Cual es errónea Comenzaron o Comenzarron?
La palabra correcta es Comenzaron. Sin Embargo Comenzarron se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra comenzarron es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra comenzaron
Errores Ortográficos típicos con la palabra Comenzaron
Cómo se escribe comenzaron o comenzarron?
Cómo se escribe comenzaron o comensaron?
Cómo se escribe comenzaron o somenzaron?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece comenzaron
La palabra comenzaron puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1080
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En la fábrica comenzaron las bromas por parte de sus enemigas, que le preguntaban irónicamente cuándo se casaba, y la llamaban de apodo la Pastora, por tener amores con el nieto del tío Tomba. ...
En la línea 489
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Hablaba de los misterios reproductores de aquella cuadra, con la naturalidad de la gente campesina, tímida y ruborosa en las relaciones humanas y franca hasta el impudor al hablar de las aproximaciones de las bestias. Y como si las palabras del viejo trajesen a las dilatadas narices de los caballos un lejano perfume de la deseada primavera, comenzaron a relinchar, a dar saltos, a morderse, a estremecer sus vientres con agitaciones de péndulo, a resbalar las patas delanteras sobre las grupas más cercanas, haciendo esfuerzos por libertar sus cabezas amarradas a las anillas. Unos cuantos varazos repartidos a ciegas por _Zarandilla_ hicieron cesar el estruendo de coces y relinchos, y las bestias tornaron a alinearse ante los pesebres, exhalando los últimos restos de su agitación con bufidos y temblores. ...
En la línea 794
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Bajo la luz esplendorosa del sol comenzaron a brillar, como pinceladas rojas y opacas, las llamas de la cera. Se formaron en dos filas los jornaleros, y guiados por el señor Fermín, emprendieron una marcha lenta, viña abajo. ...
En la línea 842
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los trabajadores comenzaron a desfilar ante Dupont, con sus cirios apagados. ...
En la línea 986
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los que quedaron en la gañanía comenzaron a buscar por los rincones una guitarra. ¡Buena se presentaba la noche! Al salir el amo, había dicho al aperador que enviase a aquella gente todo el vino que pidiera. ¡Oh, qué don Luis!... ...
En la línea 442
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... A poco, comenzaron a volar cohetes aquí y allá, iluminando el espacio en todas direcciones. ...
En la línea 660
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Se despertaron en seguida y comenzaron a preparar su desayuno, consistente en _sardinhas_ saladas, asadas en el rescoldo. ...
En la línea 693
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Los vapores del alcohol comenzaron a disiparse en el cerebro del cochero; entonces, cruzando las manos, exclamó: «Virgen bendita, ¿qué va a ser de mí? ¿Cómo voy a ganarme la vida? ¿Dónde podré hacerme con otra mula? Mi mula, mi mejor mula, se ha matado; se ha caído al suelo y se ha muerto de repente. ...
En la línea 4088
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Singulares recuerdos comenzaron a invadir mi espíritu: en aquella playa, según la tradición de toda la antigua cristiandad, Santiago, el Santo patrono de España, predicó el Evangelio a los idólatras españoles. ...
En la línea 421
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo: -Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar. ...
En la línea 578
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. ...
En la línea 681
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... En llegándose a juntar, se saludaron cortésmente, y, preguntándose los unos a los otros dónde iban, supieron que todos se encaminaban al lugar del entierro; y así, comenzaron a caminar todos juntos. ...
En la línea 826
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Los gallegos, que se vieron maltratar de aquellos dos hombres solos, siendo ellos tantos, acudieron a sus estacas, y, cogiendo a los dos en medio, comenzaron a menudear sobre ellos con grande ahínco y vehemencia. ...
En la línea 1400
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ras dos olas arrastraron al retirarse inmensa cantidad de despojos. un punto de la bahía había un buque que fue arrastrado hasta la costa, traído de nuevo, vuelto a lanzar sobre la costa y puesto segunda vez a flote por la última ola. otro lugar de la bahía había dos grandes buques anclados, uno detrás de otro, y comenzaron a girar de tal manera, que los cables de ambas anclas se enrollaron uno en otro, y aunque había 36 pies de agua se encontraron de improviso sobre el suelo en seco por espacio de algunos minutos. ola grande, se acercó, sin embargo, con bastante lentitud, puesto que los habitantes de Talcahuano tuvieron tiempo de refugiarse en las colinas que había detrás de la ciudad ...
En la línea 1607
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... sáronse en tierra a alguna distancia de nosotros, y entonces nos parecieron más numerosas que las hojas de los campos; perdió la superficie del suelo su tinte verde, y se puso rojiza; apenas se posaron comenzaron a arrojarse a un lado y otro en todas direcciones ...
En la línea 7804
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Las campanas comenzaron a sonar con la terrible promesa de no callarse en toda la tarde ni en toda la noche. ...
En la línea 9707
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Salió ganando la Iglesia, porque los infelices menestrales comenzaron a ver visiones y pidieron confesión a gritos, arrepintiéndose de sus errores con toda el alma. ...
En la línea 10073
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Se volvió al amor y a las mujeres, y comenzaron las confesiones, coincidiendo con el café y los licores, sacatrapos del corazón. ...
En la línea 12250
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y no fue vana su amenaza; a los dos minutos aquellos violines y violas, clarinetes y flautas, a quienes acompañaba en su laboriosa gestación armónica un plano de Erard, comenzaron a llenar el aire con sus acordes, como se prometía decir en El Lábaro del día siguiente Trifón Cármenes, el cual había osado preguntar a la hija segunda del barón si le favorecía. ...
En la línea 1011
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Una vez más, el rey Fu-Fu I anduvo con los vagabundos y los forajidos como blanco de sus groseras burlas y de sus torpes ultrajes, y a veces víctima del despecho de Canty y de Hugo, cuando el jefe volvía la espalda. No le detestaban más que Hugo y Canty. Algunos de los demás le querían, y todos admiraban su valor y su ánimo. Durante dos o tres días, Hugo, a cuyo cargo y custodia se hallaba el rey, hizo tortuosamente cuanto pudo para molestar al niño, y de noche, durante las orgías acostumbradas, divirtió a los reunidos haciéndole pequeñas perrerías, siempre como por casualidad. Dos veces pisó los pies del rey, como sin querer, y el rey, según convenía a su realeza, despectivamente, fingió no darse cuenta de ello; pero a la tercera vez que Hugo se permitió la misma broma, Eduardo lo derribó al suelo de un garrotazo, con inmenso júbilo de la tribu. Hugo, lleno de ira y de vergüenza, dio un salto, tomó a su vez un garrote y se lanzó con furia contra su pequeño adversario. Al momento se formó un ruedo en torno de los gladiadores y comenzaron las apuestas y los vítores. Pero el pobre Hugo estaba de mala suerte. Su torpe e inadecuada esgrima no podía servirle de nada frente a un brazo que había sido educado por los primeros maestros de Europa con las paradas, ataques y toda clase de estocadas y cintarazos. El reyecito, alerta pero con graciosa soltura, desviaba y paraba la espesa lluvia de golpes con tal facilidad y precisión que tenía admirados a los espectadores; y de cuando en cuando, no bien sus expertos ojos descubrían la ocasión, caía un golpe como un relámpago en la cabeza de Hugo, con lo cual la tormenta de aplausos y risas que despertaba era cosa de maravilla. Al cabo de quince minutos, Hugo, apaleado, contuso y blanco de un implacable bombardeo de burlas, abandonó el campo, y el ileso héroe de la lucha fue acogido y subido en hombros de la alegre chusma hasta el lugar de honor, al lado del jefe, donde con gran ceremonia fue coronado Rey de los Gallos de Pelea, declarándose al mismo tiempo solemnemente cancelado y abolido su anterior título de menos monta, y dictándose un decreto de destierro de la cuadrilla contra todo el que en adelante lo insultase. ...
En la línea 1274
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Las mujeres tenían la cabeza inclinada y con las manos se cubrían el rostro. Las amarillas llamas comenzaron a trepar por entre la crepitante leña, y unos como nimbos de humo azul subieron a disolverse en el viento. En el momento en que el clérigo alzaba las manos y empezaba sus preces, dos niñas llegaron corriendo, y lanzando agudos gritos se abalanzaron sobre las mujeres atadas a los postes. Al instante las arrancaron de allí, y a una de ellas, la sujetaron con fuerza; pero la otra logró desasirse gritando que quería morir con su madre, y antes de que pudieran detenerla volvió a echar los brazos al cuello de una de las mujeres. Al instante la arrancaron otra vez de allí con los vestidos en llamas. Dos o tres hombres la sostuvieron, y la parte de sus ropas que ardía fue rasgada y arrojada a un lado, mientras la niña pugnaba por libertarse, sin cesar de exclamar que quedaría sola en el mundo y de rogar que le dejaran morir con su madre. Ambas niñas gritaban sin cesar y luchaban por libertarse, pero de pronto este tumulto fue ahogado por una serie de desgarradores gritos de mortal agonía. El rey miró a las frenéticas niñas y a los postes, y luego apartó la vista y ocultó el rostro lívido contra la pared, para no ver más. ...
En la línea 991
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El capitán Nemo introdujo su cabeza en la esfera metálica, y Conseil y yo hicimos lo propio, no sin antes haber oído al canadiense desearnos irónicamente una «buena caza». Nuestros trajes terminaban en un collar de cobre agujereado al que se ajustaba el casco de metal. Tres aberturas protegidas por gruesos cristales permitían ver en todas las direcciones sin más que ladear la cabeza en el interior de la esfera. Una vez que ésta se halló ajustada, los aparatos Rouquayrol, colocados a la espalda, comenzaron a funcionar. Pude comprobar que se respiraba perfectamente. ...
En la línea 1395
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Cuando, hacia las once de la mañana, las crestas de los arrecifes comenzaron a desaparecer bajo las aguas de la marea ascendente, los salvajes volvieron a la playa, en la que su número iba acrecentándose. Probablemente estaban viniendo de las islas vecinas o de la Papuasia propiamente dicha. Pero hasta entonces no había visto yo ni una sola piragua. ...
En la línea 2049
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Los marineros comenzaron a remar, y el timonel dirigió el bote hacia el barril flotante. ...
En la línea 2485
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El capitán Nemo decidió enviar su Nautílus a la más extrema profundidad, a fin de controlar esos sondeos. Yo me dispuse a anotar todos los resultados de su investigación. Se abrieron los paneles del salón y comenzaron las maniobras necesarias para alcanzar esas capas tan prodigiosamente profundas. ...
En la línea 1359
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Nueva York y San Francisco están, por consiguiente, unidas por una cinta no interrumpida de metal, que no mide menos de tres mil setecientas ochenta y seis millas. Entre Omaha y el Pacífico, el ferrocarril cruza una región frecuentada todavía por los indios y las fieras, vasta extensión de territorio que los mormones comenzaron a colonizar en 1845, después de haber sido expulsados de lilinois. ...
En la línea 1361
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En 1862 fue cuando, a pesar de la oposición de los diputados del Sur, que querían una línea más meridional, se fijó el trazado del ferrocarril entre los 41 y 42 grados de latitud. El presidente Lincoin, de tan sentida memoria, fijó, por sí mismo, en el Estado de Nebraska, la ciudad de Omaha, como cabeza de línea del nuevo camino. Los trabajos comenzaron en seguida, y se prosiguieron con esa actividad americana, que no es papelera ni oficinesca. La rapidez de la mano de obra no debía, en modo alguno, perjudicar la buena ejecución del camino. En el llano se avanzaba a razón de milla y media por día. Una locomotora, rodando sobre los raíles de la víspera, traía los del día siguiente y corría sobre ellos a medida que se iban colocando. ...

El Español es una gran familia
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r
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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Más información sobre la palabra Comenzaron en internet
Comenzaron en la RAE.
Comenzaron en Word Reference.
Comenzaron en la wikipedia.
Sinonimos de Comenzaron.
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