Cual es errónea Aturdida o Aturrdida?
La palabra correcta es Aturdida. Sin Embargo Aturrdida se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra aturrdida es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra aturdida
Más información sobre la palabra Aturdida en internet
Aturdida en la RAE.
Aturdida en Word Reference.
Aturdida en la wikipedia.
Sinonimos de Aturdida.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Aturdida
Cómo se escribe aturdida o haturdida?
Cómo se escribe aturdida o aturrdida?

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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece aturdida
La palabra aturdida puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1562
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pasaba esto mientras seguía leyendo; aún estaba aturdida, casi espantada por aquella voz que oyera dentro de sí, cuando llegó al pasaje en donde el santo refiere que paseándose él también por un jardín oyó una voz que le decía Tole, lege y que corrió al texto sagrado y leyó un versículo de la Biblia. ...
En la línea 3443
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ya nadie se acordaba de aquello; seguía siendo aturdida, tenía fama de golosa y de gorrona —según la expresión que se usaba en Vetusta como en todas partes —pero nada más. ...
En la línea 4093
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡No sea usted malo! ¡No sea usted tan material! —responde ella, turbándose como una niña aturdida que sospecha haber sido indiscreta, y clava en el mancebo los ojos risueños, arrugaditos, que Visitación cree que echan chispas. ...
En la línea 8059
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Obdulia meditaba poco lo que decía, hablaba siempre aturdida, por máquina, pensando en otra cosa; iba sacándole filo a la calumnia sin sospecharlo. ...
En la línea 2881
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —No, no, yo no sabía nada—replicó Fortunata enteramente aturdida. ...
En la línea 4004
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En esto, ya habían entrado Fortunata y su tía, ambas de negro, muy decentes, y mientras la de Jáuregui metía su cucharada en el corro de Guillermina, la otra pasó a ver a Mauricia. Encontrola como aturdida, sin saber lo que le pasaba. A las preguntas que le hizo, respondía con la mayor concisión, porque el temor de decir alguna palabra fea enfrenaba sus labios. Estaba reducida a usar tan sólo la tercera parte de los vocablos que emplear solía, y aún no se le quitaban los escrúpulos, sospechando que tuviese en algún eco infernal las voces más comunes. Lo que Fortunata le oyó claramente fue esto: «¡Ay, qué gusto salvarse!»… ...
En la línea 4237
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En aquel momento, cogido el pañuelo por las dos puntas hacía con él una soga. No se puede saber si fueron espontaneidad aturdida o bien reflexión deliberada estas palabras suyas: ...
En la línea 5272
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La viuda de Jáuregui se tomó tiempo para dar contestación a estas gravísimas palabras. Un sin fin de ideas se le metió en la cabeza, y estuvo aturdida largo rato, sin saber con cuál de ellas quedarse. El rompimiento definitivo le arrancaba una tira de su corazón, con dolor agudísimo, por no serle posible retener las cantidades que Fortunata había puesto en sus manos. La elasticidad de su conciencia no llegaba nunca a sus estirones a la apropiación de lo ajeno, ni directa ni indirectamente. Lo ajeno era sagrado para ella, y aunque aumentase lo suyo cuanto pudiera a costa del prójimo, jamás llegaba a la absorción de lo que se le confiaba. Devolvería, pues, lo que se le había entregado, con los aumentos que a su buena administración se debían. Cierto que esta devolución era para ella un trance doloroso, algo como la separación de un hijo que se va a la guerra a que le maten, pues aquel guano, entregado a su dueño, pronto se perdería en el desorden y los vicios. ...
En la línea 2016
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Sí, Dunetchka, ya es hora ‑dijo Pulqueria Alejandrovna, aturdida e inquieta‑; ya es hora de que nos vayamos. Al ver que no llegamos, podría creer que estamos disgustadas con él por la escena de anoche. ¡Dios mío, Dios mío… ! ...
En la línea 2108
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pulqueria Alejandrovna intervino, visiblemente aturdida: ...
En la línea 1262
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... De pronto se abrió la ventanilla de la portería, pasó una mano, tomó la llave y encendió una vela. La portera quedó como aturdida. Conocía aquella mano, aquel brazo, aquella manga. Era el señor Magdalena. ...
En la línea 559
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Inclinó la niña la pensativa frente, y quedose anodada, aturdida por el golpe repentino. El sentimiento religioso, dormido hasta entonces, con todos los demás, en el fondo de su alma plácida y serena, despertábase potente al impensado choque. Iban mezcladas dos sensaciones: de punzante lástima la una, de terror y repulsión la otra. Quería apartarse espantada de Artegui, y aun se derretían de compasión sus entrañas sólo al mirarlo. La gente salía de misa; vertía el pórtico ondas y ondas humanas, y Lucía, en pie, no acertaba a separarse de aquella catedral, erguida y blanca como una mártir cristiana en el circo. Le presentó Artegui en silencio el brazo, y ella, dudosa al pronto, aceptó por fin, caminando ambos automáticamente en dirección al hotel. La mañana, un tanto encapotada, prometía temperatura menos cálida y más grata que la de la víspera. Corría regalado fresquecillo, y tras del celaje brumoso adivinábase la sonrisa del sol, como suele columbrarse el amor al través del enojo. ...
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