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La palabra atrebido
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Comó se escribe atrebido o atrevido?

Cual es errónea Atrevido o Atrebido?

La palabra correcta es Atrevido. Sin Embargo Atrebido se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino atrebido es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra atrevido

Más información sobre la palabra Atrevido en internet

Atrevido en la RAE.
Atrevido en Word Reference.
Atrevido en la wikipedia.
Sinonimos de Atrevido.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Atrevido

Cómo se escribe atrevido o hatrevido?
Cómo se escribe atrevido o atrrevido?
Cómo se escribe atrevido o atrebido?


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece atrevido

La palabra atrevido puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2162
del libro la Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y Batiste, seguro, firme, sin arrogancia, reía de la inquietud de su familia, mostrándose cada vez más atrevido según iba transcurriendo el tiempo desde la famosa riña. ...

En la línea 2666
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Quizás encuentren algunos ese paso demasiado atrevido, pero yo no sabía cuál otro podía tomar que llamase más la atención de la gente, extremo de gran importancia. ...

En la línea 3021
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Por fortuna, ese tribunal no posee ahora mucha autoridad, y el librero, atrevido y resuelto, sostuvo el reto y llegó hasta fijar un anuncio en la misma puerta de la catedral. ...

En la línea 4876
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El primer paso que di después de mi regreso, tocante a la difusión de las Escrituras, fué muy atrevido. ...

En la línea 251
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y, en diciendo esto, arremetió con la lanza baja contra el que lo había dicho, con tanta furia y enojo que, si la buena suerte no hiciera que en la mitad del camino tropezara y cayera Rocinante, lo pasara mal el atrevido mercader. ...

En la línea 528
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pero dime, por tu vida: ¿has visto más valeroso caballero que yo en todo lo descubierto de la tierra? ¿Has leído en historias otro que tenga ni haya tenido más brío en acometer, más aliento en el perseverar, más destreza en el herir, ni más maña en el derribar? -La verdad sea -respondió Sancho- que yo no he leído ninguna historia jamás, porque ni sé leer ni escrebir; mas lo que osaré apostar es que más atrevido amo que vuestra merced yo no le he servido en todos los días de mi vida, y quiera Dios que estos atrevimientos no se paguen donde tengo dicho. ...

En la línea 579
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. ...

En la línea 1408
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Respondióle la guarda porque tenía aquel solo más delitos que todos los otros juntos, y que era tan atrevido y tan grande bellaco que, aunque le llevaban de aquella manera, no iban seguros dél, sino que temían que se les había de huir. ...

En la línea 269
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El tamaño de las osamentas de los animales megateroideos (incluyendo en ellos el Megatherium, el Scelidotherium, el Megalonyx y el Mylodon) es realmente extraordinario. ¿Cómo vivían estos animales? ¿Cuáles eran sus costumbres? Verdaderos problemas para los naturalistas, hasta que por fin el profesor Owen2 los resolvió con sumo ingenio. Los dientes, por su sencilla conformación, indican que esos animales megateroideos se alimentaban de vegetales y probablemente comían las hojas y las ramitas de los árboles. Su mole colosal, sus uñas tan largas y tan fuertemente encorvadas parecen hacer tan difícil su locomoción terrestre, que algunos naturalistas eminentes hasta han llegado a pensar que llegaban a las hojas trepando por los árboles como los Perezosos, grupo al cual se asemejan mucho. Pero ¿no es atrevido y aún más 1 Principtes of Geology, tomo IV, pág. 40. ...

En la línea 522
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Durante los seis meses últimos he tenido ocasión de estudiar el carácter de los habitantes de estas provincias. Los gauchos o campesinos son muy superiores a los habitantes de la ciudad. Invariablemente, el gaucho es muy servicial, muy cortés, muy hospitalario; nunca he visto un ejemplo de grosería o de inhospitalidad Lleno de modestia cuando habla de sí mismo o de su país, al mismo tiempo es atrevido y valiente. Por otra parte, siempre se oye hablar de robos y homicidios; la costumbre de llevar cuchillo es la principal causa de estos últimos. Es deplorable pensar en el número de muertes causadas por insignificantes disputas. Cada uno de los combatientes trata de tocar a su adversario en la cara, de cortarle la nariz o de arrancarle los ojos; prueba de ello, las horribles cicatrices que casi todos llevan. Los robos provienen naturalmente de las arraigadas costumbres de jugar y beber de los gauchos y de su indolencia suma. Una vez pregunté en Mercedes a dos hombres, con quienes me encontré, por qué no trabajaban. «Los días son demasiado largos», me respondió el uno; «soy demasiado pobre», me contestó el otro. Hay siempre un número de caballos tan grande y tal profusión de alimentos, que no se siente la necesidad de industria. Además, es incalculable el número de los días feriados; por último, una empresa no tiene algunas probabilidades de buen éxito sino comenzándola en luna creciente; de suerte que estas dos causas hacen perder la mitad del mes. Nada hay menos eficaz que la policía y la justicia. Si un hombre pobre comete un homicidio, se le encarcela y hasta quizá se le fusila; pero si es rico y tiene amigos, puede contar con que el asunto no tendrá ninguna mala consecuencia para él. Es de advertir que la mayoría de los habitantes respetables del país ayudan invariablemente a los homicidas a escaparse; parecen pensar que el asesino ha cometido un delito contra el gobierno y no un crimen contra la sociedad. Un viajero no tiene otra protección sino sus armas de fuego, y el hábito constante de llevarlas es lo único que impide mayor frecuencia en los robos. ...

En la línea 2989
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... vetow; desde donde se ve un esbelto y atrevido pico llamado el Lot , que se levanta entre una oscura selva de pinos, y al que sirven de cuña o apoyo los rojizos montes de la costa meridional ...

En la línea 230
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Mientras el acólito hablaba así, en voz baja, a Bismarck que se había atrevido a acercarse, seguro de que no había peligro, el Magistral, olvidado de los campaneros, paseaba lentamente sus miradas por la ciudad escudriñando sus rincones, levantando con la imaginación los techos, aplicando su espíritu a aquella inspección minuciosa, como el naturalista estudia con poderoso microscopio las pequeñeces de los cuerpos. ...

En la línea 393
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ; es decir, que si don Saturnino fuera tan atrevido que se decidiera a engendrar un Bermúdez, este saldría ya diácono por lo menos, según Frígilis. ...

En la línea 594
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ni un solo vetustense, aun contando a los librepensadores que en cierto restaurant comían de carne el Viernes Santo, ni uno solo se hubiera atrevido a dudar de la castidad casi secular de don Cayetano. ...

En la línea 1279
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Verdad era que en estos últimos meses, sobre todo desde algunas semanas a esta parte, se mostraba más atrevido. ...

En la línea 553
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Son demasiadas preguntas, gentleman, para que las conteste aquí -dijo con una voz extremadamente débil, persistiendo en su miedo de ser oído-. Bástele saber que mi protector es Flimnap, y que el me colocó entre sus servidores después de haberle prometido yo que nadie vería mi rostro. Únicamente al notar la impaciencia del gentleman, y con el deseo de serle útil, me he atrevido a faltar a mi promesa. Le suplico que no cuente nunca al profesor que me ha visto sin velos. ...

En la línea 798
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El gobierno me ha autorizado para que forme un programa de diversiones. ¿Qué es lo que usted desea?… Yo, espontáneamente, me he atrevido a proponer varias. Quiero que un día le dejen visitar la capital. Esto es mas difícil que parece a primera vista. Habrá que suspender la circulación en las calles para que usted, al marchar, no aplaste a unos cuantos centenares de transeúntes y para que nuestros vehículos terrestres no le corten los pies con sus ruedas. La gente solo le verá desde las ventanas y los tejados. ...

En la línea 1017
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Creo llegado el momento -dijo con voz insinuante- de mostrarle mi alma. Mientras usted vivía a cubierto de peligros, yo no me atreví a decirle lo que siento. Me dominaba la timidez de todo el que ha pasado su existencia entre libros, viendo de lejos a las personas. Pero después de la locura de usted, la situación es otra. Tal vez el conflicto con nuestro Padre de los Maestros acabe por arreglarse, pero en este momento la situación es mala. Corre usted grandes riesgos, y por lo mismo considero oportuno manifestarle lo que no me hubiera atrevido a decir en una ocasión mejor. Oigame bien, gentleman, y no se ría de mi… . Yo le quiero un poco y me intereso por su felicidad… . ¿Por qué no hablar más claramente?… Yo le amo, gentleman, y deseo pasar el resto de mi vida junto a usted, dedicándome en absoluto a su servicio. ...

En la línea 1249
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Ningún varón de sus familias hubiese hecho esto. Los militares más jóvenes sacaban el cuerpo fuera del agua, como si quisieran castigar al atrevido con la exhibición de su desnudez. Pretendían asustarlo para despertar de este modo el olvidado pudor de su sexo; proferían palabras de cuartel para que se ruborizase. Pero el desvergonzado gigante sonrió placenteramente, sin pensar en huir, encontrando muy ameno el espectáculo. ...

En la línea 166
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El paso de esta situación fraternal a la de amantes no le parecía al joven Santa Cruz cosa fácil. Él, que tan atrevido era lejos del hogar paterno, sentíase acobardado delante de aquella flor criada en su propia casa, y tenía por imposible que las cunitas de ambos, reunidas, se convirtieran en tálamo. Mas para todo hay remedio menos para la muerte, y Juanito vio con asombro, a poco de intentar la metamorfosis, que las dificultades se desleían como la sal en el agua; que lo que a él le parecía montaña era como la palma de la mano, y que el tránsito de la fraternidad al enamoramiento se hacía como una seda. La primita, haciéndose también la sorprendida en los primeros momentos y aun la vergonzosa, dijo también que aquello debía pensarse. Hay motivos para creer que Barbarita se lo había hecho pensar ya. Sea lo que quiera, ello es que a los cuatro días de romperse el hielo ya no había que enseñarles nada de noviazgo. Creeríase que no habían hecho en su vida otra cosa más que estar picoteando todo el santo día. El país y el ambiente eran propicios a esta vida nueva. Rocas formidables, olas, playa con caracolitos, praderas verdes, setos, callejas llenas de arbustos, helechos y líquenes, veredas cuyo término no se sabía, caseríos rústicos que al caer de la tarde despedían de sus abollados techos humaredas azules, celajes grises, rayos de sol dorando la arena, velas de pescadores cruzando la inmensidad del mar, ya azul, ya verdoso, terso un día, otro aborregado, un vapor en el horizonte tiznando el cielo con su humo, un aguacero en la montaña y otros accidentes de aquel admirable fondo poético, favorecían a los amantes, dándoles a cada momento un ejemplo nuevo para aquella gran ley de la Naturaleza que estaban cumpliendo. ...

En la línea 169
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La noticia del matrimonio de Juanito cayó en la familia Arnaiz como una bomba que revienta y esparce, no desastres y muertes, sino esperanza y dichas. Porque hay que tener en cuenta que el Delfín, por su fortuna, por sus prendas, por su talento, era considerado como un ser bajado del cielo. Gumersindo Arnaiz no sabía lo que le pasaba; lo estaba viendo y aún le parecía mentira; y siendo el amartelamiento de los novios bastante empalagoso, a él le parecía que todavía se quedaban cortos y que debían entortolarse mucho más. Isabel era tan feliz que, de vuelta ya en Madrid, decía que le iba a dar algo, y que seguramente su empobrecida naturaleza no podría soportar tanta felicidad. Aquel matrimonio había sido la ilusión de su vida durante los últimos años, ilusión que por lo muy hermosa no encajaba en la realidad. No se había atrevido nunca a hablar de esto a su cuñada, por temor de parecer excesivamente ambiciosa y atrevida. ...

En la línea 175
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al día siguiente, cuando fueron a la catedral, ya bastante tarde, sabía Jacinta una porción de expresiones cariñosas y de íntima confianza de amor que hasta entonces no había pronunciado nunca, como no fuera en la vaguedad discreta del pensamiento que recela descubrirse a sí mismo. No le causaba vergüenza el decirle al otro que le idolatraba, así, así, clarito… al pan pan y al vino vino… ni preguntarle a cada momento si era verdad que él también estaba hecho un idólatra y que lo estaría hasta el día del Juicio final. Y a la tal preguntita, que había venido a ser tan frecuente como el pestañear, el que estaba de turno contestaba Chí, dando a esta sílaba un tonillo de pronunciación infantil. El Chí se lo había enseñado Juanito aquella noche, lo mismo que el decir, también en estilo mimoso, ¿me quieles?, y otras tonterías y chiquilladas empalagosas, dichas de la manera más grave del mundo. En la misma catedral, cuando les quitaba la vista de encima el sacristán que les enseñaba alguna capilla o preciosidad reservada, los esposos aprovechaban aquel momento para darse besos a escape y a hurtadillas, frente a la santidad de los altares consagrados o detrás de la estatua yacente de un sepulcro. Es que Juanito era un pillín, y un goloso y un atrevido. A Jacinta le causaban miedo aquellas profanaciones; pero las consentía y toleraba, poniendo su pensamiento en Dios y confiando en que Este, al verlas, volvería la cabeza con aquella indulgencia propia del que es fuente de todo amor. ...

En la línea 596
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Teníase a sí mismo el heredero de Santa Cruz por una gran persona. Estaba satisfecho, cual si se hubiera creado y visto que era bueno. «Porque yo—decía esforzándose en aliar la verdad con la modestia—, no soy de lo peorcito de la humanidad. Reconozco que hay seres superiores a mí, por ejemplo, mi mujer; pero ¡cuántos hay inferiores, cuántos!». Sus atractivos físicos eran realmente grandes, y él mismo lo declaraba en sus soliloquios íntimos: «¡Qué guapo soy! Bien dice mi mujer que no hay otro más salado. La pobrecilla me quiere con delirio… y yo a ella lo mismo, como es justo. Tengo la gran figura, visto bien, y en modales y en trato me parece… que somos algo». En la casa no había más opinión que la suya; era el oráculo de la familia y les cautivaba a todos no sólo por lo mucho que le querían y mimaban, sino por el sortilegio de su imaginación, por aquella bendita labia suya y su manera de insinuarse. La más subyugada era Jacinta, quien no se hubiera atrevido a sostener delante de la familia que lo blanco es blanco, si su querido esposo sostenía que es negro. Amábale con verdadera pasión, no teniendo poca parte en este sentimiento la buena facha de él y sus relumbrones intelectuales. Respecto a las perfecciones morales que toda la familia declaraba en Juan, Jacinta tenía sus dudas. Vaya si las tenía. Pero viéndose sola en aquel terreno de la incertidumbre, llenábase de tristeza y decía: «¿Me estaré quejando de vicio? ¿Seré yo, como aseguran, la más feliz de las mujeres, y no habré caído en ello?». ...

En la línea 749
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¿Herido? ¿Y quién se ha atrevido a herirlo? Pero ésa es otra cuestión. ¡Sigamos, sigamos! ¡Más de prisa! ¿Tienes plomo en los pies? ¿Está herido? ¡Aunque quien lo hirió sea el hijo de un duque, se arrepentirá dé ello! ...

En la línea 52
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... A la mañana siguiente, y antes que saliera el sol, Sandokán se alejó de la vivienda dispuesto a realizar el atrevido proyecto que imaginara. ...

En la línea 1442
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Me parece imposible que los piratas estén todavía aquí y que se hayan atrevido a dar un golpe tan audaz —decía otro—. ¿No será una broma de Barry? ...

En la línea 1992
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Así sabrán en Labuán que el Tigre de Malasia se ha atrevido a violar las costas de la isla y a enfrentar a los soldados de lord Guillonk. ...

En la línea 1194
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Aunque tal noticia era nueva para mí, no dudé de la exactitud de la interpretación de los actos y de las intenciones de Orlick. Yo estaba muy enojado porque se hubiese atrevido a admirarla, tanto como si fuese un ultraje hacia mí. ...

En la línea 1371
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... El aprendiz del señor Trabb era el más atrevido de toda la región. Cuando yo entré estaba barriendo la tienda, y endulzó esta tarea barriendo por encima de mí. Seguía entregado a la misma ocupación cuando salí a la tienda con el señor Trabb, y él entonces golpeó con la escoba todos los rincones y obstáculos posibles, con el fin de expresar, según pude comprender, su igualdad con cualquier herrero vivo o muerto. ...

En la línea 1510
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - Dígale que se lleve cuanto antes a ese testigo - dijo, muy disgustado, mi tutor al empleado que tenía a su lado-, y pregúntele por qué se ha atrevido a traer a semejante tipo. ...

En la línea 1648
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Yo tenía grandes ideas acerca de la riqueza y de la importancia de los aseguradores de barcos de la City. Y empecé a pensar, lleno de pasmo, que yo me había atrevido a derribar de espaldas a un joven asegurador, amoratándole uno de sus emprendedores ojos y causándole un buen chirlo en la cabeza. Pero me tranquilizó otra vez la extraña impresión de que Herbert Pocket nunca alcanzaría el éxito ni la riqueza. ...

En la línea 308
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «Se lleva mis veinte kopeks. Ahora hará que el otro le pague también y le dejará la muchacha: así terminará la cosa. ¿Quién me ha mandado meterme a socorrerla? ¿Acaso esto es cosa mía? Sólo piensan en comerse vivos unos a otros. ¿A mí qué me importa? Tampoco sé cómo me he atrevido a dar esos veinte kopeks. ¡Como si fueran míos… !» ...

En la línea 1854
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No estaba en su juicio ‑exclamó Rasumikhine con una voz que denunciaba su embriaguez‑. De lo contrario, no se habría atrevido a hacer una cosa así. Mañana habrá recobrado la razón. Pero hoy lo ha echado de aquí. El otro, como es natural, se ha indignado… Estaba aquí discurseando y exhibiendo su sabiduría y se ha marchado con el rabo entre piernas. ...

En la línea 1888
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Por nada del mundo me levantaré si no me dan ustedes la mano… Así. Esto es suficiente. Ahora ya puedo levantarme. Sigamos nuestro camino… Yo soy un pobre idiota indigno de ustedes, un miserable borracho. Pero inclinarse ante ustedes constituye un deber para todo hombre que no sea un bruto rematado. Por eso me he inclinado yo… Bueno, aquí tienen su casa. Después de ver esto, uno ha de pensar que Rodion ha hecho bien en poner a Piotr Petrovitch en la calle. ¿Cómo se habrá atrevido a traerlas a un sitio semejante? ¡Es bochornoso! Ustedes no saben la gentuza que vive aquí. Sin embargo, usted es su prometida. ¿Verdad que es su prometida? Pues bien, después de haber visto esto, yo me atrevo a decirle que su prometido es un granuja. ...

En la línea 2397
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Cómo te habrías atrevido a salir si no hubieses estado delirando? ‑exclamó Rasumikhine, perdiendo la calma a su vez‑: ¿Por qué saliste? ¿Con qué intención? ¿Y por qué lo hiciste a escondidas? Confiesa que no podías estar en tu juicio. Ahora que ha pasado el peligro, puedo hablarte francamente. ...

En la línea 1123
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Usted es muy atrevido, muy atrevido —me dijeron—, márchese mañana mismo, por la mañana; si no lo perderá todo… todo. ...

En la línea 1123
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Usted es muy atrevido, muy atrevido —me dijeron—, márchese mañana mismo, por la mañana; si no lo perderá todo… todo. ...

En la línea 656
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Había tenido buen éxito el atrevido rapto de Aouída, y una hora después Picaporte se estaba riendo todavía de su triunfo. Sir Francis Cromarty había estrechado la mano del intrépido muchacho. Su amo le había dicho: 'Bien', lo cual en boca de este gentleman equivalía a una honrosa aprobación. A esto había respondido Picaporte que todo el honor de la hazaña correspondía a su amo. Para él no había habido más que una chistosa ocurrencia, y se reía al pensar que durante algunos instantes, él, Picaporte, antiguo gimnasta, ex sargento de bomberos, había sido el viudo de la linda dama, un viejo rajá embalsamado. ...

En la línea 1508
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Mister Fogg y sus compañeros proseguían su juego, sin que ninguno de ellos se quejase de la longitud del camino. Fix había empezado por ganar algunas guineas que estaba perdiendo, no siendo menos apasionado que mister Fogg. Durante aquella mañana, la suerte favoreció singularmente a éste. Los triunfos llovían, por decirlo así, en sus manos En cierto momento, después de haber combinado un golpe atrevido, se preparaba a jugar espadas, cuando detrás de la banqueta salió una voz diciendo: ...


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Reglas relacionadas con los errores de v;b

Las Reglas Ortográficas de la V

Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.

Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.

Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.

Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.

Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.

Por ejemplo: divertir, división.

Excepciones: dibujo y sus derivados.

Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.

Las Reglas Ortográficas de la B

Regla 1 de la B

Detrás de m se escribe siempre b.

Por ejemplo:

sombrío
temblando
asombroso.

Regla 2 de la B

Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.

Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.

Regla 3 de la B

Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.

Por ejemplo: albanés, albergar.

Excepciones: Álvaro, alvéolo.

Regla 4 de la B

Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.

Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.

Excepciones: movilidad y civilidad.

Regla 5 de la B

Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.

Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.

Regla 6 de la B

Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.

Regla 7 de la B

Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.

Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.


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