Cual es errónea Arrojar o Arojar?
La palabra correcta es Arrojar. Sin Embargo Arojar se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra arojar es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra arrojar
Errores Ortográficos típicos con la palabra Arrojar
Cómo se escribe arrojar o harrojar?
Cómo se escribe arrojar o arojar?
Cómo se escribe arrojar o arrrrojarr?
Cómo se escribe arrojar o arrogar?
Reglas relacionadas con los errores de r
Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece arrojar
La palabra arrojar puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1223
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero los amos de los cortijos protestaban indignados, al ver que se intentaba arrojar sobre ellos todo el peso del peligro. Si no retribuían mejor al bracero, era porque el producto del cortijo no daba para más. ...
En la línea 2525
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Tengo el honor de informara Vuestra Majestad -continuó el señor de Tréville en el mismo tono-de que una partida de procura dores, de comisarios y de gentes de policía, gentes todas muy estimables pero muy encarnizadas, según parece, contra el uniforme, se ha permitido arrestar en una casa, llevar en plena calle y arrojar en el Fort-l'Evêque, y todo con una orden que se han negado a presentar, a uno de mis mosqueteros, o mejor dicho, de los vuestros, sire, de conducta irreprochable, de reputación casi ilustre y a quien Vuestra Majestad co noce favorablemente: el señor Athos. ...
En la línea 4515
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Se comprende que en la disposición en que se encontraba nada podía ser más desagradable para Bazin que la llegada de D'Artagnan, que podía volver a arrojar a su amo en e l torbellino de las ideas mun danas que lo habían arrastrado durante tanto tiempo. ...
En la línea 8659
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... »Enrique IV, al asediar Paris, hacía arrojar por encima de las mu rallas pan y víveres; el cardenal hizo arrojar pequeños billetes en los que manifestaba a los rochelleses cuán injusta, egoísta y bárbara era la conducta de sus jefes; estos jefes tenían trigo en abundancia, y no lo compartían; adoptaban la máxima, porque también ellos tenían máximas, de que poco importaba que las mujeres, los niños y los viejos muriesen, con tal que los hombres que debían defender sus murallas siguiesen fuertes y con buena salud. ...
En la línea 8659
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... »Enrique IV, al asediar Paris, hacía arrojar por encima de las mu rallas pan y víveres; el cardenal hizo arrojar pequeños billetes en los que manifestaba a los rochelleses cuán injusta, egoísta y bárbara era la conducta de sus jefes; estos jefes tenían trigo en abundancia, y no lo compartían; adoptaban la máxima, porque también ellos tenían máximas, de que poco importaba que las mujeres, los niños y los viejos muriesen, con tal que los hombres que debían defender sus murallas siguiesen fuertes y con buena salud. ...
En la línea 2622
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Southern, le temía y le odiaba como a su genio malo, y aprovechaba todas las ocasiones para arrojar sobre él las calumnias más inverosímiles y absurdas. ...
En la línea 3429
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Su principal guarida eran las inmediaciones del puente; tenían por costumbre arrojar los cuerpos de sus víctimas a las profundas y negras aguas que corrían impetuosas por debajo. ...
En la línea 4568
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En cuanto el gigante se descuidaba lo más mínimo en el servicio de su amo, el _jorobado_ se ponía en pie, se subía a la silla de un brinco, y agarrando al gigante por el pelo le daba de bofetadas, hasta el punto de hacerme temer que iba a arrojar las muelas por la boca. ...
En la línea 4416
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Dios nos la dé buena -respondió Sancho-; y ¿adónde está, señor mío, su merced de esa señora aventura? -¿Adónde, Sancho? -replicó don Quijote-; vuelve los ojos y mira, y verás allí tendido un andante caballero, que, a lo que a mí se me trasluce, no debe de estar demasiadamente alegre, porque le vi arrojar del caballo y tenderse en el suelo con algunas muestras de despecho, y al caer le crujieron las armas. ...
En la línea 7087
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... La señora doña Guiomar de Quiñones se quiso arrojar del coche para besar los pies y las manos del gran Roque, pero él no lo consintió en ninguna manera; antes le pidió perdón del agravio que le hacía, forzado de cumplir con las obligaciones precisas de su mal oficio. ...
En la línea 697
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... alcanza la tempestad su grado máximo; nuestro horizonte queda reducidísimo por las nubes de espuma que levanta el viento; el mar tiene un aspecto terrible; parece una inmensa llanura movediza cubierta por todas partes de nieve. Mientras que nuestro barco se agita horriblemente, los albatros, con las alas extendidas, parecen gozar del viento. Al mediodía viene una ola inmensa a llenar de agua una de nuestras balleneras, que hay que arrojar al mar en el acto. El pobre Beagle se estremece bajo el choque, y durante unos instantes resiste al gobernalle; pero como valiente barco que es, no tarda en rehacerse y presenta la proa al viento. Si una segunda ola hubiera seguido a la primera, se apodera de nosotros en el instante. Hace veinticuatro días que luchamos por ganar la costa occidental; los hombres están extenuados de cansancio, y desde hace tiempo no tienen ya un traje seco. El capitán Fitz-Roy abandona el proyecto de abordar al oeste rodeando la Tierra del Fuego. Por la tarde vamos a abrigarnos tras el falso Cabo de Hornos y echamos el ancla en un fondeadero de cuarenta y siete brazas; al desarrollarse la cadena sobre el cabrestante deja escapar verdaderas chispas. ¡Cuán deliciosa es una noche tranquila después de tanto tiempo de haber sido juguete de los elementos embravecidos! I5 de enero de 1833.- Echa el Beagle el ancla en la Bahía de Goeree. El capitán Fitz-Roy, resuelto a desembarcar a los fueguenses en el estrecho de Ponsonby, lo cual desean, hace equipar cuatro embarcaciones para conducirles allí por el canal del Beagle. Este canal, descubierto por el capitán Fitz-Roy durante su anterior viaje constituye un carácter notable de la geografía de este país. Puede comparársele al valle de Lochness, en Escocia, con su cadena de lagos y de bahías. El canal del Beagle tiene unas ciento veinte millas de largo por una anchura media, que varía muy poco de unas dos millas. En casi todas su extensión es recto hasta tal punto, que, limitada la vista a cada lado por una línea de montañas, se pierde en lontananza. Este canal atraviesa la parte meridional de la Tierra del Fuego, en dirección de este a oeste; hacia su parte media viene a unírsele formando ángulo recto con él, otro canal irregular llamado el estrecho de Ponsonby; allí es donde residen la tribu y la familia de Jemmy Button. ...
En la línea 2751
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Las largas cintas de tierra que forman los islotes salen fuera del agua nada más que lo preciso para que la ola pueda arrojar sobre ellos fragmentos de coral, y el viento acumular allí arenas calcáreas. banco de coral plano y sólido que reviste el exterior rompe la violencia primera de las olas, que, de otro modo, en un día arrastrarían los islotes con todas sus producciones. éano y tierra firme parece que luchan de continuo en estos sitios a ver quién arrastrará a quién; ahora bien, aun cuando la tierra haya, en cierto modo, obtenido la victoria, no quieren todavía los habitantes del agua abandonar un terreno que parece que miran como de su propiedad ...
En la línea 2850
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ora bien, en el océano Pacífico y en el Indico hay enormes superficies en las cuales no se encuentran más que islas de coral, y éstas no se levantan sobre las aguas más que lo suficiente para que las olas puedan arrojar fragmentos y los vientos acumular arenas ...
En la línea 2880
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... mos visto que estamos obligados a creer en la depresión de esas inmensas superficies, interrumpidas por islas bajas, de las cuales no se eleva ninguna por encima de la altura a que el viento y las olas pueden arrojar arenas o bloques de rocas, y que, no obstante, han sido construidas por animales que necesitan un punto de apoyo, con la condición de que no esté a gran profundidad ...
En la línea 5447
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Necesitaba arrojar la careta, dar rienda suelta a su mal ánimo, pisar algo con ira. ...
En la línea 9042
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En fin, ella no trataba de resistir, y había llegado a creer que sería capaz de arrojar a su amiga a la fuerza en brazos del antiguo amante. ...
En la línea 9551
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En esta situación estaba cuando el Magistral le dijo en el confesonario que se perdía; que él la había visto arrojar con desdén sobre un banco de césped la historia de Santa Juana Francisca. ...
En la línea 14300
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Petra se detuvo y se volvió para ver a don Fermín que hacía el ademán de arrojar una bola de roble por la cóncava bolera adelante. ...
En la línea 1547
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie oyó un silbido, viendo al mismo tiempo ondular en el espacio un serpenteo luminoso semejante a un relámpago blanco. Acababan de arrojar sobre el uno de aquellos cables de platino de los cuales no podía defenderse. Pero echó atrás la cabeza, y el brillante hilo pasó sin tocarle, retorciéndose y doblando su extremo hacia arriba, como una serpiente furiosa. ...
En la línea 1788
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Sentíase Maximiliano poseedor de una fuerza redentora, hermana de las fuerzas creadoras de la Naturaleza. ¡Ya vería el mundo la irradiación de bondad y de verdad que él iba a arrojar sobre aquella infeliz víctima del hombre! ...
En la línea 2258
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Sí, tía.—Ni voy, si es que me decido, porque me lo agradezcáis, sino por medir con mis propios ojos toda la hondura del abismo en que te quieres arrojar, a ver si hallo aún modo de apartarte de él. ...
En la línea 2296
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El volcán que rugía en el pecho de la señora de Jáuregui no podía arrojar su lava sino sobre Papitos, que para esto justamente estaba. Había empezado aquel día la monilla por hacer bien las cosas; pero la riñó su ama tan sin razón, que… ¡diablo de chica!, concluyó por hacerlo todo al revés. Si le ordenaban quitar agua de un puchero, echaba más. En vez de picar cebolla, machacaba ajos; la mandaron a la tienda por una lata de sardinas y trajo cuatro libras de bacalao de Escocia; rompió una escudilla, y tantos disparates hizo que doña Lupe por poco le aporrea el cráneo con la mano del almirez. «De esto tengo la culpa yo, grandísima bestia, por empeñarme en domar acémilas y en hacer de ellas personas… Hoy te vas a tu casa, a la choza del muladar de Cuatro Caminos donde estabas, entre cerdos y gallinas, que es la sociedad que te cuadra… ». Y por aquí seguía la retahíla… ¡Pobre Papitos! Suspiraba y le corrían las lágrimas por la cara abajo. Había llegado ya a tal punto su azoramiento, que no daba pie con bola. ...
En la línea 2820
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Ya de noche pasó Fortunata a su casa. Su marido no había llegado aún. Mientras le esperaba, la pecadora volvió a ver el espectro aquel de su perversidad; pero entonces le vio más claro, y no pudo tan fácilmente hacerle huir de su espíritu. «Me han engañado—pensaba—, me han llevado al casorio, como llevan una res al matadero, y cuando quise recordar, ya estaba degollada… ¿Qué culpa tengo yo?». La casa estaba a oscuras y encendió luz. Al arrojar la cerilla en el suelo, esta cayó encendida, y Fortunata la miró con vivo interés, recordando una de las supersticiones que le habían enseñado en su juventud. «Cuando la cerilla cae prendida—se dijo—y con la llama vuelta para una, buena suerte». ...
En la línea 2293
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —No, gracias a ti. Son las seis ahora. Dentro de una hora tomaremos las píldoras y daremos un gran grito. Ve en tu reloj el minuto en que hayamos gritado y cuenta seis horas y dos segundos. Antes harás que nos echen al mar. Procura dejarme sin hamaca y sin bala en los pies y ve si puedes arrojar algún flotador al mar. Si no lo logras, ve la manera de esconder algún arma entre nuestras ropas. ¿Has comprendido bien? ...
En la línea 1161
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... —Me lo dijo la linda señorita que había en casa de la señorita Havisham. Es más hermosa que nadie y la admiro extraordinariamente. Por su causa quiero llegar a ser un caballero. Después de hacer esta confesión, propia de un lunático, empecé a arrojar al río la hierba que había arrancado, como si tuviese la idea de seguirla. ...
En la línea 1213
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Estaba con la cabeza inclinada a un lado, y pareció arrojar su dedo índice al señor Wopsle, como si quisiera señalarlo, antes de repetir la acción. ...
En la línea 886
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... De súbito se detuvo; acababa de planteársele un nuevo problema, tan inesperado como sencillo, que le dejó atónito. «Si, como crees, has procedido en todo este asunto como un hombre inteligente y no como un imbécil, si perseguías una finalidad claramente determinada, ¿cómo se explica que no hayas dirigido ni siquiera una ojeada al interior de la bolsita, que no te hayas preocupado de averiguar lo que ha producido ese acto por el que has tenido que afrontar toda suerte de peligros y horrores? Hace un momento estabas dispuesto a arrojar al agua esa bolsa, esas joyas que ni siquiera has mirado… ¿Qué explicación puedes dar a esto?» ...

la Ortografía es divertida
Más información sobre la palabra Arrojar en internet
Arrojar en la RAE.
Arrojar en Word Reference.
Arrojar en la wikipedia.
Sinonimos de Arrojar.
Palabras parecidas a arrojar
La palabra protestaban
La palabra abrigo
La palabra reformas
La palabra quejaban
La palabra jornada
La palabra cigarros
La palabra menestra
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