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La palabra adibinaba
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Comó se escribe adibinaba o adivinaba?

Cual es errónea Adivinaba o Adibinaba?

La palabra correcta es Adivinaba. Sin Embargo Adibinaba se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino adibinaba es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra adivinaba

Más información sobre la palabra Adivinaba en internet

Adivinaba en la RAE.
Adivinaba en Word Reference.
Adivinaba en la wikipedia.
Sinonimos de Adivinaba.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Adivinaba

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Algunas Frases de libros en las que aparece adivinaba

La palabra adivinaba puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 887
del libro la Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Era tan fiera su actitud, destacándose erguido en medio de la acequia: se adivinaba en este fantasma negro tal resolución de recibir a tiros al que se presentase, que nadie salió de los inmediatos cañares, y bebieron sus campos durante una hora sin protesta alguna. ...

En la línea 1772
del libro la Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Bien se adivinaba viendo la turba de muchachos atrevidos y pegajosos que se iban colando en la barraca, y, cansados de contemplar, hurgándose las narices, el cadáver de su compañero, salían a perseguirse por el camino inmediato o a saltar las acequias. ...

En la línea 2108
del libro la Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero bien adivinaba el significado de aquel imperioso «¡Vete!» del valentón, apoyado por las muestras de asentimiento de todos. ...

En la línea 2338
del libro la Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Estaban lejos, y, no obstante, adivinaba su nombre sonando en todas las bocas. ...

En la línea 672
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Pero, ¡bobito! ¡Si te calé desde el primer momento! ¡Si adivinaba el querer que me tenías y estaba muy alegre! Pero mi obligasión era disimulá. Una mocita no debe meterse por los ojos pa que le digan «te quiero». Eso no es decente. ...

En la línea 1457
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Rafael recordaba el final de su última entrevista. Cansado de suplicar, de llorar agarrado a la reja, de arrodillarse como un chiquillo, la desesperación le había hecho prorrumpir en amenazas. ¡Que le perdonase Fermín! pero en aquel momento se sintió capaz del crimen. La muchacha, cansada de sus ruegos, asustada de sus maldiciones, acabó por cerrar de golpe la ventana. ¡Y hasta ahora! Dos veces había ido de día a Marchamalo con la excusa de ver al señor Fermín; pero María de la Luz escondíase, apenas adivinaba su caballo galopando por la carretera. ...

En la línea 1970
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Salvatierra adivinaba estos pensamientos en los ojos hostiles. ...

En la línea 264
del libro el Cuervo
del afamado autor Leopoldo Alias Clarín
... Cuervo se daba arte para irritar en la viuda el sentido íntimo de la salud, del bienestar que busca expansión; las esperanzas lejanas, que se ofrecían por diabólica influencia a la imaginación de la enlutada, Cuervo las adivinaba y las traía a la actividad para darles fuerza plasmante, despojándolas de todo aspecto de remordimiento. ...

En la línea 9251
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Ahora lo adivinaba ella como una amante adivina el del amado de su corazón, y, sin embargo, Milady detestaba y despreciaba a la vez a aquel débil fanático. ...

En la línea 8203
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La carta de don Juan escondida en el libro devoto, leída con voz temblorosa primero, con terror supersticioso después, por doña Inés, mientras Brígida acercaba su bujía al papel; la proximidad casi sobrenatural de Tenorio, el espanto que sus hechizos supuestos producen en la novicia que ya cree sentirlos, todo, todo lo que pasaba allí y lo que ella adivinaba, producía en Ana un efecto de magia poética, y le costaba trabajo contener las lágrimas que se le agolpaban a los ojos. ...

En la línea 8236
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Sentía en las rodillas el roce de la falda de Ana, más abajo adivinaba su pie, lo tocaba a veces un instante. ...

En la línea 9959
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y a pesar de la tristeza del traje y de la seriedad del continente, don Álvaro adivinaba en aquel grupo una seducción para las vetustenses; iba allí el prestigio de la Iglesia, el prestigio de la gracia, el prestigio del talento, el prestigio de la salud, de la fuerza y de la carne que medró cuanto quiso. ...

En la línea 10519
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La rubia hermosa, con brazos de escultura griega, no entendía cabalmente lo que iba diciendo, pero adivinaba el sentido de su arenga, y le daba el tono de intolerancia y de soberbia que le convenía. ...

En la línea 550
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Nadie hizo alusión a la vida anterior de Claudio. Jamás surgió en sus conversaciones el nombre de la viuda de Pineda. Como si no la conociesen. Se adivinaba que era cosa convenida entre ellos no hablar ni aludir a lo pasado. ...

En la línea 1327
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Desde España, el primer político de la época, que lo veía todo por oculto que estuviese—y lo que no sabía lo adivinaba—, había acabado por presentir la maquinación papal y francesa. Fernando el Católico se indigno al ver que un español convertido en Pontífice intentaba moverse solo, siguiendo una política independiente que podía resultar contraria a la suya. Como era hombre de acciones múltiples y contradictorias, valiéndose a la vez de minas y contraminas, hasta el punto de enmarañar las cosas de tal modo que, finalmente, sólo él conocía el hilo conductor, buscó ponerse de acuerdo en secreto con el rey de Francia para repartirse entre ambos los territorios de Nápoles, si es que la tal partición resultaba inevitable, y envió al mismo tiempo una embajada amenazadora al Papa, pretendiendo asustarlo. ...

En la línea 1419
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En Nápoles, el rey Federico, que adivinaba un próximo ataque del monarca francés y de César Borgia, dio libertad a sus escritores para que agrediesen con la pluma a la familia papal. El rey de España, desde lejos, aprobaba igualmente esta guerra contra un compatriota que había osado emanciparse de su autoridad. Venecia era un foco de propaganda, antiborgiana. En Florencia, los consejeros del Estado indicaban a Maquiavelo la necesidad de impedir que César continuase sus campañas fuese como fuese, lo que significaba, en el lenguaje de entonces, la conveniencia de asesinarlo. ...

En la línea 1476
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Figuraba en su corte ambulante un ciudadano de Florencia llamado Nicolás Maquiavelo. La República florentina, justamente alarmada por los progresos de César, había encargado al más sutil de sus diplomáticos que le siguiese de cerca a fin de adivinar sus! intenciones. El duque, tan diplomático como él, adivinaba esta hipócrita vigilancia, comunicándole únicamente aquello que le convenía decir. De todos modos, Maquiavelo se mostraba cada vez más convencido de que este conquistador de veinticuatro años acabaría por adueñarse de Florencia y demás estados inmediatos, creando una Italia única y compacta bajo el protectorado de los pontífices. ...

En la línea 616
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mi madre nunca quiso dejármelo leer. La pobre adivinaba que su lectura acabaría con mi tranquilidad, haciéndome infeliz por todo el resto de mis años. Al morir ella lo recogí como única herencia, y sin saber por que, a impulsos de un confuso instinto, no quise enseñárselo al profesor Flimnap. ...

En la línea 836
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los dos amantes agradecieron al Gentleman-Montaña su protección. Pero a pesar de esta gratitud, se adivinaba en ellos que hubiesen preferido verse solos, sin la obligación de conversar con el gigante. ...

En la línea 1692
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero el telegrafista, un jovenzuelo de ojos maliciosos, le miraba sonriente, y se adivinaba en su sonrisa algo que tal vez tenía relación con el despacho. ...

En la línea 1110
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Guillermina no le quitaba los ojos, que con los guiños se volvían picarescos. Era una maravilla cómo le adivinaba los pensamientos. Parece mentira, pero no lo es, que después de otra pausa solemne, dijo la Pacheco estas palabras: ...

En la línea 2167
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La prójima adivinaba más que entendía esto, que era contrario a sus sentimientos; pero como lo decía un sabio, no había más remedio que contestar a todo que sí. Viendo que hacía indicaciones afirmativas con la cabeza, el cura se animaba, añadiendo con énfasis: ...

En la línea 5817
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Veo que me crees y haces bien. Lo que te he dicho ha salido siempre verdad. Yo lo sé todo, y mi razón me presenta la vida como un panorama ante los ojos. Es un don que recibí de Dios. Cuando estaba loco, adivinaba por inspiración; bien lo sabes, y recordarás que te anuncié todo lo que iba a pasar… La verdad venía entonces a mí envuelta en una especie de simbolismo, como las verdades reveladas a los pueblos de Oriente. Pero luego entré en la época de la razón, y la verdad se me ofrece clara y desnuda, y desnuda y clara te la digo. ¿Acerté a encontrarte cuando todos me decían que te habías muerto? ¿Acerté a descubrir lo de Aurora con los detalles de casa, hora a que se reunían, etcétera? Pues ya ves. Nada se me esconde, y lo que acabo de decirte es el Evangelio. Has dado la victoria a tu enemiga… aguanta el golpe. Tu víctima y tu verdugo serán felices y tendrán muchos hijos». ...

En la línea 1709
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... ¿Y Rosario? Rosario no volvió por su casa. La siguiente vez que le llevaron la ropa planchada fue otra la que se la llevó, una mujer cualquiera. Y apenas se atrevié a preguntar por qué no venía ya Rosario. ¿Para qué, si le adivinaba? Y este desprecio, porque no era sino desprecio, bien lo conocía y, lejos de dolerle, casi le hizo gracia, Bien. Bien se desquitaría él en Eugenia. Que, por supuesto, seguía con lo de: «¡Eh, cuidadito y manos quedas!» ¡Buena era ella para otra cosa! ...


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Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras v;b

Reglas relacionadas con los errores de v;b

Las Reglas Ortográficas de la V

Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.

Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.

Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.

Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.

Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.

Por ejemplo: divertir, división.

Excepciones: dibujo y sus derivados.

Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.

Las Reglas Ortográficas de la B

Regla 1 de la B

Detrás de m se escribe siempre b.

Por ejemplo:

sombrío
temblando
asombroso.

Regla 2 de la B

Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.

Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.

Regla 3 de la B

Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.

Por ejemplo: albanés, albergar.

Excepciones: Álvaro, alvéolo.

Regla 4 de la B

Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.

Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.

Excepciones: movilidad y civilidad.

Regla 5 de la B

Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.

Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.

Regla 6 de la B

Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.

Regla 7 de la B

Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.

Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.


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