabás y estuches de labor, ya de cuero de Rusia, ya de paja con moños y borlas de estambre; aquí un chal de encaje, allí un pañuelo de batista; acá un ramo de flores que agoniza exhalando su esencia más deliciosa; acullá un velito de moteado tul, y encima las horquillas que sirven para prenderle… El grupo de españolas, capitaneado por Lola Amézaga, que era muy resuelta, tenía cierta independencia e intimidad, bien distinta de la reserva secatona de las inglesas: y aún entre ambos bandos se advertía disimulada hostilidad y recíproco desdén. ...
En la línea 1122
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Estúvose así un rato, sin pensar, sin desear, entregada sólo al placer de hallarse allí, en donde moraba Artegui. La obscuridad crecía, y al fin viniera a ser completa si el resplandor de un reverbero fronterizo no se quebrase en los cristales de la ventana. La vista de la luz hizo saltar en el diván a Lucía. ...
En la línea 496
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... No había nada que decir ante una respuesta dada con tan completa seguridad. ...
En la línea 658
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Entretanto, el elefante, guiado con mucha seguridad por el parsi, corría con rapidez por la selva todavía oscura. Una hora después de haber dejado la pagoda de Pillaji, se lanzaba al través de una inmensa llanura. A las siete se hizo alto. La joven seguía en una postración completa. El guía le hizo beber algunos tragos de agua y de brandy, pero la influencia embriagante que pesaba sobre ella debía prolongarse todavía por algún tiempo. ...
En la línea 1244
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Antes de las tres, los espectadores habían invadido el vasto barracón. Europeos e indígenas, chinos y japoneses, hombres, mujeres y niños, se apiñaban sobre las estrechas banquetas y en los palcos que daban frente al escenario. Los músicos habían entrado, y la orquesta completa, gongos, tam tams, castañuelas, flautas, tamboriles y bombos, estaban operando con todo furor. ...

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